Philosophicus, 10-10-2013
EL PRESIDIO POLITICO EN ESTADOS UNIDOS
Los Cinco: la verdad se abre paso
Salvador Capote
En el Condado Miami Dade no escampa, pero no me refiero a la
lluvia sino al interminable diluvio de escándalos de corrupción que se suceden
y se entrelazan sin solución de continuidad. Uno mayúsculo en ciernes y de
trascendente implicación política comenzará a tener lugar cuando el próximo 26
de octubre, obligado por una orden judicial del Tribunal Federal del Distrito
de Columbia, el Departamento de Estado comience a publicar todos los
documentos relacionados con el pago ilegal por agencias federales a 44
periodistas en Miami durante un período que abarca desde la detención de los
Cinco en 1998 hasta su condena en 2001 (1).
El carácter mercenario de muchos periodistas del Sur de la
Florida se conoce desde hace mucho tiempo, pero las primeras evidencias fueron
publicadas en septiembre de 2006 por el columnista del Miami Herald Oscar
Corral (2). Los documentos federales obtenidos por este diario revelaron que
por lo menos diez periodistas locales habían aceptado dinero del gobierno de
Estados Unidos como pago de programas en las emisoras oficiales de Radio y TV
Martí: Wilfredo Cancio Isla, Pablo Alfonso, Carlos Alberto Montaner, Juan
Manuel Cao y Ninoska Pérez Castellón, entre otros.
Los pagos ilícitos a periodistas locales, realizados por la
“U.S. Office of Cuba Broadcasting”, que tiene a su cargo a Radio y TV Martí, y
por otras agencias federales, vulneraban la prohibición congresional de
utilizar fondos federales para financiar propaganda encubierta dentro del
territorio de Estados Unidos; y no sólo era ilegal sino inmoral que el mismo
gobierno que procesaba a los Cinco pagase a periodistas para crear la
atmósfera mediática conveniente a su condena.
En septiembre de 2009, la “US Partnership for Civil Justice
Fund” (Asociación de Estados Unidos para la Justicia Social), a nombre del
Comité Nacional de Estados Unidos para la Liberación de los Cinco Cubanos)
interpuso una demanda en la Corte del Distrito de Columbia contra la “US
Broadcasting Board of Directors” (Junta de Directores de las Transmisiones)
debido a su sospechosa e ilegítima negativa a la difusión pública del
financiamiento del gobierno a los periodistas.
La demanda era un paso más en el difícil camino hacia la
obtención de documentos probatorios del doble papel desempeñado por el
gobierno, como acusador y como manipulador mediático, en un juicio en el cual
el jurado no fue aislado y que, por tanto, estuvo bajo la influencia de un
ambiente sobresaturado de falsas informaciones sobre Cuba y sobre los
Cinco.
El 2 de diciembre de 2009 publiqué un estudio (3) que realicé
acerca del comportamiento de dos órganos de prensa de Miami en el intervalo
entre el 27 de noviembre del año 2000 y el 8 de junio de 2001, que corresponde
al tiempo transcurrido desde el inicio del proceso contra los Cinco hasta que
fueron considerados culpables por el jurado. En esos 194 días, El Nuevo Herald
publicó 806 artículos, y The Miami Herald 305 –un total de 1,111 artículos-
que podían influir negativamente en el proceso judicial, un promedio de más de
cinco por día, y sin un solo artículo a favor.
Si los resultados obtenidos con solamente estos dos
periódicos los extrapolamos al resto de los órganos de prensa, radio y
televisión que, igualmente y con la misma saña, contribuyeron a la atmósfera
de odio en el Miami dominado política y económicamente por una ultraderecha
visceralmente enemiga de la Revolución Cubana, podemos imaginar la increible
sobresaturación mediática negativa que acompañó a los Cinco en un juicio que
nunca debió celebrarse en esta ciudad.
Wilfredo Cancio Isla, uno de los periodistas inicialmente
denunciados por Corral, publicó en El Nuevo Herald y en el período mencionado,
123 artículos incendiarios. En su entusiasmo pagado llegó a publicar tres en
el mismo día (19 de enero de 2001). Algunos de los artículos de Cancio son
dignos de una antología de la infamia, como el que publicó el 4 de junio de
2001, cuatro días antes de que el jurado anunciase su veredicto, con el
propósito evidente de influir sobre éste, y que tituló “Cuba usa alucinógenos
al adiestrar a los espías”. Cancio intentó explicar la valentía y la firmeza
ideológica de Gerardo, Ramón, Fernando, Antonio y René, con la acusación
delirante de que el gobierno cubano utilizaba técnicas de hipnosis y
alucinógenos para modificar la conducta de los Cinco y controlar sus mentes a
larga distancia.
