por Guillermo Olivera Díaz
godgod_1@hotmail.com
17-5-2012
Presumo que usted no sabía que el flamante ministro del interior
Wilver Alfredo Calle Girón, antes recusado por el presidente Humala,
cuando era General de Brigada en actividad del Ejército Peruano, con
mando de tropa armada, firmó una horripilante Acta de Sujeción, entre
otros generales, al hoy encarcelado Capitán EP (r) Vladimiro Montesinos,
en presencia de éste, y al también encarcelado Alberto Fujimori.
Esto fue el 13 de marzo de 1999, cuando generales, coroneles y demás
layas, todos uniformados, hacían cola para firmar un Acta de Sujeción
delictiva a Montesinos y a Fujimori, debidamente convocados por el
primero. Nadie rechistó al estampar su firma; muchos lo hacían
sonrientes, ágilmente y con notoria fruición.
¿A qué se obligaba por escrito este sumiso general Calle Girón ante
la presencia de Montesinos, pese a ser subalterno suyo y en retiro,
aunque factótum del corrupto fujimorismo? Usted no lo creerá: asumía el
rol futuro de delinquir. Hoy ministro, ¿habrá olvidado este compromiso?
En una palabra, se comprometía a encubrir dolosamente los graves
delitos del fujimorato; a no denunciar a los que habían delinquido; a
torpedear la investigación si acaso ella se producía; a sostener que el
golpe de Estado del 5-4-1992 fue un acto lícito consciente y unánime e
institucional; a no delatar jamás al militar delincuente. Y que todo
ello era un “compromiso de honor”, cuyo incumplimiento acarrea
responsabilidad en el futuro –si retomaran el poder-. ¡Escarapelante,
verdad!
Por ende, este obediente ministro honraría en el cargo actual su
compromiso de “honor” asumido ante Montesinos. No brindará, por ejemplo,
ninguna información de todos aquellos militares, policías y miembros
de la llamada comunidad de inteligencia que hayan intervenido en las
fechorías que se produjeron entre 1992 y el año 2000, aunque lo pidan
fiscales y jueces.
La estampada firma de este ministro lo obliga a delinquir, consumando
el grave delito de encubrimiento personal de ilícitos ajenos y
escondiendo la prueba de los mismos.
Aquel 13-3-1999 se firmó esta famosa Acta de Sujeción que contiene
los acuerdos –por eso los firmantes estaban conscientes de lo que
hacían- adoptados en tal reunión oficial. Ellos son:
“1. La participación de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional
del Perú y de los estamentos del Sistema de Inteligencia Nacional en la
decisión adoptada por el gobierno del señor Presidente de la República,
el 5 de abril de 1992, fue un acto consciente y serenamente meditado,
por lo que el respaldo y apoyo brindado a tal decisión fue la expresión
de la voluntad institucional unánime.
3. Las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional del Perú y los
estamentos del Servicio de Inteligencia Nacional conjunta e
institucionalmente defenderán y protegerán a sus miembros en el caso de
que se pretendiera responsabilizarlos individualmente por el apoyo
institucional otorgado a la decisión del 5 de abril de 1992, lo cual se
consideraría como una ofensa contra las instituciones tutelares, que
obligará a los respectivos comandos en el futuro a defender
irrestrictamente al miembro comprometido de manera institucional.
4. Rechazo institucional a la actitud de algunos oficiales en
situación de retiro que están emitiendo juicios y opiniones interesadas y
que demuestran una conducta infraterna con sus camaradas y deslealtad
con sus instituciones.
7. Precisar que la Nación ha dictado leyes de amnistía general que
están en plena vigencia, en las cuales queda establecido muy claramente
que no le corresponde responsabilidad alguna, institucional o
individual, al personal militar, policial y de la comunidad de
inteligencia que participaron en la lucha contraterrorista.
8. Asumir el compromiso institucional, sin límite en el tiempo, de
defender, proteger y solidarizarse con los integrantes de las
organizaciones, a las cuales se pretende responsabilizar, encausar o
ejercer algún tipo de represalia contra ellos por su participación en la
lucha contra el terrorismo.
Este acuerdo -el número 8-, al igual que el consignado en el punto 3,
constituyen un compromiso de honor y como tal es una obligación con
carácter imperativo de cuyo fiel y cabal cumplimiento ningún mando podrá
sustraerse bajo las responsabilidades a que se refiere la parte in fine
del tercer acuerdo de la presente acta”.
Finalmente, este ministro Calle, ahora ollantista redimido, sostendrá
en foros y plazas que a los miembros del Grupo Colina “no les
corresponde responsabilidad alguna”. Y que los jueces que los
condenaron, incluido a Fujimori, le estaban haciendo el juego al
terrorismo.
¡Este es el ministro que tenemos, qué les parece su estructura moral!
¡A mí, me estremece de pies a cabeza, como un remezón terráqueo de
grado 9, como el que azotó a Chile!