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LECCIÓN MUNDIAL DE RESPETO A LA NATURALEZA: TCA DE COSTA RICA ANULA CONCESIÓN MINERA A CANADIENSE INFINITO GOLD

Domingo, 28 de Noviembre de 2010
El Tribunal Contencioso Administrativo,   instruyó para que se le abra causa judicial por declaratoria de concesión al expresidente Oscar Arias y funcionarios de Minas, en tanto que  a Industrias Infinito le sucederá otro tanto por daños ambientales al país.


Fuente: http://www.elpregon.org/
San José de COSTA RICA
En un día histórico para el país y una tarde de júbilo y de triunfo para las organizaciones y fuerzas vivas de la sociedad civil costarricense que defienden el medioambiente y la vida, el miércoles 24 de Noviembre a las cuatro de la tarde el Tribunal Contencioso Administrativo con sede en Calle Blancos de Goicoechea, ordenó anular la concesión a la empresa Industrias Infinito para desarrollar el proyecto minero Crucitas, en Cutris de San Carlos, en la provincia de Alajuela.
Después de casi un mes de juicio, espectativas, maniobras publicitarias de la empresa aludida, y protestas contínuas y huelga de hambre de los ambientalistas, el presidente del Tribunal, Eduardo González Segura, dió lectura de la sentencia en Calle Blancos, para fulminar las pretenciones de la explotación minera en Las Crucitas
CAUSA JUDICIAL CONTRA OSCAR ARIAS
En el fallo de los jueces, además de la prohibición, se recomendó al Ministerio Público abrir una causa judicial al expresidente de la República Óscar Arias Sánchez y a funcionarios de la Dirección de Geología y Minas que declararon de "interés público" el proyecto minero, durante la anterior administración.
El Tribunal Contencioso ordenó además a la empresa Industrias Infinito el pago de una indemnización al país por los daños ambientales causados en la zona, que incluye el arboricidio contra maderas preciosas y básicas para el hábitat de la zona, como las de almendras, del cual se alimentan las lapas verdes, especies en peligro de extinción.
Celebración de ambientalistas
Por su parte, eufóricos y triunfantes ambientalistas de varias organizaciones y ciudadanos de todos los sectores, que nunca se doblegaron en su lucha porque se prohibiera la concesión, hicieron un llamado a la sociedad civil para que esta victoria de los defensores de la vida y el medio ambiente del país. Decenas de ciudadanos que siguieron el juicio en el Tribunal Contensioso Administrativo se dirigen hacia la Fuente de la Hispanidad, en San Pedro, para celebrar el histórico fallo.
Edgardo Araya, abogado y representante de Unovida, se manifestó satisfecho y emocionado hasta las lágrimas por la sentencia favorable en el Tribunal Contencioso.
"Este es un mensaje de que aquí el poder político y el poder económico no pueden hacer lo que quieren en este país, la institucionalidad de este país se ha reforzado con esta sentencia. Es un triunfo de todos los costarricenses.", en referencia a la anulación del decreto ejecutivo de la administración Arias Sánchez.
"Supongo que Industrias Infinito irá a Casación", añadió Araya en declaraciones a los medios de prensa presentes en el Tribunal, en Calle Blancos de Goicoechea. Allí la empresa de capital canadiense apelará el fallo del Tribunal Contencioso Administrativo.
Arias lo firmó y Chinchilla se negó a derogar el decreto

El decreto 34801-MINAET, fue firmado y declarado de "interés nacional" por el expresidente Óscar Arias, para que la empresa Industrias Infinito Gold S.A. explotara la mina Crucitas en Cutris de San Carlos. Desde entonces diferentes organizaciones ambientalistas se opusieron y mantuvieron una férrea lucha contra la explotación de la mina a cielo abierto.
La lucha contra la minería a cielo abierto incluyó numerosas caminatas, marchas de diferentes sectores sociales ; ayuno y luego una huelga de hambre de 26 días que realizaron ciudadanos ambientalistas del Frente Norte de Oposición a las Minería y la Coordinadora Ni Una Sola Mina y que el gobierno de la presidente Chinchilla ignoró.
El Tribunal Contencioso Administrativo acogió la demanda de las organizaciones ambientalistas integrado por un un equipo jurídico de abogados de CEDARENA, de UNOVIDA, y de APREFLOFAS.
Esta noche, a las 6:47 p.m., Presidencia envió un comunicado de prensa en el que indica que el Ejecutivo esperará el fallo completo para emitir criterio sobre la resolución leída este miércoles. "El Gobierno de la República reitera el respeto a las resoluciones judiciales, y esperará la comunicación de la sentencia en su totalidad para estudiarla, emitir su criterio y resolver las acciones a seguir", dice un correo enviado por Emma Lizano, directora de Información y Comunicación de Casa Presidencial.
Las peticiones de los ciudadanos y organizaciones civiles para que Chinchilla derogara el decreto fueron múltiples. Para entonces, el ministro Vargas declaró que el Ejecutivo no se referiría al caso hasta que el Tribunal Contencioso lo resolviera.
Este Tribunal comenzó el 4 de octubre el juicio cuya resolución se leyó hoy miércoles 24 de noviembre y que falló a favor de las organizaciones ambientalistas.
Infinita derrota
Juan Carlos Obando, gerente de Relaciones Corporativas de Industrias Infinito, declinó dar declaraciones anoche y abandonó las instalaciones judiciales en medio de abucheos e insultos de un grupo de ambientalistas que lo esperaban en la calle.
Posteriormente, en un comunicado de prensa, los voceros de la minera dijeron que esperaban un fallo como el de ayer.
"Era algo previsible producto del contenido técnico del proceso y de la gran cantidad de expedientes legales y técnicos que era necesario analizar y valorar y el poco tiempo que el Tribunal tenía para hacerlo, solamente 2 días", señaló Juan Carlos Obando.

Anulación mina Crucitas: Texto de la sentencia

Latinoamérica - Costa Rica
Sábado 27 de Noviembre de 2010 11:48
Dictada por el Tribunal Contencioso Administrativo contra el Estado de Costa Rica y transnacional Infinito Gold. El Tribunal ordena a la Fiscalía determinar si procede causa penal contra Oscar Arias.


