PHILOSOPHICUS
Marzo, 27-03-2013
Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo |
El presidente Hugo
Chávez fue un hombre único en múltiples áreas de la vida política,
social y económica, que realizó importantes contribuciones al avance de
la humanidad. La profundidad, el alcance y la popularidad de sus logros
le distinguen como el "presidente renacentista del siglo XXI".
Muchos autores han señalado una u otra de sus contribuciones históricas,
destacando las leyes para combatir la pobreza, la capacidad para ganar
elecciones populares con rotundas mayorías y su defensa de la educación y
la sanidad públicas gratuitas y universales para todos los venezolanos.
En este artículo, destacaremos las singulares contribuciones históricas
que el presidente Chávez realizó en el ámbito de la economía política,
la ética y el derecho internacional y en la redefinición de las
relaciones entre los líderes políticos y los ciudadanos. Comenzaremos
con su contribución perdurable al desarrollo de la cultura cívica en
Venezuela y otros países.
Hugo Chávez, el gran maestro de los valores cívicos
Desde sus primeros días en el cargo, Chávez emprendió un cambio
constitucional que facilitara la rendición de cuentas de los dirigentes y
las instituciones políticas ante los ciudadanos. A través de sus
discursos, informó clara y meticulosamente al electorado de las medidas y
las leyes que servirían para mejorar su modo de vida y le invitó a
expresar comentarios y críticas. Su estilo era la creación de un diálogo
constante, especialmente con los pobres, los desempleados y los
trabajadores. Tuvo tanto éxito en sus enseñanzas de las
responsabilidades cívicas al electorado venezolano que millones de
habitantes de los barrios pobres de Caracas se levantaron
espontáneamente para oponerse a la junta militar-empresarial respaldada
por Estados Unidos que había secuestrado al presidente y clausurado el
parlamento. En 72 horas –todo un récord- los ciudadanos con conciencia
cívica restauraron el orden democrático y el gobierno de la ley en
Venezuela, rechazando por completo la defensa de los golpistas que
realizaron los medios de comunicación y su efímero régimen autoritario.
Chávez, como todos los grandes educadores, aprendió de esta
intervención democrática de la masa ciudadana, que los defensores más
efectivos de la democracia estaban entre la gente trabajadora, y que sus
peores enemigos se hallaban en las élites empresariales y en los
oficiales del ejército con contactos en Miami y Washington.
La
pedagogía cívica de Chávez hacía hincapié en la importancia de las
enseñanzas y los ejemplos históricos de los padres fundadores de la
nación, como Simón Bolívar, a la hora de crear una identidad nacional
y latinoamericana. Sus discursos elevaron el nivel cultural de millones
de venezolanos que habían crecido en medio de la cultura servil y
alienante de Washington y de las obsesiones consumistas que provocaban
los grandes centros comerciales de Miami.
Chávez consiguió
infundir una cultura de solidaridad y apoyo mutuo entre los explotados
destacando la importancia de los vínculos "horizontales" frente a la
dependencia clientelar vertical de los ricos y poderosos. Su triunfo en
la creación de una conciencia colectiva afectó decisivamente al
equilibrio de poder alejándolo de los gobernantes adinerados y los
partidos políticos y sindicatos corruptos y orientándolo hacia los
nuevos movimientos socialistas y sindicatos de clase. Lo que más provocó
la cólera histérica de los venezolanos ricos y su odio imperecedero al
presidente que había creado un sentido de autonomía, dignidad y
"empoderamiento de clase" fue la educación política que realizó Chávez,
explicando a la mayoría popular su derecho a disfrutar de una sanidad y
una educación superior gratuitas, salarios dignos y pleno empleo, lo que
consiguió mediante una educación pública que terminó con siglos de
privilegios y omnipotencia de las élites.
Es preciso destacar
que los discursos de Chávez, con enseñanzas tanto de Bolívar como de
Karl Marx, crearon un trascendente y generoso patriótico y nacional y un
profundo rechazo a la élite postrada a los pies de Washington, los
banqueros de Wall Street y los ejecutivos de las compañías petroleras.
