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LA CONTAMINACIÓN QUE PROVOCA LA MINERA YANACOCHA

Asociación de San Pablinos Residentes en Cajamarca

Av. Chanchamayo Nº. 1630- Cel. 976840611- RPM:#946255

M E M O R I A L

EXCELENTISIMA

SEÑORA
DRA. ANADA TIEGA

SECRETARIA EJECUTIVA DE CONVENCION DE HUMEDALES RAMSAR.

PRESENTE:

Reciba el cordial saludo de la heroica Provincia de San Pablo, perteneciente al Departamento de Cajamarca, lugar donde un 13 de Julio de 1882, nuestros valientes progenitores y compatriotas, lucharon con coraje defendiendo hasta con sus vidas nuestro suelo patrio que en ésa época había sido invadido por los vecinos del sur, Chile.

Habiendo ya transcurrido 127 años del problema abusivo y prepotente de los Chilenos quienes con apetito voraz, mancillaron el honor de nuestros antepasados, y hoy al parecer, la historia se repite, cuando nuevamente venimos siendo víctima de los inversionistas extranjeros a quinees nuestros gobernantes le entregan nuestra riqueza a cambio de pobreza.

Distinguida Dra. Sucede, que en esta parte del mundo que se llama Alto Perú en el Distrito de Tumbadén existen, 280 lagunas que constituyen un humedal con características ecológicas y depósito natural de agua dulce que dan vida a 04 importantes valles: 1). El Llaucano, que va hasta Lambayeque, 2). El Jequetepeque, hasta La Libertad, 3). Cajamarca y 4). Marañón. Es decir fuente de vida de muchos Departamentos en el norte del Perú.

Las 280 lagunas del Alto Perú no tienen status de humedal de importancia internacional. Aún asi, el INRENA como Autoridad Administrativa de la Convención Ramsar no ha emitido reglamentación de directivas acerca de las 280 lagunas, a fin de evitar que se incremente el deterioro de los humedales.

Es más, han transcurrido cerca de 6 años de negligencia estatal. Las recomendaciones del Informe de Auditoria de Gestión Tema 26 relativo al cumplimiento de la Convención de Ramsar 2003 señala que para evitar el incremento del deterioro se requiere una reglamentación de directivas para humedales sin status de humedal internacional.

A consecuencia de ello, la empresa minera Yanacocha SRL. Desde el 2004, ha solicitado a la Junta de Usuarios del Distrito de Riego del Jequetepeque (JUDRJ), se le otorgue para hacer sus actividades Mineras; quien muy benevolentes, le han otorgado sendas resoluciones a favor de la minera, burlándose de las las normas de protección adoptadas por la Municipalidad Provincial de San Pablo en la Ordenanza Nº.001-2007,del Mes de Febrero 2007, que conserva 2,960 Ha. como zona ecológica, turística y preservación de sus recursos hídricos que son fuente de vida de importantes valles.

El 25-05-2007, Minera Yanacocha, interpone demanda contra la Ordenanza Municipal, aduciendo que ésta atenta contra la libertad de empresa, industria, trabajo de la propiedad privada y constituyéndose una amenaza para el ejercicio de sus actividades mineras; que felizmente la autoridad judicial en dos oportunidades le ha dicho no a la minera; pero como ésta sigue en su terquedad, a quejado a la Municipalidad Provincial ante el TCR. El mismo que ha visto el caso el 27 de Abril del 2009 en Arequipa y que hasta la fecha no hay respuesta, pece que éstos magistrados han manifestado que el resultado se dará en 10 días.

La ausencia de directivas que protejan los humedales, en general, en los últimos 6 años, ha permitido que se desvíen aguas de las lagunas, reserven aguas para actividades no tradicionales y se conviertan en diversos humedales en vertederos de desechos.

El 10 de diciembre último pasado, la Asamblea de Naciones Unidas aprobó el protocolo facultativo de los DESC. Ahí, con toda nitidez se reconoce la ciudadania global respecto al ejercicio de los derechos ambientales


PETITORIO:

Como se ha mencionado anteriormente, las 280 lagunas de Alto Perú proveen servicios ambientales a toda forma de vida del Valles arriba mencionados, Razón por el cual, solicitamos, a su honorable persona, que se notifique al INRENA para que disponga directivas para elaborar un Plan Maestro que proteja dichos humedales, y de esta forma amparar el derecho humano a un ambiente sano.

Por lo anteriormente señalado es que recurrimos a vuestro despacho con la finalidad de que notifique al Jefe del INRENA y puedan proteger las 280 lagunas del Alto Perú de inversiones mineras que necesitan el subsuelo, suelo y sobresuelo para actividades no tradicionales.

POR LO TANTO:


Rogamos a su alta investidura, que envié una notificación y por esa vía se regularice la ausencia de directivas de protección de los humedales reconocidos como 280 lagunas del Alto Perú, ubicadas en el Distrito de Tumbadén, Provincia de San Pablo, Departamento de Cajamarca.

Cajamarca, 08 de Agosto del 2009.

Atentamente,

Lic. Edilberto Barranhtes Terán

DNI. 17873287

Cajamarca

Presidente

Contra la Contaminación Ambiental

FRENTE UNICO NACIONAL
DE LOS PUEBLOS DEL PERÚ

El Frente Unico Nacional de los pueblos del Perú integrado por la gloriosa CONFEDERACION C AMPESINA DEL PERU y varios frentes regionales del país, por acuerdo de su asamblea constitutiva realizada en Arequipa el 27 de setiembre del 2008 y de su primer Congreso Nacional realizado en la ciudad de Lima el 28 de marzo 2009 se adhiere a la lucha de los pueblos, comunidades campesinas y amazónicas contra la contaminación ambiental y este punto integra la plataforma de lucha nacional del FUNPP.

En tal sentido, de manera particular y expresa nos adherimos solidaria y clasistameente a la lucha contra la minera YANACOCHA que opera en Cajamarca con catastróficos resultados para el medio ambiente y b particularmente para la vida de más de un millón de cajamarquinos donde ahora se sienten los estragos del esparcimiento del cianuro y metales pesados como el plomo, mercurio elementos que ahora están presentes en la sangre de la población según los análisis de sangre prcticados.

Sólo al imperialismo y su gobierno aprista lacayo ve con buenos ojos este tipo de inversión que nada tiene de inversión para el desarrolloi sino que es un saqueo donde los imperialistas se llev an miles de millones de dólares cada año con la complicidad de apristas, pepecistas, fujirratas, y sus alidos como patria roja que por la mamadera de la derrama magisterial se suma al infame pacto antipopular.

El FRENTE UNICO NACIONAL DE LOS PUEBLOS DEL PERU invita a las organizaciones populares de Cajamarca a participar en la asamablea nacional a realizarse el sábado 10 de setiembre a partir de las 10 am en el local de la ex cooperativa Santa Elisa ubicado en Jr. CAILLOMA 824 centro de Lima.

En la asamblea nacional estaremos aprobando un PRONUNCIAMIENTO NACIONAL acerca de la situación actual que incluye el tema de la contaminación ambiental, el tema de las leyes de la selva, la concesión del puerto de PAITA, el tema de la municipalización de la educación, el tema de la corrupción, acciones de lucha que incluyen la lucha por la nulidad de los 102 decretos legislativos de los TLC, NULIDAD DE LOS TLC, convocatoria a la ASAMBLEA CONSTITUYENTE.


TODO EL APOYO A LA LUCHA DEL PUEBLO DE CAJAMARCA

VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PERUANO

SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DEL MAGISTERIO PIURANO QUE INICIARÁ LA HUELGA EL 15 DE OCTUBRE


JAVIER ALBAÑIL ORDINOLA
SECRETARIO DE ORGANIZACION
FRENTE UNICO NACIONAL DE LOS PUEBLOS DEL PERÚ



Gobierno golpista levanta decreto de emergencia en Honduras

Martes 6 de Octubre de 2009

LOS TITULARES DE HOY


EL RESTO DE LA HORA DE DEMOCRACY NOW!

  • Acoso a Twitter: un activista de Nueva York es arrestado por usar la red social durante las manifestaciones contra el G-20 en Pittsburgh

    Madison-web

    Elliot Madison fue arrestado el mes pasado cuando la policía allanó su habitación de hotel durante las manifestaciones contra el G-20 celebradas en Pittsburgh. La policía afirma que Madison y otro acusado emplearon computadoras y un escáner de frecuencias para seguir los movimientos de la policía, información que después distribuían a los manifestantes a través de teléfonos móviles y la red social Twitter. Madison ha sido acusado de obstaculizar detenciones o acusaciones, uso delictivo de un dispositivo de comunicaciones y posesión de instrumentos delictivos. Exactamente una semana después, el hogar de Madison en Nueva York fue allanado por agentes del FBI, que lo registraron durante 16 horas. Hablamos con Elliot Madison y con su abogado, Martin Stolar.