Fuente: diario El País
26/11/2010. El Tribunal Contencioso Administrativo anuló la concesión minera y los permisos otorgados a la transnacional canadiense Infinito Gold, así como el DECRETO EJECUTIVO NÚMERO 34801-MINAET, del ex presidente Oscar Arias Sánchez, que declaró de Interés Público y Conveniencia Nacional al proyecto minero Crucitas, en San Carlos, Región Huetar Norte de Costa Rica.
Además, ordenó al Ministerio Público (Fiscalía), determinar si procede o no una causa penal contra el ex mandatario Oscar Arias Sánchez, contra cinco funcionarios del gobierno y dos funcionarios de la transnacional.
Diario Digital Elpais.cr ofrece a continuación la transcripción no oficial del POR TANTO de la sentencia dictada por el Tribunal Contencioso Administrativo, Sección IV, leída por el Juez Eduardo González Segura:
Jueces: David Fallas Redondo, Grace Loaiza Sánchez y el presidente Eduardo González Segura.
"Por tanto de la sentencia:
Se admite el hecho nuevo presentado por la Asociación Preservacionista de la Flora y Fauna Silvestre (APREFLOFAS), en relación con la falta de visado del Colegio de Ingenieros Químicos, la falta de firma de un ingeniero químico, en los planos y diagramas de flujo del proyecto minero Crucitas.
Se admite el hecho nuevo formulado por los actores y su coadyuvante en relación con la existencia de un camino público en la zona del proyecto minero Crucitas, el cual la empresa demandada propone disponer la construcción de la laguna de relaves.
Se acoge la defensa de acto no susceptible de impugnación, formulada por Industrias Infinito Sociedad Anónima, únicamente en relación con los oficios números DST-773-2006, emitido por el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia Agropecuaria en fecha 4 de octubre del 2006, y número ASA-013-2008-SETENA, emitido por el Departamento de Auditoría y Seguimiento Ambiental de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA), en fecha 14 de enero del 2008. En consecuencia se declara inadmisible la demanda de Jorge Lobo Segura únicamente en cuanto a sus pretensiones anulatorias contra los oficios DST-773-2006 y ASA-013-2008-SETENA, ya citados.
Se rechazan las defensas previas de cosa juzgada, caducidad y la así denominada inadmisibilidad de la acción, formuladas por el Estado.
Se rechazan las defensas previas de cosa juzgada, caducidad, prescripción, acto consentido y en la que no fue acogida la de actos no susceptibles de impugnación, formuladas por Industrias Infinito Sociedad anónima.
Se rechazan las defensa previas de cosa juzgada y caducidad formuladas por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC).
Se rechazan las excepciones de falta de derecho, falta de legitimación activa y falta de interés opuestas por los demandados en relación con las pretensiones de nulidad de las resoluciones número 3638-2005-SETENA; número 170-2008-SETENA; número R217-2008-MINAE; número 244-2008-SCH y el Decreto Ejecutivo número 34801- MINAET.
Se acoge la excepción de falta de legitimación activa opuesta por el Estado en relación con la pretensión de daño moral formulada por la APREFLOFAS respecto de las pretensiones numeradas como 2 y 4 del escrito de demanda de Jorge Lobo Segura, visibles a folio 1578, de tomo tercero del expediente judicial.
Se acoge la excepción de falta de derecho y se rechazan las excepciones de falta de legitimación activa y falta de interés opuestas por los codemandados.
Se rechazan las excepciones de falta de derecho, falta de legitimación activa y falta de interés opuestas por los codemandados respecto de las pretensiones de reparación del daño, formuladas por don Jorge Lobo Segura contenidas en las pretensiones numeradas como 3 y 5 de su escrito de demanda, visible a folio 1517 de tomo tercero del expediente judicial.
Corolario de lo anterior:
Se declara, parcialmente con lugar las demandas presentadas por APREFLOFAS y Jorge Lobo Segura.
En consecuencia se resuelve así:
Se anulan las resoluciones número 3638-2005-SETENA; número 170-2008-SETENA; número R217-2008-MINAE; número 244-2008-SCH y el DECRETO EJECUTIVO NÚMERO 34801-MINAET.
Se condena a los demandados Industrias Infinito Sociedad Anónima, al Estado y al Sistema Nacional de Áreas de Conservación a la reparación integral de los daños ambientales provocados con la tala rasa llevada a todas las propiedades de Industrias Infinito Sociedad Anónima con posterioridad al dictado a la resolución número 244-2008-SCH, mismos que se determinarán en fase de discusión de sentencia, tomando en cuenta para tales efectos, lo siguiente:
El daño ambiental sufrido se determinará mediante prueba pericial, la cual deberá tener las recomendaciones necesarias para la reparación integral de la zona afectada. Asimismo, pericialmente deberá cuantificarse la suma necesaria para la reparación integral de la zona impactada y una vez calculada por el juez ejecutor, dicha suma deberá ser depositada en la Caja Única del Estado en una cuenta cliente creada específicamente para tal fin, misma que deberá ser identificada con el objeto y destino para lo que fue creada, y el titular de las actas será el MINAET, el que deberá destinar la suma fijada exclusivamente para ejecutar las obras de reparación y restauración de la zona afectada.
Respecto a los codemandados Estado y SINAC deberá el Ministerio de Hacienda realizar la provisión presupuestaria de las sumas que se lleguen a establecer en ejecución de sentencia, a fin de garantizar la disposición presupuestaria para hacer efectiva la citada reparación. Deberá Industrias Infinito S.A. colaborar y permitir todas las actividades tendientes a la reparación aquí ordenada.
Se ordena comunicar la presente sentencia al Ministerio de Hacienda, al Área de Servicios Públicos Generales y Ambientales de la Contraloría General de la República, al Área de Derecho del Área Ambiental de la Procuraduría General de la República y a la Defensoría de los Habitantes de la República para la de sus cargos.
Se mantiene la medida cautelar ordenada mediante resoluciones 1377-2010 de las 18:25 horas del 26 de abril del 2010; número 1477-2010 de las 16:07 minutos del 23 de abril del 2010 hasta una vez que alcance firmeza esta sentencia.
Se ordena al Registro Nacional Minero cancelar la concesión a favor de Industrias Infinito S.A., que se tramitó como Expediente Minero Número 2594.
Se ordena comunicar esta sentencia al MINAET a efecto que se inicien los procedimientos administrativos que correspondan contra Eduardo Murillo Marchena, José Francisco Castro Muñoz y Cynthia Cavallini Chinchilla.
Se ordena comunicar esta sentencia al Ministerio Público para que allí se determine si es procedente o no seguir una causa penal en contra de alguna en contra de las siguientes personas:
Oscar Arias Sánchez
Roberto Dobles Mora
Sonia Espinoza Valverde
Eduardo Murillo Marchena
José Francisco Castro Muñoz
Cynthia Cavallini Chinchilla
Sandra Arredondo Li, y
Arnoldo Rudín Arias.
Se ordena comunicar a la Fiscalía del Colegio de Abogados y Abogadas para que se investigue el comportamiento del abogado Sergio Artavia Barrantes en este proceso.
Se condena al Estado, al SINAC y a Industrias Infinito S.A. al pago de ambas costas de esta acción.
De conformidad con el numeral 130, inciso 3, del Código Procesal Administrativo se ordena publicar íntegramente la presente sentencia en el Diario Oficial La Gaceta con cargo al Estado.
Este es el dictamen integral de la parte dispositiva", leída por Eduardo González Segura, Presidente del Tribunal Contencioso Administrativo, Sección IV.
 

