Denunciar una ilegalidad y darle voz a los humildes parecen ser delitos para ciertos jueces cuya conducta genuflexa al poder contribuye a que la administración de la justicia en el Perú tenga una imagen tan devaluada entre la ciudadanía, según lo indican las encuestas, en forma contundente e inequívoca.
Tal extremo se ha expresado en las insólitas y persecutorias decisiones judiciales contra el director de LA PRIMERA, César Lévano, y nuestros periodistas Raúl Wiener y Efraín Rúa, cuya trayectoria de combate en el campo de la prensa democrática, de lucha por la verdad y por los intereses nacionales, parece ser un agravante para esos jueces cuestionables.
Nos llenan de vergüenza ante los ojos del mundo civilizado, los motivos por los cuales los tres hombres de prensa están a punto de ser condenados por hechos referidos a su actuación como comunicadores y al ejercicio de la libertad de prensa y de expresión, a la crítica y a la discrepancia.
El maestro Lévano y Raúl Wiener han sido citados por el 37 Juzgado Penal de Lima, bajo amenaza de ser detenidos, para ser sentenciados el martes próximo por haber Wiener hecho público un hecho incontrovertible –como bien lo demuestra en esta misma edición-, la antirreglamentaria permanencia de un funcionario en un cargo, más allá del mínimo de cinco años permitidos para el mismo.
La supuesta justicia es drástica e implacable –a diferencia de la lenidad que demuestra frente a personajes a quienes la opinión pública ya ha condenado por corruptos- con Efraín Rúa, por el supuesto delito de haber recogido denuncias de humildes comuneros de San Pedro de Lloc, que señalaron al hijo del presidente de la República como vinculado a una empresa que presionaba a los campesinos para que le vendan sus tierras.
Con el desmesurado poder que le da el hecho de ser hijo del personaje más poderoso del país y con el apoyo de la influencia innegable del partido de gobierno en la administración de justicia, el joven García pretende que Rúa sea condenado en un irregular proceso, en forma injustificada, si se tiene en cuenta que ni el periodista ni este diario se han negado a difundir la versión del supuesto afectado sobre los hechos en cuestión.
El contexto de reiterados atentados, con diversas coartadas y tecnicismos, contra medios de comunicación críticos del gobierno, y de presiones y actitudes discriminatorias contra nuestro periódico, indican que nuestro director y nuestros dos periodistas son víctimas de un verdadero atentado que pretende acallarnos y al que vamos a combatir en las instancias que sea necesario.
Algunos prefieren dejar pasar el abuso, sin ser conscientes de la gravedad del precedente para la convivencia democrática entre los peruanos, pero confiamos en que el Consejo de la Prensa Peruana se pronuncie como corresponde. Y ya la sociedad civil ha comenzado a reaccionar y a movilizarse en solidaridad con Lévano, Wiener y Rúa.
Tal extremo se ha expresado en las insólitas y persecutorias decisiones judiciales contra el director de LA PRIMERA, César Lévano, y nuestros periodistas Raúl Wiener y Efraín Rúa, cuya trayectoria de combate en el campo de la prensa democrática, de lucha por la verdad y por los intereses nacionales, parece ser un agravante para esos jueces cuestionables.
Nos llenan de vergüenza ante los ojos del mundo civilizado, los motivos por los cuales los tres hombres de prensa están a punto de ser condenados por hechos referidos a su actuación como comunicadores y al ejercicio de la libertad de prensa y de expresión, a la crítica y a la discrepancia.
El maestro Lévano y Raúl Wiener han sido citados por el 37 Juzgado Penal de Lima, bajo amenaza de ser detenidos, para ser sentenciados el martes próximo por haber Wiener hecho público un hecho incontrovertible –como bien lo demuestra en esta misma edición-, la antirreglamentaria permanencia de un funcionario en un cargo, más allá del mínimo de cinco años permitidos para el mismo.
La supuesta justicia es drástica e implacable –a diferencia de la lenidad que demuestra frente a personajes a quienes la opinión pública ya ha condenado por corruptos- con Efraín Rúa, por el supuesto delito de haber recogido denuncias de humildes comuneros de San Pedro de Lloc, que señalaron al hijo del presidente de la República como vinculado a una empresa que presionaba a los campesinos para que le vendan sus tierras.
Con el desmesurado poder que le da el hecho de ser hijo del personaje más poderoso del país y con el apoyo de la influencia innegable del partido de gobierno en la administración de justicia, el joven García pretende que Rúa sea condenado en un irregular proceso, en forma injustificada, si se tiene en cuenta que ni el periodista ni este diario se han negado a difundir la versión del supuesto afectado sobre los hechos en cuestión.
El contexto de reiterados atentados, con diversas coartadas y tecnicismos, contra medios de comunicación críticos del gobierno, y de presiones y actitudes discriminatorias contra nuestro periódico, indican que nuestro director y nuestros dos periodistas son víctimas de un verdadero atentado que pretende acallarnos y al que vamos a combatir en las instancias que sea necesario.
Algunos prefieren dejar pasar el abuso, sin ser conscientes de la gravedad del precedente para la convivencia democrática entre los peruanos, pero confiamos en que el Consejo de la Prensa Peruana se pronuncie como corresponde. Y ya la sociedad civil ha comenzado a reaccionar y a movilizarse en solidaridad con Lévano, Wiener y Rúa.