    Escuche/Vea/Lea (en inglés)
  • ¿Una subvención encubierta de 34.000 millones de dólares para los bancos? Un estudio revela de qué forma los contribuyentes están subvencionando a Bank of America, Citigroup, Wells Fargo y otros grandes bancos

    Wallst-web

    Uno de los principales vocablos acuñados durante el colapso económico en Estados Unidos es “demasiado grandes para quebrar”. El gobierno ha girado miles de millones de dólares a grandes empresas financieras con la excusa de que su quiebra supondría un golpe fatal a la recuperación económica. Un nuevo estudio ha calculado el costo del planteamiento “demasiado grandes para quebrar”, y equivale a una subvención pagada por los contribuyentes mucho mayor de lo que se pensaba. El Centro de Investigaciones Económicas y Políticas (CEPR, por sus siglas en inglés) afirma que el rescate financiero ha permitido a los bancos que son “demasiado grandes para quebrar” pagar tasas de interés significativamente más bajas que las que pagaban bancos de menor envergadura. Según una estimación, tal diferencua equivale a una subvención para los 18 mayores bancos del país de 34.100 millones de dólares al año. Esa cantidad representa casi la mitad de las ganancias anuales combinadas de las compañías propietarias de los bancos. Hablamos con Dean Baker, autor del estudio.

    Escuche/Vea/Lea (en inglés)
  • Se avecina una batalla ambiental en Nueva York por una perforación para la extracción de gas natural

    Nyc-water-web

    La semana pasada, los reguladores gubernamentales abrieron la puerta a la extracción de gas natural en la cuenca de Shale Marcellus, que suministra agua potable a unos quince millones de personas, entre ellos nueve millones de neoyorquinos. Se cree que la cuenca, que abarca desde Nueva York hasta Kentucky, contiene algunos de los mayores depósitos de gas natural del mundo. Las personas que están a favor de la extracción aseguran que ésta impulsará la recuperación económica del país y reducirá la dependencia del petróleo extranjero. Pero los ambientalistas advierten que la extracción podría contaminar el suministro de agua de Nueva York, como ya ha ocurrido en otros estados. Las regulaciones propuestas están ahora abiertas a comentario público hasta finales del próximo mes, a lo que seguirá un dictamen definitivo a principios del próximo año.

    Escuche/Vea/Lea (en inglés)

Latinoamérica tiene alto Índice de Desarrollo Humano según informe de PNUD

 El PNUD señala que Latinoamérica tiene mayor calidad de vida. (Foto: Archivo)
El PNUD señala que Latinoamérica tiene mayor calidad de vida. (Foto: Archivo)

Latinoamérica alcanza un índice promedio de 0,821, según el informe

anual del Programa de las Naciones Unidas. Esto significa que países latinoameicanos tienen un buen promedio en cuanto a nivel de vida, PIB y alfabetización.



















TeleSUR

Varios países de Latinoamérica poseen un alto Índice de Desarrollo Humano (IDH), según el informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que reveló este lunes que la región tiene un índice promedio de 0.821, en una escala que tiene como nivel óptimo uno y como inferior cero.

Para la medición del índice de desarrollo humano, se consideran factores como la expectativa de vida de la población de un país, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y el nivel de alfabetización en adultos, así como la matriculación primaria, secundaria y terciaria.

El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas detalla que la esperanza de vida de la población latinoamericana es de 73 años y se estima que la tasa de alfabetización en adultos alcanza un 91,2 por ciento.

En cuanto al índice combinado de matriculación estudiantil, llega a un 83, 4 por ciento y el PIB per cápita, alcanza a 10 mil 77 dólares.

Son 182 países objetos de medición, entre los cuales Chile ocupa el puesto número 44, seguido por Argentina (49) Uruguay (50), Cuba (51), Bahamas (52), México (53), Costa Rica (54), Venezuela (58), Panamá (60) y Brasil (75).

Entre los países de Latinoamérica que poseen un nivel más bajo en el estudio segun el PNUD destacan Colombia que ocupa el puesto 77 en el nivel de desarrollo humano y seguido de Perú (78), Ecuador (80), República Dominicana (90), Jamaica (100), Paraguay (101), El Salvador (106), Honduras (112), Bolivia (113), Guatemala (112) y Nicaragua (124).

El informe del PNUD, sin embargo, no registra los efectos de la reciente crisis financiera internacional, porque los datos que sirvieron para su elaboración corresponden a 2007.

Según el sitio en Internet del programa de las Naciones Unidas el Índice de Desarrollo Humano fue presentado por primera vez en el año 1990, desde entonces el informe se publica anualmente. Además de exponer los IDH, cada informe se centra en un tema de interés actual que incluye el análisis y recomendaciones políticas.

El informe se traduce en más de una docena de idiomas y se publica en más de 100 países cada año.

Migración inevitable

En otro informe del PNUD, que se denomina, Superando Barreras: movilidad y desarrollo humano, el programa señala que el problema de migración es inevitable y también es un punto importante para el desarrollo humano. Asimismo, destaca que la migración puede mejorar el nivel humano de quienes se desplazan de sus regiones y de los que permanecen en su lugar de origen.

"La migración puede ser una fuerza positiva que contribuya considerablemente al desarrollo humano", señala Helen Clark, administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. "Pero para aprovechar sus beneficios, tiene que haber un entorno normativo propicio, tal como se propone en este informe"

Muchas personas migran de su país para aumentar su expectativas de vida, sin embargo, no siempre trae beneficios, pues según el informe "son las condiciones del traslado las que determinan en gran medida qué tanto provecho pueden sacar las personas de un cambio de su lugar de residencia habitual".

teleSUR-Undp-Sdp-yi - MM

Campaña mundial contra el hambre beneficiará a mexicanos en pobreza



 La Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos entregará suministros desde este martes hasta el 26 de este mes. (Foto: Archivo)
La Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos entregará suministros desde este martes hasta el 26 de este mes. (Foto: Archivo)

Unas 200 mil personas recibirán esta dotación de alimentos pues según estudios independientes, se calcula que la mitad de los mexicanos vive en la miseria y una tercera parte en pobreza extrema.

















TeleSUR

Desde este martes y hasta el día 26 de este mes, los mexicanos que viven en creciente pobreza recibirán los beneficios de la campaña mundial Unidos contra el Hambre, ayuda que provendrá de la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA).

Así lo señaló el presidente de esa institución, Luciano Aimar, al conocerse que cada año México desperdicia 10 millones de toneladas de comida, según fuentes oficiales.

Alrededor de un millón 200 mil personas reciben esta dotación de la AMBA, cuya meta es atender a 3 millones de ciudadanos para 2013, momento en que la gestión de Aimat habrá caducado.

La entidad dió a conocer que los índices de hambre en el país centroamericano son preocupantes en estados como Guerrero, Chiapas, Oaxaca y las sierras de Puebla, Durango y Jalisco.

AMBA se encarga también de educar a las personas para mejorar su nutrición y conservar huertos de autoconsumo, además de entregarles provisiones que cubren hasta el 40 por ciento de la dieta diaria.

Los alimentos llegan a estas personas gracias al apoyo recibido por el Gobierno federal, estatal y de otras compañías.

Fuentes de la Secretaría de Desarrollo Social y del Gobierno Federal y estudios independientes revelan que en la actual administración, el número de personas que viven en pobreza alimentaria ha aumentado en seis millones, así como también indican que la mitad de los mexicanos vive en miseria y una tercera parte en pobreza extrema.

TeleSUR - PL / dg -PR

Posada Carriles aún no da cuenta ante la Justicia por Crimen de Barbados

 El también terrorista, Orlando Bosch, permanece libre y se residencia en la ciudad de Miami, Florida (EE.UU.). (Foto:Archivo)
El también terrorista, Orlando Bosch, permanece libre y se residencia en la ciudad de Miami, Florida (EE.UU.). (Foto:Archivo)

Posada Carriles y demás coautores del crimen jamás han sido juzgados por el horrendo acto terrorista perpetrado contra Cuba, por lo que cada 6 de octubre constituye, además de dolor, un motivo de denuncia permanente.






















 El terrorista Posada Carriles, tiene cuentas pendientes con la Justicia de EE.UU. pero sólo por delitos de inmigración.(Foto.Archivo)

El Terrorista Posada Carriles, tiene cuentas pendientes con la Justicia de EE.UU.
pero sólo por delitos de inmigración.(Foto.Archivo)


TeleSUR

Este martes se cumplen 33 años del más grave atentado perpetrado contra Cuba, la voladura del avión de la aerolínea Cubana con 73 personas a bordo en 1976, macabro hecho de la autoría del terrorista Luis Posada Carriles, quien aún no da cuenta ante la justicia por ese crimen.

El 6 de octubre de 1976 un vuelo de Cubana transportaba al equipo nacional juvenil de esgrima de Cuba, que regresaba victorioso a su país luego de su participación en el Campeonato Centroamericano y del Caribe celebrado en Venezuela.