CAMBIOS INESPERADOS EN EL PRESUPUESTO DE LA REPÚBLICA PARA EL AÑO FISCAL 2011‏

Fuente: http://sergiogonzalesapazaperu.blogspot.com/

El día de jueves 26, el Congreso nacional estuvo a punto de aprobar el presupuesto de la república para el año fiscal 2011, que asciende a la suma de 88 mil millones de soles, y de forma encubierta el partido de gobierno había incluido propuestas adicionales que no fueron consignadas en las proyecciones iniciales del presupuesto, el mismo que hubiese permitido debatir responsablemente. Esta actitud indiscutiblemente exacerbó los ánimos de los legisladores de otras tiendas políticas interior del hemiciclo, y como consecuencia fue suspendido el debate; analicemos las causas.

El gobierno de Alan García Pérez al inicio de su segundo periodo gurnamental, obtuvo la brillante oportunidad de implantar el impuesto a las sobre ganancias mineras, sin embargo declinó a dicha iniciativa y apostó por un aporte voluntario, denominado “Óbolo Voluntario Minero”, que durante los últimos 4 años se ha recaudado 450 millones de dólares, es decir, ni el 65% de los compromisos asumidos que ascendían un total de 830 millones de dólares (2,500 millones de soles). Hoy a punto que concluir el gobierno de turno, tendenciosamente el partido aprista plantean mediante el congresista Carrasco Távara, incrementar las regalías mineras de 1% a 2% al mineral extraído hasta por un monto de 60 millones de dólares, de 2% a 4% cuando superan los 60 millones de dólares, y, de 3% a 6% de regalías por el exceso de 120 millones de dólares, suma que escalaría a 4,100 millones de soles, superiores a los 500 millones de soles anuales por concepto de óbolo voluntario minero. Desde ya, es una propuesta que de alguna manera incentiva poner en la mesa del debate coyuntural electoral, el rol que debe cumplir el Estado ante los recursos naturales no renovables, pero por otro lado, causa suspicacia, toda vez que ello conlleva a la practica de cierto populismo, en el contexto que estamos a portas de ingresar a un escenario electoral donde el Apra busca todos los métodos para beneficiar a la ex ministra y candidata presidencial por el partido en mención, Mercedes Aráoz.

Otra de las propuestas planteadas por el partido aprista, fue autorizar al Instituto Nacional Penitenciario (INPE) contratar 500 nuevos trabajadores, 150 trabajadores nuevos para el programa sierra exportadora, y otros tantos empleos para Petro-Perú y Essalud. Pues nos mostramos deacuerdo en que el gobierno genere nuevos puestos de trabajo a fin de incrementar el nivel de consumo y por ende la dinamización de la economía, por otro lado, funda suspicacia en la forma en que lo quieren implantar, por lo que hace presumir que estos puestos de trabajo estarían siendo creados directamente para compañeros apristas, quienes estarían listo con su carnet, lo cual, es un despropósito.

Otro de los planteamientos oscuros, ha sido incluir la célula viva para los congresistas jubilados, lo que a todas luces es impertinente, en el sentido que afecta directamente al presupuesto para el año fiscal 2011, considerando que para dicho año fiscal no se ha tomado en consideración el aumento de sueldos de docentes, enfermeros, el sector judicial, las fuerzas armadas, etc. Así mismo, es de considerar que la ex ministra de economía y candidata presidencial por el Apra, Mercedes Aráoz, propuso el presente año, dejar sin efecto la célula viva para las fuerzas armadas y policía, lo que daba a entender que el control fiscal para el año 2011 sería aun mas riguroso, pero hoy sutilmente se pretende entregarles célula viva a quienes ganan aproximadamente 900 mil soles en 5 años, remuneración que representa al sueldo de 25 personas que tienen que trabajar 15 años; consecuentemente, una discriminación que conlleva al ensanchamiento de la brecha salarial de unos pocos, en referencia de millones.