Los discursos antiimperialistas de Chávez tenían eco porque utilizando
el lenguaje de la gente común ampliaba su conciencia nacional hasta
lograr su idntificación con América latina, especialmente con la lucha
cubana contra las intervenciones y las guerras imperialistas.
Las relaciones internacionales y la Doctrina Chávez
A comienzos de la década anterior, tras el 11 de septiembre de 2001,
Washington declaró la "Guerra al Terror". Fue una declaración pública
que abría la puerta a intervenciones militares unilaterales y guerras
contra naciones soberanas, movimientos e individuos considerados como
adversarios, en violación del derecho internacional.
Casi todos
los países cedieron frente a esa flagrante violación de los Acuerdos de
Ginebra, pero no así el presidente Chávez, que hizo la refutación más
profunda y sencilla contra Washington: "No se combate al terrorismo con
terrorismo de Estado". En su defensa de la soberanía de las naciones y
de la jurisprudencia internacional, Chávez subrayó la importancia de
encontrar las soluciones políticas y económicas a los problemas y
conflictos sociales, repudiando las bombas, la tortura y el caos. La Doctrina Chávez hacía
hincapié en el comercio y las inversiones Sur-Sur y en la solución
diplomática y no militar de los conflictos. Defendió los Acuerdos de
Ginebra frente a la agresión colonialista e imperialista a la vez que
rechazaba la doctrina imperial de la "Guerra contra el Terror",
definiendo el terrorismo de Estado occidental como peligrosamente
similar al de Al-Qaeda.
La gran síntesis de teoría y práctica política
Uno de los aspectos más profundos e influyentes del legado de Chávez es
su original síntesis de tres grandes corrientes de pensamiento
político: el cristianismo popular, el nacionalismo y la integración
regional bolivarianos y el pensamiento político, social y económico del
marxismo. El cristianismo de Chávez le inculcó una profunda creencia en
la justicia y la igualdad de las personas, así como la generosidad y el
perdón a los adversarios, aunque participaran en un golpe de Estado
violento, en un paro patronal asfixiante, o colaboraran abiertamente y
recibieran financiación de organismos de inteligencia enemigos. Mientras
en cualquier otro lugar del mundo quienes dan un golpe de Estado se
enfrentan a condenas en prisión o incluso a ejecuciones, la mayor parte
de los golpistas contra Chávez rehuyeron la acción judicial e incluso
volvieron a formar parte de sus organizaciones subversivas. Chávez
demostró una firme creencia en la redención y el perdón. Su cristianismo
forma parte de la "opción por los pobres", de la amplitud y profundidad
de su compromiso con la erradicación de la pobreza y de su solidaridad
con los pobres frente a los ricos.
La aversión profunda de
Chávez y su oposición eficaz al imperialismo norteamericano y europeo y
al colonialismo brutal israelí estaban hondamente arraigadas en su
interpretación de los escritos y la historia de Simón Bolívar, el
fundador de la patria venezolana. Las ideas bolivarianas sobre
liberación nacional fueron muy anteriores a cualquier contacto con
escritos de Marx, Lenin o de otros autores antiimperialistas más
contemporáneos. Su fuerte e inquebrantable defensa de la integración
regional y del internacionalismo estaban muy influidas por los "Estados
Unidos Latinoamericanos" propuestos por Simón Bolívar y por su actividad
internacionalista en apoyo de los movimientos anticoloniales.
Chávez incorporó sus ideas marxistas a una previa visión mundial basada
en su antigua filosofía internacionalista de corte cristiano y
bolivariano. La opción por los pobres se profundizó con su
reconocimiento de la importancia de la lucha de clases y de la
reconstrucción de la nación bolivariana mediante la socialización de
"las cumbres de mando de la economía". El concepto socialista de
fábricas autogestionadas y de poder popular mediante consejos
comunitarios adquirió legitimidad moral gracias a la fe cristiana en un
orden moral igualitario de Chávez.