El avión partió de Caracas rumbo a Trinidad y Tobago, desde donde siguió a Barbados en su última escala hacia Cuba pero, pocos minutos después de haber despegado, el estallido de una bomba en el interior de la aeronave causó la muerte instantánea de los pasajeros y tripulantes de la aeronave.

Las últimas palabras del capitán de la tripulación y el estallido de una segunda bomba quedaron grabados como prueba testimonial del acto terrorista, conocido como el Crimen de Barbados.

Además de Posada Carriles, la autoría material del hecho se atribuye al cubano Orlando Bosch, quien estuvo encarcelado en Venezuela por este atentado y salió libre en 1988.

A 30 años del crimen, los autores materiales de este macabro hecho no han pagado por sus delitos, gracias a que Bosch, de nacionalidad cubana, fue indultado en 1990 por el Gobierno estadounidense. Actualmente vive en Miami, Florida, Estados Unidos.

Luis Posada Carriles, que se fugó de una cárcel venezolana en 1985, también permanece en Estados Unidos, donde es juzgado, aunque no precisamente por terrorista sino por delitos de inmigración.

Su extradición está siendo reclamada por Venezuela desde el año 2005, cuando fue recluido en una prisión estadounidense en El Paso, Texas.

Las autoridades de Estados Unidos están obligadas legalmente a extraditar a Posada Carriles a Venezuela, ya que en cuanto a la legislación interna, existe la llamada Ley Patriótica estadounidense, mientras que en el plano exterior, entre otros, están las disposiciones contra el terrorismo internacional y el Tratado de Extradición entre ambos países.

Sin embargo, como muestra de una indignante actitud, mientras tales terroristas permanecen libres, Estados Unidos matiene prisioneros a cinco cubanos desde hace más de 11 años, encarcelados por defender a su país de acciones vandálicas como la perpetrada por Posada Carriles y Bosch.

Se trata de los Cinco antiterroristas cubanos Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino y René González.

Terrorismo desde la CIA

El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, ha señalado directamente al Gobierno de Estados Unidos como el autor intelectual del atentado, luego de que se determinara que el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en en inglés) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), según documentos ya desclasificados, tenían conocimiento de los autores.

Tanto Posada Carriles como Bosch fundaron la llamada Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (Coru) en 1976 en República Dominicana, organización anticastrista de ultraderecha que fue conformada a instancias de la CIA.

Los dos terroristas y agentes de la Inteligencia estadounidense contaron con la complicidad del venezolano Hernán Ricardo, quien fue el responsable de colocar los artefactos explosivos en el avión.

Ricardo, quien también tiene un largo currículum al servicio de la CIA, trabajó para una firma de detectives privados en Venezuela, dirigida por Luis Posada Carriles, quien encubría las acciones terroristas contra entidades cubanas en el extranjero o de otros países que mantenían relaciones con Cuba.

Además, Posada Carriles agrega en su historial criminal y de violencia, la confesión pública que hizo a un diario estadounidense de haber organizado actos de sabotaje contra hoteles y restaurantes en La Habana en 1997, y su estrecha relación con Santiago Álvarez y Oswaldo Mitat, acusados en el estado de Florida por posesión de armas y explosivos.

El terrorista admitió a una reportera del diario The New York Times, en una entrevista en julio 1998, que recibió dinero de miembros de la Fundación Nacional Cubano-Americana para perpetrar acciones terroristas.

En esa entrevista, el terrorista además reconoció su responsabilidad en la voladura del avión y dijo: "De ser necesario, lo haría nuevamente".

Un documento del Gobierno Federal de Estados Unidos, divulgado por la prensa en Washington en marzo de 2006, admitió que Luis Posada Carriles es un terrorista y que su liberación representaría un peligro para la seguridad pública.

Pese a la condición de terrorista el Gobierno estadounidense se niega a extraditarlo a Venezuela para que sea juzgado por su responsabilidad en el atentado que cobró la vida de 73 personas.

En septiembre de 2006, el Comité de Familiares de las víctimas del Crimen de Barbados exigió al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, facilitar la aplicación de la justicia en ese horrendo atentado ocurrido en 1976.

En un comunicado, los integrantes de esa agrupación demandaron a Bush que haga cumplir las leyes de su país y los tratados internacionales.

"No cejaremos en nuestros empeños porque los terroristas comparezcan ante la justicia; no cejaremos en nuestros empeños por rechazar la hipocresía y la doble moral del Gobierno de Estados Unidos, que defiende la supuesta existencia de un terrorismo bueno y otro malo, y mientras no se haga la justicia, que nadie lo dude, haremos temblar la injusticia", apunta ese documento.

teleSUR-Pl/MFD

Movimientos armados en Latinoamérica: ¿Volverán?

Marcelo Colussi (especial para ARGENPRESS.info)

¿Qué pasó con las guerrillas?

Desde hace algún tiempo suele decirse que los movimientos armados en Latinoamérica, las legendarias guerrillas de corte socialista, han desaparecido, y además que ya no son una opción política válida. De ambas aseveraciones puede decirse que son relativas. Es decir: hay que ver quién dice eso, y en qué contexto.

Sin ningún lugar a dudas vemos que muchos, o quizá la mayoría de movimientos político-militares nacidos hacia los años 60 y 70 del pasado siglo desaparecieron, fueron derrotados en el plano bélico. Esa es una verdad inobjetable. La política contrainsurgente impulsada por Washington en el marco de la Guerra Fría, que dio como resultado la Doctrina de Seguridad Nacional en que se formaron las fuerzas armadas de la región, fue el factor clave para contener el ascenso de las luchas populares y los movimientos armados que se expandían por aquel entonces. Sería miope no ver que de casi todas esas guerrillas -muy bien organizadas en su momento, con fuerte impacto popular en muchos casos- hoy día no queda nada, o queda muy poco. O peor aún: lo que queda es un espíritu de derrota y un profundo miedo incorporado en el imaginario colectivo. ¿Cuántas de ella hoy ejercen el poder político en sus países? ¿Cuántas quedaron totalmente desintegradas?

En general, todos los movimientos armados que se alzaron para aquella época sufrieron terribles golpes merced a las guerras sucias que barrieron el continente, con tácticas que no repararon en nada. La desaparición forzada de personas, las torturas, los ataques indiscriminados contra población civil que jugaba el papel de su base social, el clima de militarización de toda las sociedades, la sistemática violación de derechos humanos básicos como parte de las campañas intimidatorias, todo eso fueron elementos de la maquinaria contrainsurgente con que se les derrotó en el plano militar. Pero lo importante a destacar es que ello no sólo significó una derrota bélica: fue, básicamente, una derrota para toda la población civil. Luego de ese tiempo de combate contra el “enemigo interno”, cuando el fantasma del “comunismo apátrida y ateo” fue el blanco de todas las fuerzas armadas de prácticamente todos los países latinoamericanos, lo que quedó fue una desmovilización mayúscula, terror instalado en todas las poblaciones, desánimo.

Sobre esa derrota -que es la derrota de las guerrillas, pero más aún lo es de los procesos organizativos de los pueblos- se erigieron las políticas de ajuste estructural que hicieron retroceder a todas las sociedades en varios años. En el medio de la euforia triunfalista del gran capital, reforzada por la caída del bloque soviético, se cerraron prácticamente todos los espacios de disidencia política. La idea de protesta armada quedó sepultada en el olvido. Los movimientos guerrilleros que lograron sobrevivir la debacle de las políticas neoliberales no tuvieron mucho más espacio político que negociar salidas decorosas (con mucho de rendiciones encubiertas, porque no había condiciones para seguir la lucha). Así, con suertes distintas, se transformaron en fuerzas políticas en el marco de las democracias constitucionales vigentes.

Retomando la afirmación con que se abría el artículo, podemos decir que es cierto en relativa medida que los movimientos armados desaparecieron, pero no lo es totalmente. En Colombia continúan vigente, y de hecho, de los dos grupos que operan, uno de ellos es el más viejo del continente, con ya más de 50 años de existencia y un poderío que no parece poder ser derrotado en lo inmediato (según estimaciones de estrategas tanto colombianos como estadounidenses, así se replegaran totalmente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia demorarían unos 20 años en ser vencidas en el plano militar). Por otro lado en Chiapas, en el sur de México, el movimiento zapatista (movimiento guerrillero bastante sui generis, por cierto, que no usa las armas, pero guerrilla al fin) sigue vivo y sin miras de ser derrotado en lo inmediato. Es decir: si bien en términos generales estas expresiones han sufrido derrotas contundentes en lo militar o se han “reciclado” pasando a formar parte del juego político vigente (con saco y corbata, y todo lo que eso significa), no puede decirse que hayan desaparecido en su totalidad: en algunos lugares siguen operativas y los planes geoestratégicos de Estados Unidos para todo su patio trasero las contempla como un factor importante del panorama político-social.

Pero lo más importante de la afirmación citada va en relación a si, hoy por hoy, son o no una forma política válida.

