PHILOSOPHICUS
Desde Buenos Aires :
Reproducimos esta entrevista realizada al
Economista Julio Gambina, quien sin ambages
responde respecto a este asunto contraversial
que ha merecido encendidas polèmicas en Argentina.
Martes, 12 de Agosto del 2,014
Por:Mario Hernandez
Para analizar la actualidad de la economía
política estamos en comunicación con Julio Gambina. Estaba leyendo una
contratapa de Página 12 del 29.11.2003 firmada por José Pablo Feinman
(“el bueno”) que se titula “La deuda odiosa” y dice que no se debe
pagar.
Julio Gambina (JG): Suscribo.
MH: ¿Por qué?
JG: Porque la deuda odiosa es aquélla que provoca un gobierno ilegítimo a
espaldas del pueblo. El antecedente más cercano es la calificación que
hizo EE. UU. cuando invadió Irak y se hizo cargo del gobierno en
relación a la deuda tomada por Saddam Hussein y, por lo tanto, no la
reconocieron.
MH: ¿La deuda externa argentina es una deuda odiosa?
JG: En origen contemporáneo fue contraída por la última dictadura
militar aunque se remonta de antes, sin embargo, el problema de la deuda
que hoy tenemos remite puntualmente a la dictadura y fue investigada
por la denuncia de Alejandro Olmos hasta 1983. El Juez Ballesteros, en
junio del 2000, emitió una sentencia donde encuentra 477 casos de fraude
y califica a la deuda de ilegítima e ilegal, y como fue tomada en
tiempos de la dictadura militar es odiosa.
Los gobiernos constitucionales, lo que han hecho en todos los períodos
presidenciales, son procesos de renegociación de la deuda intentando
legitimar algo que es ilegítimo y es odioso.
MH: Interpreto que no suscribís la política de Fernández de Kirchner-Kicillof respecto al tratamiento de los fondos buitre.
JG: Para nada, no solo con los fondos buitre, sino con todo el
tratamiento de la deuda porque lo que no ha hecho este gobierno ni los
anteriores fue investigar la deuda, una auditoría, en todo caso están
las investigaciones de la justicia que no han llegado a cumplirse. La
sentencia del 2000 fue pasada al Parlamento y éste, salvo un debate que
duró una jornada, no hizo otra cosa a pesar que la Constitución Nacional
sostiene que es el Poder Legislativo el que debe ocuparse de la deuda
externa. En eso se escudó Ballesteros para no tomar determinaciones más
allá de la sentencia.
MH: ¿Qué deberíamos hacer frente a esta situación de acuerdo a tu criterio?
JG: Suspender los pagos ya. Esta semana que pasó se le pagaron U$S 650
millones al Club de París. Esa deuda es todavía más odiosa que el
conjunto de la deuda odiosa porque mayoritariamente fue asumida en
tiempos de la dictadura. En vez de negociarla por los U$S 9.700
millones, que empezaron a pagarse en estos días, hay que suspender los
pagos e investigarla, lo que no se ha hecho. Muchos dicen que no se
puede porque ya se han hecho varias renegociaciones, pero se puede ir
para atrás e investigar con mucha fuerza.
El plan gubernamental para resolver los problemas del sector externo falló
MH: Algunos datos preocupantes. Cuatrocientas mil cuentas salariales
fueron canceladas, en la industria automotriz ya no existen solo
suspensiones, empezaron los despidos, el saldo comercial en el primer
semestre ha estado un 28% por debajo del mismo período del 2013, las
exportaciones cayeron un 10%. Ante este cuadro, ¿qué le suma la
situación de la deuda externa?
JG: El plan del gobierno era resolver los temas pendientes en el sector
externo, es decir, aceptar las sentencias del CIADI y empezar a
pagarlas. Eso se hizo. Se pagaron U$S 600 millones. Compensar a Repsol
por la expropiación parcial de YPF. Se hizo. Se emitieron bonos para
pagar esa deuda por U$S 5.000 millones. Tercero, negociar con el Club de
París. Se hizo por U$S 9.700 millones y ya se pagó la primera cuota con
bonos de la deuda y en cuarto lugar, se esperaba resolver el problema
de los fondos buitre e imaginaban que la Corte Suprema de Justicia
norteamericana iba a tomar el tema y por lo menos postergarlo hasta
enero del año que viene y evitar una potencial demanda de los acreedores
que entraron en el canje de deuda.
Esa cuarta parte del plan falló. En ese punto estamos ahora y, por lo
tanto, toda la estrategia que había para que Argentina volviera al
mercado de préstamos de divisas y al mismo tiempo atraer capitales
externos para inversión, principalmente energética en Vaca Muerta,
parece naufragar.
El plan que hubo desde fines del año pasado y todo este año se viene
abajo y de alguna manera, supongo, que el gobierno estará pensando cómo
intentar superar los importantes cuellos de botella que hay en este
momento.
Entre otros problemas que completarían tu pregunta, está que el Banco
Central venía comprando dólares y de alguna manera recomponiendo las
reservas internacionales. Ahora con el pago al Club de París y los
vencimientos que se vienen, comenzó a perder reservas internacionales.
MH: La presencia en Argentina de los presidentes ruso y chino, y la
constitución de nuevas instituciones financieras dependientes de los
BRICS, ¿nos favorecen?