Mientras el Presidente
respetaba y escuchaba con atención las opiniones de los académicos
izquierdistas que le visitaban y a menudo alababa sus escritos, muchos
de éstos no llegaron a darse cuenta, o, peor aun, ignoraron
deliberadamente la propia síntesis original de historia , religión y
marxismo de Chávez. Desgraciadamente, como suele pasar, algunos
académicos de izquierdas creían ser, desde su postura autoindulgente,
"profesores" y asesores de Chávez sobre cualquier materia de "teoría
marxista". Hablamos de ese colonialismo cultural de izquierdas que
criticó despectivamente a Chávez por no haber seguido sus prescripciones
listas para el consumo, publicadas en las revistas políticas de
Londres, Nueva York y París.
Afortunadamente, Chávez aprovechó
lo que le resultaba útil de los académicos extranjeros y de los
estrategas políticos financiados por ONG mientras desechaba aquellas
ideas que no tenían en cuenta las especificidades histórico-culturales,
de clase y de Estado rentista de Venezuela.
El método de pensamiento
que Chávez ha legado a los intelectuales y activistas del mundo es
global y específico, histórico y teórico, material y ético, y abarca
análisis de clase, democracia y trascendencia espiritual en resonancia
con la gran masa de la humanidad, en un lenguaje que cualquier persona
puede entender. La filosofía y la práctica de Chávez (más que cualquier
discurso elaborado por expertos exaltados en un foro social) han
demostrado que el arte de formular ideas complejas en un lenguaje sencillo puede mover a millones de personas "a hacer historia, y no solo a estudiarla..."
Búsqueda de alternativas prácticas al neoliberalismo y al imperialismo
Quizás la mayor contribución de Chávez sea el haber demostrado,
mediante iniciativas políticas y medidas prácticas, que muchos de los
mayores desafíos políticos y económicos contemporáneos pueden resolverse
satisfactoriamente.
La reforma radical de un Estado rentista
Nada reviste más dificultades que cambiar la estructura social, las instituciones y las actitudes de un Estado petrolero rentista,
con políticas clientelistas bien enraizadas, corrupción endémica del
aparato de los partidos y del Estado y una psicología de masas basada en
el consumismo. Sin embargo, Chávez tuvo éxito donde otros regímenes
petroleros fracasaron. La administración Chávez comenzó realizando
cambios constitucionales e institucionales para crear un nuevo marco
político. Luego puso en marcha programas sociales, que profundizaron los
compromisos políticos de una mayoría activa, que, a su vez, defendió
valientemente al régimen frente a un golpe de Estado violento promovido
por la élite empresarial y el ejército y respaldado por Estados Unidos.
Las movilizaciones de masas y el apoyo popular radicalizaron, a su vez,
al gobierno de Chávez y prepararon el camino para una mayor
socialización de la economía y la puesta en marcha de una reforma
agraria radical. La industria del petróleo fue socializada y se
aumentaron los impuestos y las tasas para conseguir financiar el enorme
aumento del gasto social en beneficio de la mayoría de los venezolanos.
Chávez preparaba prácticamente a diario charlas educativas fácilmente
comprensibles sobre temas sociales, éticos y políticos relacionados con
los programas redistributivos de su régimen, haciendo hincapié en la
solidaridad social frente al consumismo individualista. Las
organizaciones y los movimientos comunitarios y sindicales se
multiplicaron, creando una nueva conciencia social dispuesta y deseosa
de provocar el cambio social y enfrentarse a los ricos y poderosos. Las
victorias de Chávez sobre el golpe de Estado apoyado por EE.UU. y sobre
los paros patronales, así como su afirmación de la tradición bolivariana
y de la identidad soberana de Venezuela crearon una conciencia
nacionalista poderosa que socavó la mentalidad rentista y reforzó
la búsqueda de una "economía equilibrada" diversificada. Esta nueva
voluntad política y conciencia productiva nacional supuso un gran salto
adelante, aunque todavía persistan los principales rasgos de una
economía rentista dependiente del petróleo. La transición
extremadamente difícil de Venezuela ha comenzado, y se trata de un
proceso en desarrollo. Los teóricos izquierdistas extranjeros que
critican la "corrupción" y la "burocracia" de Venezuela han ignorado por completo las enormes dificultades que supone pasar de un Estado rentista a una economía socializada y el tremendo progreso alcanzado por Chávez.