¿Opción política?

Habría que contextualizar la pregunta: ¿opción “válida” para quién? ¿En qué sentido? Para las derechas, obviamente que no lo son. Son subversivas, y punto. Es decir: son la más radical expresión de opción de cambio, mucho más que cualquier partido político de izquierda (los de saco y corbata), o que un movimiento popular incluso, visto que se ayudan con el poder de las armas. Ahora bien: para el campo popular, para quienes pueden pensar y anhelar genuinamente procesos de transformación, ¿constituyen hoy los movimientos armados una salida?

Después de las experiencias de terribles represiones vividas las décadas pasadas en Latinoamérica, y luego de la fenomenal marea mediática que une “izquierda” con “violencia” -ahí está el caso Chávez como patética expresión de esta matriz que ya se ha impuesto: el “autoritario castro-comunista que, mostrando los dientes, exporta su revolución y su socialismo del siglo XXI por otros países del área trayendo la confrontación”-; después de los fantasmas de una Guerra Fría que nunca se han extinguido -el “comunismo” sigue siendo malo y violento por antonomasia, “expropia televisores o artículos de cocina y roba niños para dárselos al Estado”-, después, incluso, del fracaso de proyectos de izquierda que se centraron en la acción armada (desde la columna guerrillera del Che en Bolivia hasta las guerrillas urbanas de Uruguay y Argentina, desde los movimientos guerrilleros de Venezuela de la década del 60 hasta el desaparecido Sendero Luminoso en Perú, etc., etc.), en todos los casos desarticulados y exhibidos como “fanáticos violentos” que sólo trajeron desgracia a los pueblos donde operaban; después de todo este historial no muy glorioso precisamente, queda la pregunta: ¿son realmente una opción válida para plantearse cambios revolucionarios?

En estos momentos, inicios del siglo XXI, el poder de la derecha política, de los grandes capitales, de la industria cultural que maneja planetariamente las cabezas de buena parte de -por no decir toda- la humanidad, es grande, muy grande, desmedidamente grande. Su poder asienta, entre otras cosas, en el miedo que ha creado, y en la sensación de casi invencibilidad con que se presenta. Los movimientos armados sobrevivientes pudieron comprobar fehacientemente este poder con el operativo que terminara en marzo del 2008 con el segundo comandante de las FARC, Raúl Reyes, en una incursión asistida con la más desarrollada tecnología militar que pudo detectarlo de noche en el medio de la selva. Ante ese sofisticado y aparentemente imbatible poderío militar cabe la pregunta práctica, lógica y necesaria, con los pies sobre la tierra, si es posible enfrentarse con visos de realidad a esa fuerza que se muestra tan colosal. Poder de fuego, por cierto, del que dispone la gran potencia del Norte y que se puede traspasar a las fuerzas armadas de cualquier país latinoamericano para controlar estos movimientos subversivos. Si la diferencia militar se muestra tan grande: ¿es legítimo entonces, es racional, es lógico plantearse la lucha armada hoy?

Esta es una pregunta no sólo práctica sino en definitiva -y quizá básicamente-, ética: ¿para qué se organiza un movimiento de lucha armada? ¿Qué se busca con una organización político-militar como cualquiera de las numerosas guerrillas que han surgido en Latinoamérica? (igual que en otras partes del mundo, en África, en Asia). La lucha armada no es un deporte, no se lleva a cabo por el puro placer de disparar tiros, obviamente. Tiene una finalidad política. Es un instrumento, una herramienta, un paso para la consecución de fines superiores: la toma del poder político acompañando procesos populares de construcción de un nuevo modelo de sociedad. Por eso, lo que la motiva es una cuestión profundamente ética, de convicciones, de principios irrenunciables. Aún a riesgo de parecer producto de un soñador desconectado de lo real, valen los versos de Luis Burela: “¿Con qué armas, señor, pelearemos? ¡Con las que les quitaremos! dicen que gritó”. Por todo ello, entonces, no deja de ser necesario aclarar lo que se preguntaba más arriba: después de las experiencias de movimientos armados fracasados, y ante la despolitización que sufren las sociedades productos de las represiones sufridas y de los planes neoliberales que sólo dejan espacio para la sobrevivencia a las grandes mayorías, ¿cómo encarar una lucha transformadora? ¿Son realmente válidas las expresiones armadas? Hoy por hoy, ¿pueden triunfar y dar paso a la construcción de experiencias como las de Cuba o Nicaragua, que fueron justamente triunfos de guerrillas acompañadas de pueblos movilizados?

Si vemos la respuesta de la derecha (la de Washington y la de las oligarquías nacionales de los países de América Latina), es que no. Luego de Nicaragua, la última revolución triunfante del siglo XX, en 1979, la represión fue feroz. Los movimientos armados de la región centroamericana, que al igual que los sandinistas podrían haber llegado a tomar el poder político con el fuerte apoyo popular con que contaban, fueron brutalmente reprimidos. El genocidio de Guatemala (200.000 muertos y 45.000 desaparecidos, proporcionalmente comparable al holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial) y las masacres de El Salvador (75.000 muertos) son la elocuencia de cómo se les cerró el camino a esos grupos insurgentes. Luego de feroces procesos de guerra sucia, ambos terminaron deponiendo las armas y concertado salidas negociadas a las guerras internas en que se encontraban. Puestos ya en la arena de la lucha constitucional, siguieron derroteros distintos, pero más allá de las evaluaciones de cómo se movieron cuando pasaron a la legalidad, sus posibilidades de impulsar transformaciones sociales quedaron muy menguadas. En Guatemala pasaron a ser una muy pequeña fuerza política casi sin incidencia parlamentaria, y en El Salvador, si bien ganaron la presidencia a principios del 2009 -con la figura de un extrapartidario, no hay que olvidar-, queda la pregunta de hasta dónde podrán profundizar cambios reales. De hecho, en este orden, el legendario movimiento urbano Tupamaros, de Uruguay, acompañó al actual presidente, Tabaré Vásquez, y ya vemos por dónde anda este gobierno (más de lo mismo, no pasa -o no puede pasar- de las recetas neoliberales). Entonces: ¿“traición” de los Tupamaros, o constatación de las posibilidades reales de cambio que puede ofrecer la legalidad capitalista?

La pregunta abierta gira básicamente en cómo construir alternativas reales para la transformación social; los movimientos armados que se creyeron una herramienta para ello algunas décadas atrás, hoy día abren estos interrogantes. ¿Quién está más cerca de la revolución socialista: los colombianos con dos grupos insurgentes muy operativos o, por ejemplo, los chilenos, con varios gobiernos elegidos democráticamente que se vienen sucediendo dentro de los patrones de la legalidad capitalista? ¿O el cambio será gradual, lento y sin traumas, como lo quiere la Revolución Bolivariana de Venezuela, socialismo por decreto? ¿Es posible cambiar algo? ¿Sigue siendo válido el socialismo revolucionario, o hay que declararlo ya finiquitado? ¿Qué significan los recién festejados 60 años de “socialismo” chino, ahora en su versión de socialismo de mercado -y cuarta potencia mundial en lo económico, con poderosos arsenales nucleares-? ¿Sigue teniendo sentido el llamado a “enmontañarse” para luchar por un mundo nuevo?

¿Es posible cambiar algo?

Esto lleva a plantear el papel de las vanguardias revolucionarias -¡menudo tema!-. ¿Para qué existe un movimiento político-militar como todas esas guerrillas que funcionaron en décadas pasadas en Latinoamérica? ¿Son un elemento catalizador de procesos populares? En Cuba y en Nicaragua, en otros contextos, con un campo socialista aún vigente, con otros escenarios políticos a nivel internacional, evidentemente sí sirvieron para disparar procesos de organización popular que resultaron en cambios políticos profundos. Luego de esas experiencias, ninguna guerrilla pudo llegar a tomar el poder. El caso del movimiento zapatista en el sur de México es algo distinto: son un referente, son un laboratorio si se quiere, pero aún no se puede decir que hayan iniciado un proceso de real de construcción de un nuevo modelo de sociedad. A no ser que los municipios liberados donde actúan sea el camino. Otra pregunta para profundizar entonces: ¿socialismo nacional?, ¿socialismo municipal?

Bolivia, Ecuador, Venezuela, sin movimientos de acción armada que hayan facilitado cambios y en el medio de andamiajes legales capitalistas, transitan hoy procesos políticos que quizá pueden ir conduciendo hacia modelos socialistas. ¿Es ese el camino? ¿Qué se necesita para transformar las sociedades: poderosos movimientos de base como en Bolivia y en Ecuador, líderes carismáticos como en Venezuela? Obviamente no hay manual. Décadas atrás se podía ver en las columnas guerrilleras, fusil en mano, un instrumento para eso. Y en ese contexto se podían pedir “varios Vietnam” en el mundo como modo de apurar los procesos de transformación. Hoy día, viendo con los pies en la tierra que las tecnologías militares de la derecha pueden detectar y aniquilar una persona en todo el globo terráqueo con una precisión digna de película de ciencia ficción (por ejemplo, recordemos la recaptura de la embajada de Japón en Perú en 1996, donde con asistencia satelital y detectores de calor humano se pudo implementar un contragolpe militar demoledor, sólo como para dar una pequeña muestra de ese poderío), viendo eso, y además considerando el grado de desmovilización imperante: ¿son una opción válida los movimientos de acción armada?