JG: Primero hay que decir que las instituciones que se anuncian en la
cumbre de los BRICS son a crear no antes del 2016. En la coyuntura
argentina actual solo da para la imaginación que Argentina pueda
solicitar un préstamo, alguna asistencia financiera o cosa por el
estilo. Lo concreto es el acuerdo firmado entre Argentina y China para
llevar adelante un crédito entre ambos por un equivalente a U$S 11.000
millones pero en monedas locales. China facilita el equivalente en
yuanes o renminbi, del mismo modo Argentina le puede prestar a China, si
necesitara de nuestra ayuda, en pesos argentinos, y te pido que no te
rías.
MH: Para nada. Te voy a contar algo que me pasó hace muchos años. En
1998 visité Londres y mostraba el billete de un peso a los ingleses y
les decía one dollar. Ellos sí se reían.
JG: Pero da para imaginar porque hay una relación de cooperación con
China, pero de allí a que pueda llegar a necesitar el financiamiento
argentino, cuando China es la fábrica y el prestamista del mundo, el
principal inversor en bonos del Tesoro estadounidense, el principal
ahorrista en activos de ese país y financiador de su déficit fiscal, con
lo cual es un gran banquero mundial, no un demandante de crédito, es
cuando menos exagerado.
Hay que convencer a la población del costo que supone pagar la deuda externa
MH: La última vez que te entrevisté me llamó un oyente para hacerme una
crítica. Muy bien el análisis pero no escucho propuestas, me dijo.
¿Tenemos una salida, tiene salida Argentina?
JG: Me parece excelente la observación del oyente, en general perdemos
mucho tiempo en explicar porque en Argentina hay un partido único de la
deuda que domina los medios de comunicación y ha generado un sentido
común mayoritario en la población, entonces hay que explicar mucho.
MH: Lamentablemente. Hay que dar una batalla cultural.
JG: Lo primero es la batalla ideológica, cultural, propagandística,
tenemos que ganar un nuevo sentido común. Hay que convencer a la
población del costo que supone pagar. Mucha gente habla del costo de no
pagar, la prensa en general habla del costo del default. El costo de los
despidos, las suspensiones, la inflación vienen de antes, no del
default.
La inflación escondida bajo la alfombra arranca en el 2007, van siete
años. El gobierno cambió el índice de precios al comenzar el año y no
hubo explicaciones, simplemente discontinuidad, hasta aquí llegó el
anterior y ahora empieza uno nuevo. No hay más análisis del tema y
actualmente se vuelve a discutir la credibilidad de los datos de la
evolución inflacionaria por parte del Indec que ha discontinuado muchas
estadísticas. El propio Ministerio de Trabajo utiliza creativamente
datos del Indec, por ejemplo, de la Encuesta Permanente de Hogares.
Entonces, la primera cuestión es que hay que hacer un gran debate sobre
el diagnóstico porque si no lo tenés claro es muy difícil encontrar la
salida.
Por supuesto que Argentina tiene salida, pero primero tenés que
descubrir cuál es el problema que hay. A partir de ese diagnóstico
discutido socialmente, mayoritariamente, es que podés hacer una
propuesta de cambio de modelo productivo y de desarrollo. Para que me
entiendan voy a dar un ejemplo. Hay muchos. Cambiar el modelo productivo
es cambiar la política agraria e industrial.
La política agraria, para decirlo muy simplemente, es la sojización y la
subordinación a las transnacionales de la alimentación y la
biotecnología cuando habría que desarrollar un programa de soberanía
alimentaria que ponga a discutir qué, para quién, cómo producir, que
genere y aliente la agricultura familiar y comunitaria, el desarrollo
cooperativo y social del conjunto del país, es decir, a la política de
industrialización de la ruralidad, oponerle una política de desarrollo
de la soberanía alimentaria.
Ese es todo un programa que no es sencillo hacerlo, no es golpear los
dedos y empieza a funcionar la nueva estructura, requiere de un gran
debate político e ideológico, de una articulación de la producción
agraria con las universidades públicas y los institutos de desarrollo
tecnológico, es mucho lo que se puede hacer.
En la industria, por ejemplo, Argentina acaba de hacer un convenio con
China para la provisión de material ferroviario y muchos trabajadores
despedidos de la industria ferroviaria o automotriz se preguntan por qué
compramos el material hecho por otros si Argentina tiene historia de
haberlo hecho y puede hacerlo en la actualidad. Eso no se hace de la
noche a la mañana, hay que reconvertir la industria para que esos
trabajadores, que hoy están siendo despedidos o trabajando para los
intereses de la multinacionales del automotor, lo dinamicen para la
industria ferroviaria. Es un ejemplo, pero podríamos dar muchísimos más.
MH: Dejemos acá porque hay otros invitados al programa y como bien
señalaste este es un problema extenso. La próxima vez que te entreviste
arranquemos de aquí para seguir desarrollando esta idea que Argentina
tiene una solución.
JG: Algo muy breve para terminar. Esta semana se está lanzando una
Asamblea Permanente por la suspensión de los pagos. Hoy hubo una reunión
y mañana se iba a hacer una conferencia de prensa, pero la hemos
transformado en una campaña de difusión con mesas en todo el país para
la semana que viene.
Después te haré llegar toda la información, pero me adelanto para que la
población sepa que un conjunto de organizaciones sociales, políticas,
populares y personalidades nos largamos a una campaña pública para
enfatizar que hay que suspender los pagos de la deuda externa ya y
auditarla para generar condiciones de cambio del modelo económico en el
país.
*****Publicado originalmente en ARGENPRESS el 07 de agosto del 2,014
*****Publicado originalmente en ARGENPRESS el 07 de agosto del 2,014