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Felicidad completa", tras la búsqueda de 36 años de una abuela

Philosophicus, 07 - 08 - 2014

Por: Irina Santesteban 
        (LA ARENA)
Estela Barnes de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, recibió la noticia de la recuperación de la identidad de su nieto Guido, hijo de Laura, su hija asesinada durante la dictadura militar.

La jueza María Servini de Cubría fue la encargada de transmitirle a Estela Barnes de Carlotto la noticia, en horas del mediodía, luego que los análisis genéticos revelaran que el joven que había llegado a la sede de Abuelas porque tenía dudas sobre su identidad, era su nieto tan buscado.

Hace veinte años, nadie hubiera podido siquiera imaginar que esta jueza, que fuera emblema del menemismo, iba a ser quien tuviera a su cargo esta tarea.

Terminó así para Estela y para las Abuelas, la búsqueda del hijo de Laura Carlotto, nacido durante su cautiverio en el centro clandestino de detención, conocido como La Cacha, en La Plata, cercano al penal de Olmos. Luego del parto en el Hospital Militar Central en Buenos Aires, donde Laura dio a luz esposada, sólo le dejaron tener a su bebé durante cinco horas, porque se lo quitaron y le mintieron asegurándole que se lo habían entregado a su madre, quien lo había aceptado pero que les había dicho que no quería saber más nada de su hija. Asesinos y mentirosos los verdugos de Laura.

A ella la devolvieron a La Cacha y la mataron dos meses después, en agosto de 1978. Su cuerpo fue entregado a sus padres, Estela y Guido Carlotto, quienes recibieron el cuerpo de su hija, tirado en el piso de una furgoneta, con el rostro desfigurado por un disparo.

Emoción

En el libro "Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto", su autora, María Eugenia Ludueña, cuenta que en los registros policiales de la comisaría de Isidro Casanova, en el Partido de La Matanza, se describe que dos jóvenes delincuentes, en un Renault blanco, se tirotearon con las fuerzas de seguridad "resultando ambos muertos en el enfrentamiento".

Los padres de Laura sabían perfectamente que su hija había sido secuestrada en noviembre de 1977, y luego se enteraron que estaba embarazada. Siempre creyeron que iban a recuperar a Laura y a su nieto, a quien ella había dicho que quería llamar Guido, como su padre.

Los militares les devolvieron el cadáver de su hija, pero no a su bebé. Treinta y seis años después, la historia se cierra con la recuperación de un joven, que tuvo dudas de su identidad y concurrió a la sede de Abuelas, de allí lo mandaron a la Conai, que preside Claudia Carlotto, su tía, hermana de Laura, y después fue al Banco de Datos Genéticos a hacerse los análisis.

Fue Claudia quien le dio la noticia al joven sobre su identidad, y según reveló la propia Estela ayer en la conferencia de prensa, estaba muy conmocionado, pues no sólo le estaban diciendo que era hijo de desaparecidos, sino que era el nieto de la presidenta de Abuelas, nada menos.

La hija deseada

En el prólogo del libro de Ludueña, Estela escribe: "Soy la mamá de Laura. La primera hija, la soñada, la querida, la esperada ... Vivió una vida corta, intensa, con mucho contenido. Vivió apurada, empapándose de su tiempo... Entregó su vida por un ideal, por un compromiso con su pueblo. Me acuerdo que Laura siempre hablaba de Justicia Social".

Fue una paradoja del destino que Laura, que luego militaría en la Juventud Peronista y en Montoneros, haya nacido en un hogar radical. Estela ha contado muchas veces que ella salió a la calle en setiembre de 1955, cuando la Revolución Libertadora (la "Fusiladora" para los peronistas) derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón, para festejar la caída del "tirano". Y que había ido con Laura en brazos, que era bebé.

"Me duele este libro", dice Estela en el prólogo, "pero me hace bien. Lo necesito, porque necesito que se hable de ella. Yo sé que nunca la voy a olvidar. Pero no quiero que la olvide su patria, su país, los que la sobrevivieron. Porque ella habla por los demás también. Y ellos son los que no deben ser olvidados nunca".

De docente a militante

Por Laura, y por la búsqueda de su nieto nacido en cautiverio, Estela Carlotto dejó su existencia de ama de casa, de docente, de señora de clase media, para convertirse en la principal dirigente de uno de los organismos de derechos humanos, las Abuelas de Plaza de Mayo, reconocidas en todo el mundo y hasta nominadas para el Premio Nobel de la Paz.