Es cierto que después del fabuloso montaje mediático del 11 de septiembre de 2001 con la peliculesca caída de las Torres Gemelas quedó oficializada la sentencia: “Toda resistencia, en cualquier parte del mundo, se haga con un arma o una pluma, denunciando algo o fomentando la organización de la gente, es terrorismo e insurgencia, y como tal será castigado”. ¿Qué queda después de eso? ¿Es válida o no entonces la resistencia del pueblo iraquí? ¿Es válida o no la resistencia armada en los lugares invadidos por la bota imperial? En general, ante esta estrategia de guerras preventivas que impuso la Casa Blanca, ¿es válida o no la resistencia, cualquiera sea?

Tomando esto como matriz de lo que va siendo nuestro mundo, nuestra aldea global, ¿deja de ser válida entonces la resistencia? Es cierto que los iraquíes mueren por cantidades industriales con las tropas estadounidenses dentro de su territorio (ya van más de un millón), pero ¿qué otra alternativa les queda que resistir de esa manera, fusil en mano o con bombas caseras eliminando, cuando pueden, a un pobre soldado norteamericano, en muchos casos negro o latino, tan alejado de Wall Street como cualquier habitante del Sur? Extendiendo esa matriz al mundo, donde las fuerzas del gran capital dominan en forma impune, y donde no dejan de poner zancadillas a cada proceso de liberación que se intenta por aquí o por allá, ¿no es válida toda forma de resistencia entonces?

Este pequeño escrito no pretende para nada ser un llamado a la lucha armada. Solamente intenta fomentar un debate por mucho tiempo silenciado: ¿cuáles son los caminos para conseguir un poco más de justicia?: ¿el juego de las instituciones democráticas dentro de la legalidad capitalista?, ¿la organización popular de base?, ¿las vanguardias armadas?, ¿una combinación de todo ello?, ¿rezar o prender velas para que las cosas cambien?

Sin dudas que las guerrillas en Latinoamérica no lograron grandes cambios, porque fuera de los dos países mencionados (y en uno de ellos, Nicaragua, por poco tiempo), toda la lucha de décadas pasadas no prosperó como muchos pensaban. ¿Dónde va Colombia con dos movimientos armados en lucha y más de 50 años de guerra interna? ¿Dónde va el zapatismo: qué logrará en el mediano y largo plazo? ¿Reaparecerán grupos armados en el corto plazo en América Latina? ¿Y dónde va Bolivia con el actual proceso con sus campesinos indígenas cada vez más organizados? Hugo Chávez, como militar del ejército venezolano, perseguía guerrilleros algunas décadas atrás; hoy habla de socialismo del siglo XXI y tiene algunos ex combatientes en su gabinete. ¿Para dónde va ese experimento?

Son todas preguntas para ampliar, no para cerrar el debate antes de comenzarlo. Quizá lo más dinámico hoy por hoy en la lucha por arrancarle al sistema mayores cuotas de justicia son los movimientos populares que han ido surgiendo estos últimos años, ese “pobretariado” -como lo llamó Frei Betto- que se va constituyendo en el principal fermento de protesta, en muchos casos sin mucha direccionalidad política, pero evidentemente con un gran potencial transformador.

Cerrados los espacios reales de transformación económico-social como ha venido pasando en estos últimos años con los planes neoliberales, más allá de las democracias formales que se mantienen siempre bajo vigilancia (Honduras es la patética demostración de qué son esas “democracias”, siempre al borde de poder ser violadas), no es impensable que puedan reaparecer movimientos armados. Quizá como reacción desesperada, así como puede ser cada francotirador iraquí apostado en algún rincón de su país (si es que a eso se le podría llamar “reacción desesperada”). Sin dudas que la diferencia de potencial bélico entre la derecha dominante y posibles grupos insurgentes de izquierda es enorme, mucho mayor hoy que hace algunas décadas cuando surgían las primeras guerrillas en el continente. Pero también es enorme el retroceso sufrido en el plano político, por lo que no sería nada impensable que aparezcan esas respuestas ¿desesperadas?

No estamos proponiéndolas; simplemente estamos diciendo que, ante la cerrazón de los mecanismos “democráticos” no parecen tan imposibles nuevas reacciones insurgentes. Ernesto Guevara fue el heroico guerrillero unos años atrás, en algún sentido casi reverenciado; hoy, ¿sería un loco soñador, un dinosaurio prehistórico? Sin dudas las cosas son de acuerdo a las circunstancias. En la década de los 60 del pasado siglo, con toda la ola libertaria que barría el mundo, con una Revolución Cultural impetuosa en China, con teorías de cambio dando vueltas por todos los espacios sociales, con cuestionamientos varios a los poderes constituidos, en esa marea de marea de cuestionamientos muchos vieron en la lucha armada una opción. Hoy el mundo es distinto. Entre hiper consumo de show futbolístico por televisión y fanáticas iglesias evangélicas que dan salida regulada al fabuloso descontento popular, la energía transformadora se ve bastante golpeada, manipulada, encajonada. ¿Qué permiten estas actuales democracias vigiladas, de baja intensidad? No mucho. ¿Todo cambio real necesita la movilización, la fuerza, la protesta subida de tono, tal como son estos “violentos” movimientos populares que barren el continente sin ser partidos políticos ni grupos organizados: movimientos indígenas, campesinos sin tierra, desocupados, jóvenes sin futuro, piqueteros, etc.? Sin dudas. Nos guste o no, la violencia sigue siendo la partera de la historia.

En todo caso, todo este escrito es un simple comentario y no un llamado a la acción armada concreta. Más precisamente, es una invitación a debatir estos puntos: no sería imposible que los movimientos armados de izquierda reaparezcan, dadas las dinámicas políticas que se van dando en la región. Quizá eso sería entrar en un nuevo espiral de contra-violencia estatal, peor aún al sufrido años atrás, con ejércitos más represores que los que ya pasaron. Pero hay que entender la dinámica en juego; si ello sucediera es, como dijo el sub-comandante Marcos en Chiapas, porque “tomamos las armas para abrir paso a un mundo en el que ya no sean necesarios los ejércitos”.

El debate está abierto.

Tierra y libertad

06-10-2009

Una educación infantil encaminada hacia un mundo justo y sostenible




La Tierra está llena. No quedan lugares ignotos que nos permitan soñar con territorios vírgenes. Hemos tocado –y sobrepasado- los límites de nuestro planeta y nos corresponde aprender a vivir dentro de esos límites. Un aprendizaje ineludible en el que la infancia y la educación infantil pueden servir de sugerente punto de partida. En el comienzo de la vida es más fácil distinguir las necesidades esenciales y disfrutar de una vida sencilla. Se podría soñar con una infancia que se convirtiera en movimiento social y desenmascarara al mundo adulto, exigiéndole un cambio radical. La grave crisis ecosocial, que esa infancia vivirá con mayor virulencia, hace necesario este cambio.

A simple vista se puede comprobar que la variables en las que se asienta la vida (agua y aire limpios, suelos ricos, bosques, biodiversidad...) están en peores condiciones que hace años. Los informes que muestran el estado natural del planeta y el impacto de la actividad humana sobre él no nos traen buenas noticias: los recursos que los seres humanos utilizamos cada año como fuentes de materiales y energía y como sumideros de residuos superan hace tiempo la producción anual de la tierra. Hemos rebasado los límites que el planeta impone. Para hacernos idea de la magnitud de la extralimitación conviene conocer algunos números. Se calcula que “nos corresponden” alrededor 1,8has. de terrenos productivos por persona. Pues bien, la media de consumo supera las 2,2has [1] . Además de los “intereses”, estamos consumiendo el “capital” de la naturaleza que deberá proporcionar el alimento, el oxígeno, la energía, a las generaciones futuras.

A esto hemos de sumar que el reparto de los recursos es profundamente desigual. Si en el norte es normal utilizar una media de 5has. por persona, muchos países del sur no llegan a las 0.9has.

No sólo la vida futura, la presente ya vive esta destrucción ambiental y grandes comunidades de refugiados ecológicos huye de territorios que no permiten ya la supervivencia.

Nos encontramos ante una crisis de insostenibilidad de magnitudes desconocidas en el pasado. Sin embargo nuestra cultura, la que se refleja en los medios de comunicación, la que se cuenta en la calle y en las escuelas, no parece ahondar –más allá de la reciente presencia mediática del cambio climático- en cómo será este futuro previsible, en la magnitud de los riesgos y en sus raíces. Sin esta comprensión será bien difícil actuar y rectificar el rumbo del deterioro.