Crisis económica sin austeridad capitalista
En todo el mundo capitalista arruinado por la crisis, los partidos
gobernantes, laboristas o socialdemócratas, liberales o conservadores,
han impuesto "programas de austeridad" regresivos que implican
reducciones brutales de beneficios sociales y de gastos en educación y
sanidad y despidos masivos de trabajadores, mientras utilizan nuestros
subsidios para rescatar bancos y empresas capitalistas en quiebra.
Coreando el lema thatcheriano, "no hay otra alternativa", los economistas capitalistas justifican la imposición de la carga que supone "la recuperación capitalista" sobre la clase trabajadora mientras permiten al capital que recupere sus beneficios para poder invertir.
La política de Chávez fue exactamente la contraria: en mitad de la
crisis, mantuvo los programas sociales, rechazó los despidos masivos y
aumentó el gasto social. La economía venezolana capeó la crisis mundial y
se recuperó con un saludable índice de crecimiento del 5,8% en 2012. Es
decir, Chávez demostró que el empobrecimiento masivo era producto
de la propia "fórmula" capitalista para la recuperación y señaló otra
alternativa para superar la crisis económica: aumento de la tributación
de los ricos, fomento de la inversión pública y mantenimiento del gasto
social.
Transformación social en una "economía globalizada"
Muchos analistas, de izquierdas, derechas y centro, han defendido que
el advenimiento de una "economía globalizada" descartaba las
transformaciones sociales radicales. No obstante, Venezuela, que está
profundamente globalizada e integrada en el mercado mundial a través del
comercio y las inversiones, ha realizado grandes avances en reformas
sociales. Lo realmente relevante en una economía global es la naturaleza
del régimen político-económico y de sus programas, que dictamina cómo
se distribuyen los beneficios y los costes del comercio y la inversión
internacional. En resumen, lo que resulta decisivo es el carácter de clase del régimen
que gestiona su lugar en la economía mundial. Chávez, desde luego, no
"des-conectó" a Venezuela de la economía mundial, sino que la
"re-conectó" de una nueva manera. Dirigió el comercio y la inversión
venezolanos hacia América Latina, Asia y Oriente Próximo, especialmente a
países que no intervienen o imponen condiciones reaccionarias sobre las
transacciones económicas.
Antiimperialismo en tiempos de ofensiva imperialista
En una época protagonizada por una intensa ofensiva imperialista por
parte de Estados Unidos y la Unión Europea, que conlleva invasiones
militares "preventivas", intervenciones con mercenarios, torturas,
asesinatos y ataques con drones en Iraq, Mali, Siria, Yemen, Libia y
Afganistán y brutales sanciones económicas contra Irán; expulsiones
colonialistas israelíes de miles de palestinos con el apoyo de EE.UU.;
golpes de Estado con respaldo norteamericano en Honduras y Paraguay y
revoluciones abortadas mediante títeres en Egipto y Túnez, el presidente
Chávez, en solitario, se ha mantenido como el principal defensor de la
política antiimperialista. Su profundo compromiso antiimperialista marca
un agudo contraste con la capitulación de ciertos intelectuales
"marxistas" al modo occidental que han sostenido justificaciones
rudimentarias para explicar su apoyo a los bombardeos de la OTAN sobre
Yugoslavia y Libia, la invasión francesa de Mali y la financiación
saudí-francesa ("monarco-socialista") de los mercenarios islamistas y el
equipamiento militar contra Siria. Los mismos "intelectuales" de
Londres, París y Nueva York que trataban condescendientemente a Chávez
de "populista" o "nacionalista", recriminándole por no haber escuchado
su consejos o leído sus libros, han capitulado burdamente bajo la
presión del Estado y los medios de comunicación capitalistas prestando
su apoyo a "intervenciones humanitarias" (es decir bombardeos de la
OTAN)... y justificado su oportunismo en un lenguaje de oscuras sectas
izquierdistas. Chávez se enfrentó a las presiones y amenazas de la OTAN y
a la subversión desestabilizadora de sus adversarios internos y
articuló valerosamente los principios más profundos y significativos del
marxismo de los siglos XX y XXI: el derecho inalienable a la autodeterminación de las naciones oprimidas y la oposición incondicional a las guerras imperialistas
Mientras Chávez hablaba y actuaba en defensa de los principios
antiimperialistas, muchos europeos y norteamericanos de izquierdas
consentían las guerras imperiales: no había protestas masivas, los
movimientos contra la guerra habían sido asimilados o estaban
moribundos, el partido "socialista" de los trabajadores británicos
defendía los bombardeos masivos de Libia, los "socialistas" franceses
invadían Malí –con el apoyo del partido "anticapitalista". Mientras
tanto, el "populista" Chávez desarrollaba una comprensión de los
principios y la práctica marxistas mucho más profunda, en cualquier
caso, que la de sus autodesignados "tutores" marxistas extranjeros.