Las acciones del congresista aprista, han puesto al descubierto las diferencias que mantienen entre el partido de gobierno y el ministro de economía y finanzas, Ismael Benavides, quien manifestó que dichas propuestas en ningún momento se debatieron y con ello lo único que se conseguiría es crear graves problemas a la caja fiscal, a lo cual respondió el congresista Carrasco Távara que “Benavides no quiere admitirlo, pero que siempre se conoció esas propuestas”

En este panorama, se percibe tres escenarios. En primera instancia, se saluda la iniciativa de generar nuevos puestos de trabajos y se incremente el impuesto a la renta; un segundo escenario, es menester saludar la postura asumida por las diferentes bancadas del parlamento, dado que los congresistas nacionalistas pusieron la voz de alerta al despropósitos del gobierno al querer incluir la célula viva para congresistas jubilados, y que a su vez, mediante las dos propuestas iniciales, pretenden favorecer electoralmente a su candidata y ex ministra Mercedes Aráoz; y un tercer escenario, muestra una radiografía de lo que viene aconteciendo al interior del gobierno, vale decir, las discrepancias y diferencias en las propuestas macroeconómicas y microeconómicas del Perú.

En este panorama, particularmente me merece respeto el congresista Carrasco Távara de quien tuve la oportunidad de conocer sus planteamientos y de su capacidad en asumir políticas inclusivas, sin embargo, es desvergonzarte que a estas alturas del partido gurnamental, pretenda incluir políticas que tienen como esencia los cálculos políticos, por ende, favorecer a terceras personas.

De todas formas, sabemos que el partido aprista buscará por todos los medios de incluir sus interés mezquinos electorales, y como contraparte del asunto, es que sale una vez mas a la luz una vez mas, de como se administra el dinero que aportamos todos los peruanos.

Atentamente.
Sergio Gonzales Apaza
Autor del Libro
“Nuestras Luchas”


Comentario de Carlos Franco
Estimados colegas:
1. Se debe rechazar la aprobación de la Ley de Presupuesto Público para el año 2011 en las condiciones planteadas por el Poder Ejecutivo con relación a su distribución entre los 3 niveles de gobierno, hecho que afecta fundamentalmente a los gobiernos locales, por la ausencia de recursos que compensen la disminución de transferencias con relación al año 2009. La propuesta  sigue revelando  una caída  del -3.6% de las  transferencias  respecto del  2009.Se debe exigir al Gobierno Nacional, que retome y dinamice el proceso de descentralización, garantizando los recursos que requieren las funciones y competencias que se están transfiriendo a las instancias locales y regionales.
2. Se debe expresar la preocupación por la recentralización no está  conectada con una visión de desarrollo, a  causa del cual, la asignación  es para insumos, no para metas. Es más, el proyecto de  Presupuesto Público  2011  no tiene reglas transparentes para distribuir; más aún, los anexos  siguen siendo insuficientes para el  debate serio  y se  deja  de lado  los acuerdos  técnicos sociales  de la  Mesa de  Concertación para la Lucha contra la Pobreza.  Al respecto, es preciso respaldar las metas asociadas a condiciones del entorno macroeconómico de Mesa de  Concertación para la Lucha contra la Pobreza respecto al  2016.
3.  Los recursos considerados para el programa de modernización y plan de incentivos a la mejora de gestión municipal, debe ser transferido sin ningún condicionamiento y bajo los mismos criterios de distribución del FONCOMUN, teniendo en cuenta los efectos de la crisis.
4. Exigir al Gobierno Nacional, que se defina claramente la  importancia que la minería pague canon. La  actual  figura de canon minero es solo  un aspecto de  impuesto a la renta. Igualmente, sigue postergándose la definición de los aportes  de la minería no metálica (cemento). Lamentablemente, tampoco se habla   de un impuesto a las  sobre ganancias mineras.
5. Se debe demandar al Gobierno Central (MEF) y al Congreso de la República, la urgente aprobación de un Crédito Suplementario de 3,000 millones de nuevos soles que compense la disminución de transferencias y restituya la capacidad de gasto de los Gobiernos Locales a los niveles de los años 2008 y 2009, debido a que  el 2010  se  cierra  con un crecimiento superior al  1.3%  de lo previsto por el Marco Macroeconómico Multianual.
6. Se debe demandar la escandalosa situación que se  exhibe con los  40 puntos  de  diferencia respecto a la  desigualdad territorial  entre las zonas rurales y urbanas. Igual situación ocurre con el salario de la mujer que es 64% menos que el  hombre; para lo  cual se requiere  capitalizar las  familias pobres con agua, pastos y crianzas las  52  semanas del año. A efectos de ello, consideramos de mucha importancia apoyar el proyecto  Mi Chacra Productiva y el Plan de  Desarrollo de los Pueblos Andinos de  Ayacucho, Huancavelica y Apurímac.
7.  Se debe demandar  el  acceso  irrestricto  de los  gobiernos locales  a recursos producto  del  impuesto de obras. Actualmente, solo  se aprobaron  gestiones  por    S/ 5 millones  750,000 nuevos soles. Dada la poca difusión que hay del mecanismo de Obras por Impuestos, es poco probable que en la  actualidad además de la empresa interesada se presente otra empresa con el mismo interés.
8.Se debe  demandar que el proyecto  Presupuesto Publico 2011  defina la  importancia  de comprar las  deudas FONAVI con las Empresas  municipales del agua-EPS, dado que todas ellas  tienen una deuda  de  $980 millones de dólares. Exigir un pago a las EPS  significa  descapitalizarlo en una propuesta de  devolución.
9. Finalmente, se debe  respaldar la posición de la AMPE que propone  crear un Fondo de Compensación para las poblaciones que no tienen Canon, el incremento del porcentaje de participación del Impuesto a la Promoción Municipal en el IGV, el cumplimiento del mandato constitucional con respecto a los recursos que financian el porcentaje que nos corresponde como Canon, el incremento de 8 a 12 unidades impositivas tributarias las transferencias mínimas a las municipalidades que solo obtienen recursos por concepto del FONCOMUN, que los préstamos otorgados a los gobiernos locales se recuperen en los mismos plazos y condiciones con los que fueron otorgados los créditos internacionales que los financian y que se restablezca el pleno respeto por la autonomía y competencias municipales.

Hidricamente,

Carlos Franco Pacheco

VICTORIA EN TARAPACÁ‏

Sábado 27 de noviembre del 2010

"Belisario Suárez iba adelante en su ágil caballo blanco. Era el punto de mira de todo el ejército, electrizado por el ejemplo."