Lejos de esto, la cultura imperante acepta el desarrollo y el crecimiento económico como único camino posible, ya recorrido por algunos y que finalmente deberá recorrer la humanidad “subdesarrollada”. Olvida los límites materiales del planeta, confía ciegamente en la tecnología como salvadora ante las crisis, desprecia por “atrasadas” a las culturas más cercanas a la sostenibilidad, comprende la realidad de forma parcelada y reduccionista, persigue la meta de la riqueza monetaria y el sobreconsumo y, en definitiva, defiende una “tecnosfera” creada al margen de las leyes de la biosfera de la que formamos parte. La cultura escolar participa de esa mirada y esa comprensión del mundo [2]

Pero los límites se imponen de modo cada vez más visible, aunque vivamos deslumbrados por las cuentas monetarias y las pantallas luminosas. Si como especie queremos seguir viviendo en el futuro y hacerlo en condiciones de equidad, tendremos que preguntarnos cómo reconducir los modos de vida, de producción, de consumo, de transporte, de poder, hacia la sostenibilidad... cómo reconstruir una cultura sostenible. Y actuar.

Los espacios educativos pueden convertirse en laboratorios donde se revise, se construya y se experimente una cultura sostenible. Las pedagogías alternativas han puesto ya en marcha experiencias de participación comunitaria, de trabajo en grupos heterogéneos o de aprendizaje en el medio natural, que apuntan en esta dirección. Quizá la sostenibilidad deba convertirse en su interés principal, pues sus destinatarios y destinatarias forman parte de las generaciones que habrán de vivir –o sobrevivir- en ese planeta futuro.

La educación infantil puede tener un papel protagonista en esta misión de transformación cultural. Esta etapa educativa viene mostrándose más sensible e interesada que las otras a la comprensión y el cuidado de la vida. Más cercana a la vida porque tiene bien presente el cuerpo y sus necesidades. Entiende que el pensamiento, que nos permite ser racionales, se construye desde el cuerpo. Valora lo que llama rutinas –alimentación, higiene, sueño- que son las reglas del cuidado de la supervivencia. Se interesa y anima a querer a la luz, el aire libre, el agua, la tierra, las plantas y los bichos, es decir, las piezas necesarias del ecosistema que nos sostiene. Da cabida a las madres, los bebés, a la comunidad, está atenta al espacio físico, aprende desde experiencias globales y descubre conexiones, sin fragmentar la realidad en disciplinas... Quizá esta sea la etapa en la que encontramos, a veces dispersa en experiencias cotidianas, a veces poco sistematizada, y otras veces consolidada, una mayor vocación de sostenibilidad.

Aquí presentamos algunas propuestas abiertas para educar en un mundo sostenible, o al menos para acercarnos a él. Están inspiradas en buena parte en la naturaleza, la empresa mejor organizada y más estable del planeta y a la que debemos la vida, pero también en cientos de experiencias que la educación, y muy especialmente la educación infantil, ha construido.

Una a una son claramente incapaces de cambiar el rumbo insostenible por el que avanzamos, pero trenzadas entre sí y unidas a otras transformaciones de los modos de habitar, de producir, de consumir, en definitiva de vivir, podrían arrojar alguna luz en el futuro. Son ejes, o claves sobre los que seguir definiendo propuestas.

Colocar la vida en el centro de la experiencia y de la reflexión.

No sólo hablamos de la vida humana, sino también de al animal y vegetal, inseparables e imprescindibles para que exista la nuestra, por más que el mundo artificializado de las ciudades se empeñe en mostrar lo contrario. Conocer, comprender y valorar las diferentes formas de vida significa reconocerse como seres vivos interdependientes partes de una frágil red formada por el clima, agua, plantas, aire...

Trabajar la centralidad de la vida significa, por ejemplo, comprender de forma intuitiva que el sol es el origen de los procesos vitales, que su energía, unida al agua y la tierra, permite crecer a las plantas, y estas a su vez alimentan a los animales y a los seres humanos, para formar entre todos la red de la vida.

Comer, dormir, hacer caca, crecer, son acciones que nos colocan frente a nuestra condición de seres vivos. En necesario ser conscientes de que somos animales y observar con curiosidad y respeto a animales de otras especies, reconocernos parecidos y diferencias con estos compañeros de viaje.

Ser conscientes del nacimiento, el crecimiento o la muerte, hablar de ello.

Jugar con tierra, comprobar cómo esta absorbe el agua, seguir el recorrido de una hormiga, jugar con el viento, jugar con el sol y con las sombras, estudiar los ciclos de los días y preguntarse por qué hay nubes y qué pasaría si no las hubiera.

Reconocer y nombrar las plantas y animales que nos rodean, si quedan, o los que expulsamos (mejor nombrar formas de nubes que marcas de coches)

Los espacios naturales, cuando están próximos, suponen un recurso muy rico y poco costoso. Ofrecen estímulos muy diversos: colores, luces, tactos, olores, sonidos, sabores... matices. También hablan del orden y enseñan a tener referencias en el espacio, pero al tiempo muestran y permiten transformaciones. Son espacios de reflexión, experimentación e indagación. Con sus ciclos aprendemos a medir el tiempo, con sus elementos vivos aprendemos la magia que supone crecer y la diversidad de los seres vivos. Dan ocasión de experimentar desplazamientos y manipulaciones muy diferentes y asumir pequeños riesgos –y grandes- así como a protegernos de ellos. Se adaptan a los diferentes grados de dificultad que cada cual quiera asumir, permiten interacciones libres o elegir el juego solitario. En ellos no son necesarios muchos juguetes ni demasiadas normas. La tierra en la que crecemos jugando se convierte en una referencia afectiva. Si está en peligro saldremos en su defensa.

Los movimientos de innovación educativa, las pedagogías alternativas, las escuelas libres, han contado con los espacios naturales como vehículos de aprendizajes. Podemos citar por ejemplo el movimiento de las escuelas al aire libre desarrollado en Alemania, ya en el siglo XIX, nacido con el fin de prevenir la tuberculosis. Margaret McMillan en Inglaterra, creó una escuela con un campamento para dormir en el exterior. La tradición pedagógica de los países nórdicos concibe la naturaleza como espacio de aprendizaje en libertad por excelencia. Las “escuelas del bosque” en los países escandinavos se centran en el espacio exterior, en el que niños y niñas pasan la mayor parte del tiempo. Han probado que de este modo crecen más sanos. Pestalozzi, Froebel, las hermanas Agazzi... nos dejaron un legado de valoración de la naturaleza.

El cuidado es otra experiencia práctica de valoración de la vida. Otorgar sentido educativo a los cuidados básicos es un práctica central en la educación infantil y en la sostenibilidad. A esta le son familiares prácticas como cuidar con mimo una semilla, un huerto, consolar a una amiga que se ha hecho daño, curar a un perro herido, tranquilizar a un niño que llora, dar de comer, velar el sueño, dejar migas para los pájaros... Rehabilitar espacios vivos deteriorados es otra forma compleja de cuidar esa red viva.

Comprender la vida significa aceptar sus ritmos y desentrañar sus interdependencias. Los ritmos de la vida son ritmos a menudo lentos, pero necesarios para que las transformaciones ocurran y los ciclos se cierren. El crecimiento lento, los cambios pequeños, los matices, nos acercan más a los modos de la vida sostenible que los ritmos rápidos y los fuertes contrastes estimulares comunes en nuestro entorno urbano y virtual.

Desentrañar las relaciones y la interdependencia quiere decir hacer visibles las relaciones causa-efecto, conocer los ciclos de vida completos de aquello que utilizamos (de dónde viene, a dónde va), o entender cómo se cierran ciclos (la fruta cae, se pudre en el suelo y vuelve a formar parte de la tierra que alimentará al frutal). Cabe aquí fabricar compost, visitar los campos de los que comeremos, descubrir qué ocurriría si nos faltara alguno de esos elementos clave.

Las granjas escuela, las aulas de naturaleza, los pueblos escuela, los laboratorios de biodiversidad, son pruebas del reconocimiento de la naturaleza como maestra. Pero suelen estar alejados y convertirse en experiencias puntuales o infrecuentes. No es fácil en el entorno de las grandes urbes provocar experiencias de descubrimiento y convivencia con la naturaleza, pero quizá no sea imposible. Los estudios de hormigas en pequeñas plazas aún no adoquinadas, el descubrimiento de “malas hierbas” que aparecen en las grietas y alcorques, los omnipresentes gorriones o las moscas nos ofrecen esta posibilidad.

Tenemos también la tarea de encontrar narraciones orales que nos hablen de esta interdependencia, de nuestro futuro común con la tierra, que nos acerquen a plantas y animales. Buscar o inventar una literatura para la sostenibilidad.