No ha habido ningún otro dirigente político ni intelectual de
izquierdas que haya desarrollado, profundizado y ampliado los principios
fundamentales de la política antiimperialista en la era de la guerra
imperialista global con mayor agudeza que Hugo Chávez.
Transición de un Estado neoliberal fracasado a un Estado del bienestar dinámico
La reorganización programática y global de Venezuela y su
transformación de un régimen neoliberal desastroso y fallido a un Estado
del bienestar dinámico supone un hito en la economía política de los
siglos XX y XXI. La reconversión exitosa de las políticas e
instituciones neoliberales, así como la nueva nacionalización de las "cumbres de mando de la economía" demolieron el dogma neoliberal reinante derivado de la era Thatcher-Reagan y resumido en el lema "No hay alternativa" a las brutales políticas neoliberales.
Chávez rechazaba las privatizaciones; de hecho, volvió a nacionalizar
las industrias clave relacionadas con el petróleo, socializó cientos de
empresas capitalistas y desarrolló una extenso programa de reforma
agraria incluyendo distribución de tierras a 300.000 familias. Fomentó
las organizaciones sindicales y el control obrero de las fábricas, en
oposición incluso a administradores públicos y a su propio gabinete de
ministros. En Latinoamérica, Chávez mostró el camino para definir con
mayor precisión y con cambios sociales más generales la era
post-neoliberal. Chávez visualizó la transición del neoliberalismo a un
nuevo Estado del bienestar socializado como un proceso internacional
y proporcionó fondos y apoyo político a las nuevas organizaciones
regionales como el ALBA, PetroCaribe, y UNASUR. Rechazaba la idea de
construir el Estado del bienestar en un solo país por lo que formuló una
teoría de las transiciones post-neoliberales basada en la
solidaridad internacional. Las ideas y las políticas originales de
Chávez en relación con la transición para superar el neoliberalismo
pasaron desapercibidas para los marxistas de sillón y los expertos
viajeros de las ONG del Foro Social cuyas intrascendentes "alternativas
globales" sirvieron fundamentalmente para conseguir fondos de
fundaciones occidentales.
Chávez demostró mediante la teoría y
la práctica la posibilidad de superar el neoliberalismo, lo que supone
un descubrimiento político fundamental para el siglo XXI.
Más allá del liberalismo social: definición radical del post-neoliberalismo
Los regímenes neoliberales promovidos por EE.UU. y la UE se han
desmoronado bajo el peso de la mayor crisis económica desde la Gran
Depresión. El desempleo masivo provocó revueltas populares, nuevas
elecciones y la emergencia de regímenes de centroizquierda en la mayor
parte de Latinoamérica, que rechazaban o al menos decían repudiar el
"neoliberalismo". La mayor parte de estos gobiernos dictaron leyes y
decretos para financiar programas contra la pobreza, poner en marcha
controles financieros y realizar inversiones productivas, a la vez que
aumentaban el salario mínimo y estimulaban el empleo. No obstante,
fueron pocas las empresas lucrativas que se nacionalizaron. En su agenda
no estaba incluido tratar las desigualdades y la concentración
de riqueza. Formularon su estrategia consistente en trabajar con los
inversores de Wall Street, los exportadores locales agro-mineros y los
sindicatos fagocitados.