General Juan Buendía, Vencedor de Tarapacá, General en Jefe del Ejército del Sur
Coronel Belisario Suárez, Vencedor de Tarapacá, Jefe del Estado Mayor
Coronel Andrés Avelino Cáceres, Vencedor de Tarapacá, Comandante General de la Segunda División Coronel Francisco Bolognesi, Vencedor de Tarapacá, Comandante General de la Tercera División

La Batalla de TarapacáTomás Caivano

Cuatro días después de la batalla de San Francisco, los chilenos alcanzan al ejército peruano en Tarapacá. - Esperan refuerzos. - Contingentes respectivos de los ejércitos. - El ejército peruano estaba desorganizado. - Tarapacá. - Sorpresa y valerosa defensa de los peruanos. - El historiador Vicuña Mackenna quiere atenuar la derrota de los chilenos. - Los peruanos, aun faltándoles municiones, obtuvieron una espléndida victoria. - Porque no aprovechó en modo alguno al Perú. - Los peruanos se dirigen a Arica. - Fanfarronadas chilenas. - El desierto de Tarapacá queda en poder de los chilenos.

Después del simulacro de batalla de San Francisco, el ejército chileno permaneció inactivo, como si estuviese clavado en sus posiciones, por espacio de cuatro largos días; mientras todo exigía que se hubiese puesto inmediatamente en persecución del enemigo, desde la misma noche del 19: la posición de éste era tan triste que, una vez alcanzado, hubiera acabado necesariamente por rendirse. El Estado Mayor chileno no salió de su torpor sino en la mañana del 24, enviando una pequeña fuerza de caballería e infantería por el camino que atravesaran cuatro días antes las tropas peruanas.

Esta fuerza llegó sin inconvenientes a Tarapacá; y sabiendo que el enemigo se encontraba provisoriamente acampado allí, en tan deplorables condiciones de hacer suponer que, incapaz de batirse, se habría necesariamente rendido al simple acercarse de una división enemiga, por débil que fuese, su primera idea fue la de adelantarse inmediatamente, e intimarle la rendición. Después, escuchando consejo más prudente, decidió esperar, antes de intentar la empresa, los refuerzos que diligentemente pidió y obtuvo del cuartel general; y al amanecer del 27, con la completa confianza de hacer prisionero al enemigo sin disparar un tiro, se presentaron los chilenos sobre las alturas que dominan la pequeña aldea de Tarapacá. Sus fuerzas las hacen ellos ascender a 2,500 hombres, entre caballería e infantería, y diez cañones; los adversarios dicen por el contrario que fueron más de 5,000. A nuestro juicio, ambas cifras son equivocadas: es un hecho, que el combate de Tarapacá fue sostenido por la división Arteaga, que el 19 trajo consigo de Pisagua el General en Jefe, y que se quedó en Jazpampa, cuando la retirada y dispersión del ejército de los aliados hizo inútil su presencia en San Francisco; y puesto que resulta de los documentos y partes oficiales chilenos, que dicha división se componía entonces de 3,500 hombres (1), todo dice y hace creer que éste precisamente, aumentado con los 400 hombres que habían salido antes de Dolores, fuese el número de los chilenos que tomaron parte en la jornada de Tarapacá, es decir 3,900 entre todos.

En cuanto a los peruanos, no pasaban de 5,000, de los cuales, cerca de 3,600 se encontraban en la aldea misma de Tarapacá, y 1,400 unas cuantas millas más allá, en Pachica, en marcha para Arica; de manera que las primeras seis horas de combate, comenzando desde las nueve de la mañana, fueron sostenidas únicamente por los 3,600 hombres que se hallaban en Tarapacá. La división de Pachica tuvo noticia de la llegada de los chilenos en Tarapacá, en el momento mismo en que comenzaba la lucha, mientras se preparaba a continuar su marcha hacia Arica: no pudo encontrarse sobre el campo de batalla sino a las tres de la tarde; y como fácilmente se comprende fue la que decidió del éxito de la jornada (2).

Atendiendo a los precedentes de San Francisco y al lamentable estado en que se encontraban los batallones peruanos en Tarapacá la confianza que animaba a los chilenos, de hacerlos prisioneros con poca o ninguna fatiga, no era completamente sin fundamento.

En dirección a Arica, donde principalmente los empujaba la falta de vituallas, el hambre que lentamente los consumía desde tantos días, los peruanos se habían detenido en Tarapacá con el solo objeto de hallar un poco de reposo después de tantos días de largas y fatigosas marchas, y de esperar a la quinta división que había salido la última de Iquique, para entrar reunidos en Arica. Esta división, caminando a marchas más que forzadas en un desierto impracticable, por seis días consecutivos, había llegado a Tarapacá, rendida y fatigada, la mañana del día antes, 26; cuando, en atención a los muy pocos recursos que pudo ofrecer la pequeña aldea de Tarapacá, era preciso ya salir de allí. Sin embargo, para dar un día a lo menos de reposo a esta división, que literalmente no se tenía de pie, se hizo salir adelante una división de 1,400 hombres (la que luego volvió desde Pachica), aplazando la salida del resto del ejército para las últimas horas del día después, 27.

Por consiguiente, la mañana del 27, casi en el momento de emprender la desastrosa marcha, que tenía todo el aspecto e importancia de una fuga –pues sino del enemigo, huían de las privaciones del desierto– el pequeño ejército del Perú hallábase aún como lo vimos al alejarse de las faldas de San Francisco, en estado de completa desorganización. Salvo pocas excepciones, puede decirse que no había oficiales: los que no habían desertado después de los hechos de San Francisco, habían perdido todo prestigio ante sus soldados, los cuales no podían dejar de reprocharles su mala conducta del día 19, delante del enemigo. Había, es verdad, unos cuantos oficiales que, por sí mismos muy dignos de consideración, todavía conservaban su propia autoridad, como Buendía, Suárez, Cáceres, Bolognesi y Ríos que mandaba la división que había llegado de Iquique, y otros de igual mérito: pero, si con sus esfuerzos podían conseguir mantener unida aquella gente (lo que no era poco en aquellas circunstancias, y que hubiera sido imposible con soldados menos buenos), no eran suficientes para atender a todo, y para levantar el espíritu de aquellos hombres que, después de haberse visto tan mal dirigidos y guiados y hasta cierto punto víctimas de la traición de sus jefes más inmediatos, se veían todavía rodeados de dificultades y privaciones de todo género, con la terrible perspectiva más o menos próxima de tener que sufrir el hambre más espantosa quien sabe por cuantos días. Disciplina, por consiguiente, tenían poca o ninguna; y exceptuando el hecho de permanecer todos juntos, de no desertar, cada uno tenía tácitamente la facultad de obrar a su albedrío.