Trabajar la centralidad de la vida tiene por objeto descolgarnos del fuerte antropocentrismo de nuestra cultura y asomarnos a “la democracia de lo viviente”, en términos de Vandana Shiva: un sistema de gobierno de la tierra en el que el interés de todos los seres vivos (plantas y animales incluidos) cuenta a la hora de tomar decisiones.

Vincularse al territorio próximo

Las formas de habitar y de consumir que producen lejanía obligan a un modelo de transporte (de personas, de mercancías) altamente consumidor de energía y contaminante, además de producir aislamiento e inequidad. Una economía sostenible es una economía centrada en el territorio próximo, el que nos ha de servir para habitar y para resolver las necesidades cotidianas. La naturaleza vive en cercanía. Los desplazamientos de las plantas son verticales y los animales no se desplazan mucho ni a gran velocidad. Los ecosistemas se organizan en proximidad y viven de lo próximo. La cercanía devuelve al mundo humano medidas humanas. Un mundo que puede recorrerse a pie es más habitable.

Una escuela para la sostenibilidad es una escuela que existe en el territorio próximo, que se relaciona sobre todo con lo cercano, que intenta abastecerse de recursos producidos en proximidad. La escuela cerca de la casa y próxima a los espacios de juego, de compras, de salud, de ocio.

Antes que una escuela de la simulación y la virtualidad, es una escuela del territorio físico real, una escuela del suelo, de la tierra donde escarbar, del aire libre y del paseo. Paseando las calles aprendemos que un peatón vale más que un coche. En la defensa del territorio físico de las calles y plazas nos jugamos el derecho al espacio público, nos jugamos el juego al aire libre gratuíto. En muchos espacios urbanos quizá ya lo hemos perdido.

Vincularse al territorio próximo también puede significar entender la escuela como territorio –lugar a cuidar, espacio del que apropiarse- y vivir el territorio próximo como escuela. No una isla segura sino un cruce de caminos. Desdibujar los límites que forman sus vallas aumenta la riqueza de experiencias, la diversidad, el riesgo. Cambiar la relación jerárquica entre el dentro y el fuera, los espacios interiores y exteriores y dar protagonismo al espacio exterior. Más allá de las vallas está el mundo adulto, el mundo del barrio, del trabajo, el mercado, las plazas... Hablamos de entrar y colaborar en estos espacios. Apropiarse del territorio, conocerlo, y sentirnos seguros en él para atrevernos a ir a casa de la abuela sin que el lobo nos engañe y nos pierda.

También hablamos aquí de abrir las puertas de la escuela y hacerla permeable. Invitar a entrar a la luz, las familias, los conocimientos de tenderos, madres, estudiantes... y los objetos y noticias del mundo.

La construcción de las escuelas ha sido ocasión de utilizar ciertos criterios de ecoconstrucción: materiales, color, luz, temperaturas o de construir espacios comunes que promuevan la incorporación comunitaria. Se ha llegado a regular la exigencia de ciertos metros cúbicos de aire de calidad por persona (Dinamarca) A veces las normativas de seguridad se enfrentan a experiencias de investigación como puede ser subir a un árbol (como pasa en Gran Bretaña)

Esta conciencia de la vida de la que hablamos nos exige ser conscientes de que el territorio del que vivimos y lo que este nos da tiene límites, los límites de los recursos. Por eso las consecuencias del deterioro de estos pueden ser irreversibles.

Pasear por suelos sin cementar, pasar largos tiempos deambulando en espacios abiertos, aprender sin techo, exponerse al frío y al calor, o recorrer suelos irregulares con plantas que pinchan son experiencias cada vez más infrecuentes en la primera infancia y cada vez más necesarias.

Hacernos responsables de un territorio, limpiar de hojas nuestro patio, cuidar un trozo de la ribera de un río, apropiarnos y ocupar nuestra acera o defender los árboles que quieren cortar junto a nuestra escuela, son prácticas sostenibles que protegen nuestra casa del futuro. Se trata de restablecer el vínculo afectivo y funcional con nuestra tierra próxima.

Alentar la diversidad

La diversidad es condición de la vida. Un organismo se construye por la conjunción de sistemas diversos. Los ecosistemas son resultado del equilibrio, constantemente perdido y nuevamente reencontrado de elementos vivos y no vivos. Las diversidad asegura la complementariedad, permite el reajuste y, en momentos de crisis, la supervivencia.

La pérdida de especies reduce nuestras posibilidades de adaptación a desajustes en un futuro. El mercado, sin embargo, busca la homogeneidad. El modelo único repetido por miles de unidades de producto, la talla única, la normalización de medidas, de envases, de aspecto...

Si usamos esta ley de la naturaleza como metáfora en la escuela podemos preguntarnos por las ventajas de la diversidad. En un colectivo que busca y valora la heterogeneidad nadie se siente fuera, ni es menos que el resto, cada cual encuentra el lugar donde es capaz de aprender y enseñar. La escuela de “O Pelouro”, en Pontevedra, un espacio de aprendizaje con la máxima heterogeneidad de edades, capacidades e intereses, es buena muestra de esa diversidad fructífera.

Alentar la diversidad significa no sólo aceptar el hecho indiscutible de las diferentes necesidades funcionales y tener presentes las culturas y formas de pensar que integran nuestra comunidad. Significa no separar los grupos por edades homogéneas, no separar a la infancia de la vida comunitaria, animar el encuentro de abuelas, barrenderos, nietas, estudiantes de secundaria... y hacer del aula un lugar de encuentro de diferentes especies (animales, vegetales y por supuesto la humana).

También podemos traducir este principio de diversidad en tratar con naturalidad las diferentes formas de familia, los diferentes modos de ser mujeres u hombres. Aceptar como maestros y maestras a todo tipo de seres que pueden enseñarnos con su vida.

Diversificar tareas, diversificar responsabilidades, diversificar los ritmos y recorridos de aprendizaje son también expresiones de esta búsqueda.

Enfrentándonos al imperativo de la homogeneidad y educando en el disfrute de lo diverso, creando espacios de convivencia “inter” (intergeneracionales, interculturales, interprofesionales, interespecies...) mejoramos las condiciones para un futuro socialmente sostenible.

Tejer comunidad y poder comunitario

Ese territorio próximo y diverso donde comprendemos y aprendemos a querer las redes de la vida, necesita de un cuarto eje: la articulación y la responsabilidad comunitaria.

Las comunidades humanas han sido capaces de organizar complejos modos de supervivencia y de organización social. La organización comunitaria ha creado y crea posibilidades nuevas de intervenir en el mundo y ejercer el poder. Un poder del que muchos grupos humanos han sido expropiados. Desde la escuela infantil es posible ayudar a retejer esa malla comunitaria.

El primer paso consiste en considerar a niños y niñas actores sociales inteligentes, capaces de proponer y elegir. Y darles su espacio de poder. Practicar la conversación, el uso de la palabra, la argumentación y la escucha, la gestión de la discrepancia, la toma de decisiones colectivas, la corresponsabilidad, los proyectos grupales, el reparto de las tareas cotidianas, el cuidado de otras personas, la acogida de quien llega nuevo, son experiencias que facilitan la construcción de una comunidad capaz de hacerse poderosa y de usar con respeto ese poder. Francesco Tonucci con su Ciudad de los Niños ha realizado un trabajo muy sugerente en esta dirección.

Los sujetos de aprendizaje a los que aquí nos referimos no son sólo los niños y niñas, sino toda la comunidad educativa. El equipo educativo, las familias, los trabajadores y trabajadoras de la escuela, necesitan también el aprendizaje de la organización, la comunicación, del manejo de los conflictos, la investigación participativa o la autogestión. Los Comités de Infancia y Ciudad, en Regio Emilia, son buenos ejemplos de participación e intervención comunitaria en torno a la educación infantil.

Experiencias posibles –y ya probadas- en esta dirección son los grupos de autoayuda de madres y padres, las tertulias o grupos de aprendizaje, las experiencias de participación en el diseño de los espacios por parte de niños y mayores, los presupuestos participativos, las tareas compartidas de limpieza y mantenimiento de la propia escuela, las cooperativas que se organizan para la compra de materiales educativos, los libros colectivos, los desayunos colectivos, los noticieros o revistas de elaboración local...

La comunidad educativa, en sentido amplio se extiende al barrio, los comercios, el vecindario, las asociaciones, los empleados públicos o las empresas. En este contexto la infancia puede ser motor de relaciones y proyectos conjuntos que superen con mucho los objetivos de una escuela autocentrada.

En los entornos donde se ha perdido el tejido asociativo y no abundan las redes familiares y sociales, las escuelas son con frecuencia la única referencia que le resta al encuentro comunitario. Conviene no desperdiciar este posible germen de articulación colectiva. Sin ella será muy difícil resolver las dificultades –por ejemplo la gestión de la crisis ecológica- con equidad.