Pacientemente, año tras año, el Comité Nacional de Estados
Unidos por la Libertad de los Cinco Cubanos, con el apoyo de la organización
de derechos civiles legales “Partnership for Civil Justice Fund” y el
periódico “Liberation”, va desarrollando una batalla legal mediante peticiones
basadas en la “Freedom of Information Act” (FOIA por sus siglas en ingles)
-ley federal que permite solicitor información al gobierno acerca de sus
acciones- para que las agencias federales liberen los documentos que
demuestran el contubernio secreto entre el gobierno y los medios de Miami. La
ley obliga a estas agencias a entregar los documentos siempre que no estén
clasificados. Poco a poco han ido obteniendo evidencias vitales para las
apelaciones que tienen lugar actualmente. Más de 2,200 páginas de contratos
entre el gobierno y periodistas mercenarios obran ya en los archivos del
periódico Liberación (4).
Sin embargo, lo que se sospecha constituye el grueso de los
contratos ilegales entre el gobierno y los periodistas de Miami y que
compromete, además, a los medios e instituciones a que éstos pertenecen, no ha
sido expuesto a la luz pública todavía. Por eso tiene una importancia
extraordinaria el fallo del Tribunal del Distrito de Columbia. El Departamento
de Estado deberá entregar todos los documentos en su poder relacionados con el
pago por agencias federales a 44 periodistas de Miami, y tendrá que hacerlo
entre el 26 de octubre de 2013 y el 31 de marzo de 2014, comenzando en la
primera de estas fechas. La información que se obtenga puede ser decisiva para
lograr que los tribunales declaren nulo el juicio de los Cinco y por
consiguiente sus condenas.
“Free of Information Act”, “FOIA”, está en vigor desde 1967
pero sufrió modificaciones sustanciales a partir de 1982. Varias enmiendas y
órdenes presidenciales le quitaron filo y punta y convirtieron las solicitudes
de información en procesos lentos, difíciles y costosos. Frente a la
disposición judicial de liberar los documentos, el gobierno tiene todavía, al
menos teóricamente, alguna capacidad de maniobra. Puede incluso, de acuerdo a
una Orden Ejecutiva de 2009 del presidente Barack Obama, reclasificar
retroactivamente los documentos. No es probable que lo haga pues no tendría
justificación alguna convertir simples contratos de trabajo de periodistas en
secretos de Estado. Quien mucho clasifica es porque mucho esconde, por lo que,
en este caso, una reclasificación de documentos sería una prueba fehaciente de
la mala intención del gobierno y tendría un costo político que no creo que el
gobierno de Obama esté dispuesto a pagar.
Se ha obtenido un triunfo enorme sin duda pero es mucho lo que
todavía tenemos que lograr aunque también es mucho lo que podemos hacer, como
ha explicado el compañero Ricardo Alarcón (5). Cada fragmento de verdad que se
obtenga hará cada vez más evidente la injusticia cometida con los Cinco, pero
esta verdad solamente continuará abriéndose paso si va acompañada de un fuerte
y creciente movimiento mundial de solidaridad.
NOTAS
(1)
Andrés Gómez: “Decisivo fallo de un tribunal
federal en el caso de los Cinco”, Opinión del Día, Radio Miami, 4 de octubre
de 2013.
(2)
Oscar Corral: “10 Miami Journalists Take U.S. Pay”,
The Miami Herald, Sept. 8, 2006.
(3)
Salvador Capote: “Los Cinco y la propaganda
encubierta”, Cubadebate, 2 de dic. de 2009.
(4)
Gloria La Riva y Benjamin Becker: “Puesta al
descubierto la operación de propaganda financiada por el Gobierno en Miami”,
Comité Nacional por la Libertad de los Cinco Cubanos.
(5)
Ricardo Alarcón de Quesada: “¿Qué más podemos
hacer?, Palabras en acto por la Jornada Cinco días por los Cinco, en el
Insituto Superior Politécnico “José Antonio Echeverría”, La Habana, junio 4 de
2013.