Como prueba de cuanto antecede baste saber, que no hacían ninguna de las tantas operaciones propias a un ejército en campaña, ni aun las que tan imperiosamente exigía su misma seguridad personal. Nadie pensaba al enemigo que dejaban a las espaldas, y que debían suponer ocupado en su persecución: Vivían en el mayor olvido de todo, sin avanzadas, sin patrullas de inspección y sin tener ni aun siquiera una centinela que pudiera avisarles su llegada, en el caso nada improbable de que esto llegase a suceder. Y aquí hay que advertir, que situada la pequeña aldea de Tarapacá en el fondo de un estrecho valle, cuya mayor anchura no pasa de un kilómetro, entre dos cadenas de cerros elevados y escabrosos, su situación debía necesariamente ser de las más críticas y difíciles en el caso de una sorpresa por parte del enemigo, el cual podía ocupar sin ser apercibido las alturas de los cerros, como efectivamente sucedió la mañana del 27, y desde allí fusilarlos a mansalva, antes que tuvieran tiempo de salir de aquella especie de profundo canal en que se encontraban (3).

Esta circunstancia era precisamente la que fortalecía más la confianza que abrigaba el ejército chileno de hacerlos prisioneros a poca costa, pareciéndole, y no sin razón, casi imposible toda tentativa de resistencia, una vez que se hubiesen dejado sorprender en Tarapacá, aun independientemente de toda otra consideración.

Como la sorpresa sucediera, y como los peruanos encontraron medio de salir de su difícil y casi desesperada situación, lo sabremos por el escritor chileno tantas veces citado.

“Hallábase el Coronel Suárez bajo un corredor, firmando una papeleta para distribuir unas pocas libras de carne de llama al batallan Iquique –35 libras por batallón– cuando, apeándose de sus mulas tres arrieros que habían salido en la mañana a sus quehaceres por los cerros del oriente, corrieron a decirle que el enemigo coronaba las alturas por el lado opuesto. Y no habían aquellos acabado de hablar, cuando otro arriero revolvía del camino de Iquique con la misma terrible noticia… Eran las nueve y media de la mañana del 27 de noviembre cuando oyóse en todos los cuarteles y puntos de hospedaje del bajio el bronco sonar de las cajas de guerra que tocaban generala… alistáronse todos, sin acuerdo previo, para salir de la ratonera en que estaban metidos, dominando a un mismo tiempo las alturas del suroeste y del noroeste que emparedaban la quebrada como hondo cementerio… No había por allí senderos practicables, pero los soldados alentados generosamente por sus oficiales, trepaban los farellones a manera de gamos, apoyándose en sus rifles… El Coronel Suarez, Jefe del Estado Mayor, esta vez como en todas las precedentes iba adelante, y su ágil caballo blanco, encorvándose en la ladera para afianzar sus cascos y su avance, era el punto de mira de todo el ejército electrizado por el ejemplo. Eran las diez de la mañana, y la terrible batalla de Tarapacá que fue propiamente una serie de batallas en un mismo Campo Santo, iba a comenzar (4).”

El soldado peruano probó una vez más, en la sangrienta lucha de Tarapacá, como en los tiempos de la guerra de la independencia, sus excelentes cualidades personales, y lo mucho que se podría conseguir de él si tuviese una buena oficialidad. Sorprendido por el enemigo cuando menos se lo esperaba, casi encerrado en un foso sin salida, y cuando por sus excepcionales condiciones del momento, así materiales como morales, debía necesariamente encontrarse tan débil de ánimo como de cuerpo, supo, no solamente salir del foso para ponerse enfrente de un enemigo que lo dominaba y fusilaba a discreción, sino también combatir valerosamente durante largas horas, y conseguir una victoria tan espléndida como inesperada. Para obtener todo esto, no pudo contar más que sobre su valor personal, sostenido apenas por el ejemplo y la voz de un pequeño número de buenos oficiales. Sin artillería y sin caballería, de que el enemigo estaba abundantemente provisto, sin plan de batalla y sin hallarse confortado por alimentos buenos y suficientes (habiendo sido sorprendido mientras se estaba preparando el mezquino rancho, al cual estaba reducido desde algún tiempo), el soldado peruano se adelantó intrépido y resuelto contra el enemigo; lo fue a buscar hasta dentro de sus mismas posiciones, que estaban defendidas por diez buenos cañones y por las bien aprovechadas asperezas del suelo; y luchando cuerpo a cuerpo, en un encarnizado combate varias veces suspendido, para tomar aliento y volverlo a empeñar cada vez con vigor siempre creciente, le tomó sus cañones y sus banderas, lo desalojó de sus posiciones, y lo hizo retroceder varias millas en completa derrota. Si el soldado peruano hubiese tenido todavía a su disposición, suficientes cartuchos para seguir haciendo fuego diez minutos más, la jornada hubiera concluido con la pérdida completa e inevitable de toda la gruesa división chilena (5).