El libro cuenta lo que Estela repitió en la conferencia de prensa de ayer, sobre lo que le dijo Laura a una compañera de cautiverio: "Mi mamá nunca les va a perdonar esto a los milicos". Porque aunque discutía mucho con su madre, acerca de sus actividades políticas, evidentemente Laura sabía muy bien quién era Estela.

ellas y luchadoras

En la foto de la portada del libro, están las dos, Estela y Laura, una mujer madura, la otra jovencita, ambas hermosas. Era el día del casamiento de Laura en 1973.

Estela tuvo siempre una actitud respetuosa, aún en medio de su lucha por la Justicia. Jamás aceptó las políticas de "reconciliación" que intentaba la Iglesia Católica en alianza con los militares, que tuvieron sanción legislativa con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida en los últimos años del alfonsinismo y que culminaron con los indultos en el gobierno de Carlos Menem.

En sus declaraciones de ayer, Estela hizo referencia a esta posición tan firme: "no queremos venganza, pero tampoco perdón", en alusión a Reynaldo Bignone, el militar que ordenó entregarle el cuerpo de su hija, pero que nunca le reveló el destino de su nieto apropiado, y que la privó durante 36 años de tenerlo.

También se refirió Estela a aquellas personas que, luego de tantos años, dicen que "hay que dejar el odio atrás", o que "hay que dar vuelta la página". Y dijo que estas cosas son las que demuestran que no se puede dejar nada atrás, que no es el odio lo que impulsa a las Abuelas, sino el amor, el amor por sus hijos, secuestrados y desaparecidos o asesinados. Y por sobre todas las cosas, el amor a sus nietos, los 114 ya recuperaron, y los 400 que todavía faltan encontrar.

Y tal como lo habían dicho ya las Abuelas hace años, y Estela lo recordó ayer frente a la prensa, fueron los nietos los que las están encontrando ahora, pues son ellos los que se acercan a las sedes de Abuelas, para hacerse los análisis, cuando tienen dudas sobre su identidad.

El otro hijo

Estela no estuvo sola en la búsqueda de su nieto, porque Guido, su esposo, también fue un incansable luchador en la causa por el juicio y castigo contra los responsables del terrorismo de Estado. Por su padre es que Laura llamó Guido a su hijo, pero no puede hoy alegrarse con el encuentro de su nieto, pues falleció en 2001, como tantas abuelas que han muerto en su búsqueda, sin haber podido recuperar a sus nietos. Guido fue secuestrado por un tiempo, durante la dictadura, cuando intentaba saber el paradero de su hija.

Fútbol y derechos humanos

Las Abuelas han realizado innumerables campañas pidiendo para que los jóvenes, nacidos entre 1974 y 1980, y que tuvieran dudas sobre su identidad, se acercaran a ellas. Indudablemente, los últimos avisos con los jugadores de la selección argentina de fútbol, Lionel Messi, Javier Mascherano, y todo el equipo, han impactado favorablemente en muchos de esos jóvenes. Quizás no sea el caso de Guido, el nieto recuperado de Estela, pues por lo que se informó, es músico y como tal participó de actividades musicales por la Identidad.

Ejemplos de vida

Lo más destacado de las Abuelas de Plaza de Mayo, es que cuando encuentran a sus nietos, no dejan de trabajar por seguir la búsqueda de los otros que faltan. Y como están viejitas, algunas se van yendo de esta vida sin saber qué fue de sus nietos.

Ayer al lado de Estela, frente a las cámaras, estaba Rosa Roisinblit, quien encontró a su nieto hace catorce años, y sin embargo, con sus 94 increíbles años, sigue trabajando en las Abuelas de Plaza de Mayo. Todo un ejemplo de vida. Para aquellos que dicen que en este país no tenemos ejemplos para seguir.

Esta noticia ocupó ayer todos los medios de prensa, y hasta los periodistas de derecha reporteaban a los familiares o a dirigentes de los organismos de derechos humanos.

La mayoría del pueblo argentino ha recibido esta noticia con emoción y alegría, lo que demuestra que sigue firme el apoyo a la lucha de los organismos de derechos humanos, en su búsqueda de justicia, y por la recuperación de los nietos apropiados.