Rescatar saberes que acercan a la sostenibilidad

En toda la historia los pueblos han desarrollado una gran cantidad de conocimientos útiles para la vida, validados con la experiencia repetida de los años. Modos de construir de manera que se aprovecharan materiales próximos y se maximizara el aprovechamiento energético, técnicas de preparar alimentos o conservarlos para distribuir su consumo en el tiempo, habilidades para reparar y prolongar la vida útil de los objetos, formas de cuidar a las personas enfermas para curarlas o reducir su sufrimiento, modos de educar, de dirimir conflictos... En su mayoría implican tecnologías de bajo impacto que hacen posible y más fácil la vida. Son en su mayoría saberes funcionales, adaptados al territorio en el que se vive y que a menudo no responden a una lógica lineal sino holística.

La sobreespecialización despreció estos saberes por no científicos y dio la autoridad a los expertos, aunque en ocasiones se apropió previamente de ellos (como muestra la industria farmacéutica). El pedagogo pasó a decidir cómo se educa, el médico cómo se cura, el arquitecto cómo se construye y el trabajador social cómo se ayuda. Hoy incluso muchas madres se creen incapaces de educar a sus hijos sin el consejo de un experto.

Hacernos cargo de nuevo de los procesos de la vida y encaminarnos hacia algún grado de autosuficiencia local hace necesario recuperar aquellos saberes y modos de hacer de bajo impacto ecológico. Son a menudo conocimientos que las mujeres desarrollaron y transmitieron. No todos nos sirven: modos jerárquicos de familia, reparto desigual del trabajo doméstico... Pero en la memoria de nuestros mayores y en otras culturas existen claves útiles a la sostenibilidad. La escuela puede colaborar en mantener vivos estos conocimientos que quizá sean necesarios en un mundo que viva de forma más sobria.

Será útil y motivador recuperar habilidades para producir alimentos –aquí cabe el huerto, el cuidado de animales de granja – para conservar y preparar la comida, para remendar la ropa, para arreglar un mueble roto, o para divertirse sin consumir grandes cantidades de energía. Las culturas tradicionales han desarrollado mitos y ritos que nos hablan de este uso respetuoso de los recursos próximos (también hablan de otras prácticas menos respetables, por ejemplo en lo que se refiere a los roles de hombres y mujeres que por supuesto no proponemos rescatar). Existen otros aprendizajes útiles que pueden desarrollar las personas adultas: desatascar una tubería, arreglar un enchufe o atornillar una estantería. También podemos descubrir el funcionamiento de máquinas sencillas o aprender a fabricar pequeños ingenios como cocinas solares, serpentines para calentar el agua, invernaderos...

Estas prácticas nos acercan a la sostenibilidad siempre que cumplan el requisito de, a medio plazo, reducir el consumo de materiales y energía. Pensar si es necesario, reducir el consumo, cuidar, conservar, reutilizar y arreglar en este orden, y si no hay más remedio, reciclar. El principio de reducción tiene implicaciones en la marcha cotidiana de la escuela y debe orientar nuestras decisiones a la hora de calentarnos, refrescarnos, alimentarnos, jugar o festejar. La escuela infantil puede ser un espacio de decrecimiento que enseñe a disfrutar de la vida de forma sencilla.

Los conocimientos sobre cómo cuidar a las personas que lo necesitan (como atender a niños y niñas, a personas enfermas, cómo animar a quienes están tristes o mediar entre quienes discuten...) forman parte imprescindible de este bagaje cultural -especialmente desarrollado por mujeres- necesario para que el mundo futuro sea habitable. Las abuelas, o quizá ya las bisabuelas, podrían darnos buenas pistas para investigar.

Desenmascarar y denunciar el actual modelo de desarrollo.

Nuestro planeta es limitado en materiales. Nada nuevo entra o sale de él. El crecimiento físico indefinido es por tanto imposible. Así lo imponen los límites de la tierra. Sin embargo vivimos de espaldas a esta realidad, confiando en el espejismo del crecimiento constante, en la tecnología salvadora. Pero el consumo creciente de objetos, transporte u ocio no parecen habernos convertido en una civilización satisfecha y mucho menos feliz. No hay sostenibilidad posible dentro de este modelo de organización social y económica. Por eso es ineludible comprender sus mecánicas y hacerlas frente. ¿Es posible en educación infantil hacer crítica a este modelo de desarrollo?

Es un reto investigar cómo se pueden explicar intuitivamente a los niños y niñas ideas como la globalización, el metabolismo loco de la gran ciudad, la huella ecológica, la deuda ecológica, la monetarización, la cultura patriarcal, el engaño de la publicidad, quiénes mandan en el mundo, los intereses de las transnacionales, la falta de equidad en el reparto de los recursos... Nos referimos a la lectura crítica de la realidad de la que hablaba Paulo Freire y que es previa a la lectura de la palabra escrita. Una lectura que él experimentó con personas adultas pero puede traducirse a lenguajes infantiles. Escuelas de educación infantil de Porto Alegre, Brasil, hacen esta tarea de aproximación crítica a la realidad.

Por lo pronto las personas adultas de la comunidad educativa pueden aceptar el reto de comprender y discutir estos conceptos. Y denunciarlos de forma colectiva. Las redes fortalecen las luchas.

Denunciar, organizar una campaña, reclamar un espacio, hacer boicot a ciertos productos, entender como malo el despilfarro, ocupar las calles, hacer pancartas, desobedecer y argumentar la desobediencia, denunciar a la televisión, son habilidades que se pueden aprender en la experiencia cotidiana y preparan para luchar contra un sistema injusto.

¿Deben vivir los niños y niñas apartados de estos problemas? Puesto que se trata de su mundo, no podemos negarles este conocimiento, siempre dejando claro que somos los mayores –y algunos mayores más que otros- los responsables del desastre. La escuela infantil puede convertirse en una bolsa de resistencia a un sistema que pone difícil la vida futura y proporcionar así una esperanza de cambio.

Experimentar alternativas para tener todas y todos una vida buena

La marcha atrás en la historia es imposible, así que está por inventar cómo será en concreto ese mundo sostenible que nos toca construir en el futuro. Aunque tenemos algunas intuiciones: “vivir mejor con menos” podría ser una de sus máximas. “Pisar ligeramente sobre la tierra” la esencia de su modo de vida.

Urge parar el crecimiento económico y reducir nuestros consumos de materiales y energía, pero no de otros bienes que se han mostrado centrales en el logro de la felicidad como pueden ser el afecto, la conversación o la risa. Nuestra cultura elude la reflexión sobre la felicidad. Únicamente el discurso publicitario nos habla de ella asociándola a consumos ostentosos. Pero los seres humanos y más aún las niñas y niños, saben que el núcleo de la felicidad no reside en la marca del juguete que les regalan, sino en el afecto y la seguridad que experimentan en su mundo. Los grandes placeres de la vida suelen ser ilimitados y gratuitos: tener amigos, cantar, dar y recibir caricias, contemplar la belleza... La imagen de una vida sencilla no tiene por qué ser una imagen apagada y triste, más bien al contrario, puede ser luminosa, tranquila y desde luego, en compañía. Para dibujar el futuro habrá que repensar cómo sería una “vida buena” que pueda ser generalizada a toda la humanidad.

Proponemos reconocer y ampliar el catálogo de placeres de “baja entropía” (poco costosos en materiales y energía) Aquí podemos señalar el narrar y escuchar cuentos, jugar con una pelota, investigar, hacerse cosquillas, ver brotar una semilla, construirse una cabaña, jugar al escondite, hacer dibujos. En este asunto la infancia tiene una gran experiencia y podría dar magníficas pistas al mundo adulto.

También cabe en la escuela infantil poner en marcha pequeñas alternativas locales que ya se están experimentando en diferentes lugares: participar en cooperativas de consumo que aproximan a productores y consumidores para resolver la alimentación diaria, bajar la velocidad como recomienda el movimiento de ciudades lentas, facilitar el acceso al centro en bicicleta, usar el sol para todo lo que podamos, montar un huerto y a ser posible comer algo de él, tender al vegetarianismo, vivir con menos electricidad, organizar mercadillos o sistemas de trueque que favorezcan la ayuda mutua y la reutilización, hacer proyectos de micropolítica para transformar el espacio próximo...

En definitiva reducir nuestra huella ecológica, aumentando nuestra felicidad individual y colectiva.

Queda al final un interrogante esencial: ¿Se pueden construir fragmentos de sostenibilidad? ¿Es posible una educación sostenible en un planeta insostenible? ¿Podría la educación infantil remover un mundo asentado estructuralmente en la insostenibilidad? No tenemos certezas. Sólo una: tenemos la responsabilidad de intentarlo, cambiar el rumbo de la historia y luchar por un mundo social y ecológicamente sostenible.

Y para liberar la tierra contamos con la alianza de los más pequeños, entregados a la vida, sencillamente. Para ellos resignificamos el grito de Emiliano Zapata: tierra para jugar y para sostener la vida; libertad para crecer en compañía y en equidad.



[1] Informe planeta vivo 2006, WWF

[2] Informe currículum oculto de los libros de texto. www.ecologistasenaccion.org