Aunque, movido por su excusable amor de patria, se afane Vicuña Mackenna en atenuar la indudable derrota de los suyos, la verdad no deja de hacerse de vez en cuando camino, aunque más o menos ahogada, en el curso de su apasionada narración: así es que exclama: “La pérdida que más profundamente afligiera el corazón de la República en aquella luctuosa jornada, en que por la primera vez en larga historia (¡un país que nació ayer!) dejó Chile sus cañones y su bandera en manos enemigas, fue aquella de los dos Jefes etc. etc… La derrota tan temida por el chileno, va a consumarse... Pero ¡oh fortuna! las filas peruanas vacilan y se detienen en medio de la pampa. ¿Qué acontece? ¿Qué orden, ni cual causa sujétalas misteriosamente en el camino de su inminente victoria?” Después, enumeradas con su habitual prolijidad las diversas causas, comprendida la de la falta de municiones, que a su entender, detuvieron en el mejor momento las tropas peruanas, continua: “No es posible precisar duda tan ardua, porque lo más cierto tal vez fue que todas esas causas influyeron a la vez en la mente de los jefes peruanos para contener el final avance que iba a traer a sus banderas un señalado e histórico triunfo (6).”

Ya en completa derrota, los chilenos no hacían más que huir a la desbandada por el camino de su cuartel general de Dolores, de donde esperaban numerosos refuerzos, cuando los peruanos, que desde largo rato no hacían fuego más que con las armas y municiones de los muertos y heridos chilenos, viendo que no tenían un solo cartucho que quemar, se encontraron obligados a detener una persecución ya bastante prolongada; y es indudable, que si hubiesen tenido un poco de caballería o algunas municiones más, el ejército chileno se hubiera visto obligado, o a caer prisionero, o a dejarse acuchillar impunemente; porque hacía tiempo ya que no oponía ninguna resistencia, si se exceptúan solamente algunos raros casos de individuos aislados, que de cuando en cuando descargaban todavía sus armas. Pero, si favorecido por un evento tan extraño a él y a su acción, pudo el ejército chileno tan inesperadamente salvarse de una ruina cierta y completa, no por esto la jornada de Tarapacá dejó de ser una espléndida victoria para las armas peruanas; victoria que será para la historia tanto más bella y significativa, cuanto más justamente se calcule la diversa situación en que se encontraban los dos ejércitos combatientes. Las pérdidas fueron: muertos y heridos chilenos 758, prisioneros 56; muertos y heridos peruanos 497.

Sin embargo, esta victoria, la única que cuente el Perú en todo el curso de la guerra, y tan bien ganada como hemos visto, no pudo en modo alguno mejorar la suerte de la lucha en la cual se hallaba empeñado, atendida la excepcional condición, que el lector conoce, en la cual se encontraba el ejército vencedor, y que la victoria no modificó ni podía modificar. Tenía necesidad de víveres, de pan; y la victoria conseguida sobre el enemigo no podía dárselos, porque no era éste quien lo privaba de tales artículos de primera necesidad, sino el desierto que lo rodeaba por todas partes, y la incapacidad del Presidente de la República y director supremo de la guerra, que indolente y ocioso en Arica, nada había hecho y nada hizo para socorrerlo. Tenía necesidad de municiones de guerra, de cartuchos; y la victoria no hizo más que hacerle consumar los pocos que aún le quedaban. Su situación, después de la victoria, era todavía más desesperada que antes. Aún prescindiendo de la imposibilidad de mantenerse en Tarapacá sin víveres; si el enemigo volvía al ataque, lo que era fuera de duda, teniendo cerca de siete mil hombres todavía en el próximo campo de Dolores, no hubiera podido responder a sus fuegos, ni aun con un solo disparo.

De consiguiente, el ejército vencedor se vio obligado a continuar sin demora su marcha hacia Arica, ya fijada para aquel mismo día 27. La victoria no había podido influir más que en retardarla de algunas horas; y a la medianoche, entre el 27 y el 28, mientras los deshechos batallones chilenos, temerosos de ser atacados al amanecer se alejaban a toda prisa del último campo de batalla, las victoriosas fuerzas peruanas, después de haber escondido bajo la arena los cañones tomados al enemigo y que por falta de caballos no podían llevarse consigo se ponían lentamente en camino, tristes y hambrientos, en dirección a Arica.

Gracias a esto, el ejército chileno quedó único señor y dueño en el desierto de Tarapacá; y tanto los hombres políticos como los escritores de Chile sacaron argumento de aquí, para negar la derrota sufrida por las armas de su país en la batalla de Tarapacá, la única que se hubiese realmente combatido hasta entonces; pues, como el lector ha visto, no puede darse ese nombre ni al desigual combate de Pisagua, donde 900 bolivianos y peruanos fueron embestidos por diez mil chilenos, ni a la insignificante escaramuza de San Francisco, que se redujo únicamente al intempestivo y aislado ataque de una sola división peruana contra las formidables posiciones chilenas; ataque que el mismo ejército chileno consideró como un simple reconocimiento preliminar hecho por el enemigo; de tal manera que se preparó para la verdadera batalla que creía aplazada para el día siguiente, y que la deserción de las divisiones bolivianas y la felonía de algunos jefes y oficiales peruanos hizo imposible.

Dice Vicuña Mackenna: “Los dos ejércitos alejábanse del sitio por opuestos rumbos (varias horas después del combate) silenciosos y sombríos… El enemigo que se creía transitoriamente vencedor por las ventajas momentáneas del asalto, comenzaba la fuga hacia Arica, abandonando en el campo de batalla sus heridos (7), los cañones que nos habían arrebatado por acaso, y el país que nosotros habíamos venido a quitarles por la razón o por la fuerza.

¿Cuyo era entonces y en definitiva el vencimiento militar? A la verdad, sí en la quebrada de Tarapacá hubiera habido victoria para los enemigos y provocadores injustos de Chile (siempre la misma fábula del lobo y el cordero), habría sido ella interina, si tal pudiera llamarse, al paso que el éxito de las operaciones que allí terminaron fue para las armas de Chile un éxito asombroso y completo (8).”

El éxito de las operaciones a que se refiere el historiador chileno fue la posesión del desierto de Tarapacá. Pero, como hemos visto ya, esta posesión no fue en manera alguna conquistada por el ejército chileno con la fuerza de las armas; habiendo salido por el contrario, gravemente batido y diezmado, en la única batalla que hubo a sostener con el enemigo en dicho desierto. Esta posesión la obtuvo como simple consecuencia del abandono que hizo de ella el enemigo: abandono que a su vez fue efecto de varias causas, todas independientes de la acción de las armas de Chile; a saber: de la deslealtad o retirada como quiera llamarse, del boliviano Daza; de los malos hábitos revolucionarios de la mayor parte de los jefes y oficiales del ejército aliado peruano-boliviano, y más que todo, de la incapacidad del Gobierno peruano, que dejó su ejército abandonado a sí mismo en medio al vasto desierto, sin víveres y municiones de guerra; de modo que éste debió huir, no del enemigo, sino del territorio mismo que debía defender, y que lo mataba de inanición. Si el general Prado, que permanecía inútilmente en Arica con cerca de 5,000 hombres de los mas escogidos y disciplinados, se hubiese adelantado con una buena provisión de víveres y municiones hacia Tarapacá, como era su deber, inmediatamente que tuvo conocimiento de la vuelta de Daza, los sucesos hubieran ciertamente cambiado de aspecto de una manera muy notable.

La posesión del desierto de Tarapacá no fue de consiguiente, como pretende el historiador chileno, el éxito de las operaciones del ejército de Chile, las cuales no pudieron ser más mezquinas e infelices, a pesar de cuanto lo favoreciera la fortuna, y de los grandes medios de que disponía. Fue por el contrario efecto del inmenso malestar interior que roía por tantos conceptos a las dos repúblicas aliadas Perú y Bolivia; las cuales, así por mar como por tierra, en la batalla de Tarapacá como en las posteriores de Tacna y de Lima, no fueron de ninguna manera vencidas por el enemigo, sino que se echaron a sus pies ellas mismas, deshechas y aniquiladas por sus facciones políticas internas, y por todos aquellos vicios que eran una consecuencia natural de sus muchos años de revolución y desgobierno.

Quedando dueño del desierto de Tarapacá, la posesión de cuyas fabulosas riquezas era desde tanto tiempo su sueño dorado, Chile se lanzó sobre ellas con toda el ansia de una inveterada codicia prodigiosamente crecida con el trascurso del tiempo, de día en día, por el largo esperar y por la necesidad que poco a poco se hacía sentir cada vez mas imperiosa, de aliviar con su producto las exhaustas arcas del Tesoro. Se instaló en aquel territorio como en su casa; y a la par que los productos aduaneros, hizo suyos también todos los del salitre y del guano.

Notas

(1) Véase Benjamín Vicuña Mackenna, 1880. Historia de la Campaña de Tarapacá, t. II, Santiago de Chile: Imprenta y Litografía de Pedro Cadot, pág. 912.

(2) “El General Buendía llegó a contar en Tarapacá más de 5,000 hombres… Tan lejos estaban de pensar que serían perseguidos, que el mismo día 26 mandó el General Buendía que marchasen adelante (por el camino de Arica) dos destacamentos con unos 1,400 hombres, y él quedó en Tarapacá con otros 3,600 que necesitaban todavía de una noche de descanso. Allí durmieron como en los días de más perfecta paz, sin siquiera colocar centinelas avanzadas en los alrededores y sin sospechar que el enemigo se hallaba en las inmediaciones.”
Diego Barros Arana, 1880. Historia de la Guerra del Pacífico, 1879-1880. Santiago: Librería Central de Servat y Compañía, pág. 171.

(3) “En el momento en que llegaba el Comandante Santa Cruz (Jefe de un batallón chileno) frente al pueblo de Tarapacá, hallábase entregado el ejército peruano, salvado únicamente por la inercia culpable de nuestros jefes, en las pacíficas tareas de cuartel, las armas en pabellones en las calles, en los patios, bajo los corredores y los árboles, hirviendo en las pailas de fierro de los cuerpos el escaso arroz y la más escasa carne de su vianda, sin un puesto avanzado, sin un puesto a caballo o a pie para dar aviso… El desgreño de la confianza era absoluto, y nadie a esas horas pensaba sino en seguir pacíficamente el derrotero de los altos, volviendo la espalda al osado invasor… La división Rios vino ese mismo día (la de Iquique que había llegado por el contrario el día antes) trayendo, sino víveres, un precioso repuesto de municiones, que era la gran carencia del momento.”
Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1039.

(4) Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1042 a 1044.

(5) “Al principio del combate éramos escasamente 3,000 hombres de infantería, batiéndonos contra una fuerza de 5,000, dotada de las tres armas y provista de todos los elementos de guerra, porque no solamente éramos inferiores en el número y nos faltaba caballería, sino que nuestros mismos infantes se encontraron sin municiones en un momento dado, teniendo que recoger los rifles y las cápsulas de los muertos, heridos y dispersos enemigos… En diez horas de rudo y encarnizado combate, todos aquellos poderosos elementos (del ejército enemigo) fueron destrozados por la intrepidez y denuedo de nuestros soldados; la infantería y la caballería huyeron en dispersión; la artillería quedó en nuestro poder, como también un estandarte, algunas banderas y numerosos prisioneros.”
Del parte oficial del General en Jefe, General Juan Buendía

“La sola ascensión hasta el nivel de los baluartes contrarios es por sí misma un triunfo, porque la ciudad que nos servía de cuartel general está por todas partes dominada… Antes de combatir, hemos tenido que ponernos en condiciones de hacerlo, entregándonos indefensos a los tiros de los contrarios… El enemigo ocupaba al principiar la acción un campamento de casi una legua, entre el alto de la cuesta de Arica y el de Visagras, y al concluir había retrocedido hasta al cerro de Minta, dos leguas mas allá de sus atrincheramientos.”
Del parte oficial del Jefe de Estado Mayor, Coronel Belisario Suárez

(6) Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1121 y 1178.

(7) Los heridos, que por falta de ambulancia no pudieron llevarse con ellos, fueron confiados por los peruanos en la pequeña aldea de Tarapacá a los cuidados de sus habitantes.

(8) Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1180 y 1185.

Fuente: Tomás Caivano. 1883. Historia de la Guerra de América entre Chile, Perú y Bolivia. Florencia: Tipografía Dell’Arte Della Stampa, Capítulo IX, “Batalla de Tarapacá”, páginas 293-305.