Chávez planteó una alternativa
completamente diferente a esta forma de "post-neoliberalismo":
nacionalizó las industrias de materias primas, dejó fuera a los
especuladores de Wall Street y limitó el papel de las élites vinculadas
con la agroindustria y la minería. Proyectó un Estado del bienestar
socializado como alternativa a la ortodoxia social-liberal imperante de
los gobiernos de centro izquierda, aunque trabajara con estos gobiernos
en la integración latinoamericana y la oposición a los golpes de Estado
promovidos por EE.UU.
Chávez fue el líder que definió una alternativa más socializada para la liberación social y la conciencia que aguijoneaba a sus aliados para avanzar más allá.
Socialismo y democracia
Chávez inauguró un nuevo y extraordinariamente original y complejo
camino al socialismo basado en elecciones libres, reeducación del
estamento militar para defender los principios democráticos y
constitucionales y desarrollo de los medios de comunicación de masas y
comunitarios. Acabó con el monopolio capitalista de los medios de
comunicación y reforzó la sociedad civil como forma de contrarrestar el
intento de paramilitares y quintacolumnistas apoyados por Estados Unidos
de desestabilizar el Estado democrático.
Ningún otro presidente
demócrata-socialista ha resistido con éxito las campañas de
desestabilización promovidas por el imperio (ni Jagan en Guayana, ni
Manley en Jamaica, ni Allende en Chile). Desde el principio, Chávez
comprendió la importancia de crear un marco legal y político sólido para
facilitar su liderato ejecutivo, promover las organizaciones populares
de la sociedad civil y terminar con la influencia norteamericana en el
aparato del Estado (policía y ejército). Puso en marcha programas
radicales de gran impacto social que le aseguraron la lealtad y
fidelidad de las mayorías populares y debilitaron los tentáculos
económicos del poder político ejercido por la clase capitalista desde
antiguo. Como resultado, los dirigentes políticos, los soldados y
oficiales leales a la constitución y las masas populares aplastaron un
sangriento golpe derechista, un paro petrolero asfixiante y un
referéndum financiado por Estados Unidos y se lanzaron reformas
socio-económicas aún mayores en un proceso continuado y creciente de
socialización.
La originalidad de Chávez, en parte fruto de un
proceso de ensayo y error, radicaba en su "método experimental": Su
profunda comprensión de las actitudes y comportamientos populares estaba
fuertemente enraizada en la historia de injusticias raciales y de clase
y de la rebeldía popular de Venezuela. Chávez viajó, conversó y escuchó
a las clases populares de Venezuela hablar de las cosas cotidianas. Su
"método" era trasladar el conocimiento basado en lo pequeño a grandes
programas de cambios. En la práctica, era la antitesis del esos
intelectuales extranjeros y locales sabelotodo que se dirigen a la gente
literalmente desde arriba y que se consideran a sí mismos los "maestros
del mundo"... al menos en el micromundo académico de izquierdas,
conferencias socialistas endogámicas y monólogos ególatras. La muerte de
Hugo Chávez ha sido llorada por millones de personas en Venezuela y por
cientos de millones en todo el mundo porque su transición al socialismo
era su mismo camino; porque escuchó sus demandas y actuó en
consecuencia con eficacia.
La socialdemocracia y la seguridad nacional
Chávez fue un presidente socialista durante más de 13 años que hizo
frente a una oposición violenta y prolongada a gran escala y a sabotajes
financieros de Washington, la élite económica local y los magnates de
los medios de comunicación. Fue el artesano de la conciencia política
que dio motivación a millones de trabajadores y aseguró la lealtad
constitucional del ejército para vencer el golpe militar-empresarial
apoyado por Estados Unidos en 2002. Chávez adaptaba los cambios sociales
de acuerdo a una evaluación realista de lo que podía encajar dentro del
orden político-legal. Y, sobre todo, Chávez se aseguró la lealtad de
los militares poniendo fin a los "asesores" norteamericanos y al
adoctrinamiento imperial en el extranjero, promoviendo en su lugar
cursos intensivos sobre la historia venezolana, la responsabilidad
cívica y el vínculo fundamental que debe unir a las clases populares y a
los militares en una misión nacional común.
Las políticas de
seguridad nacional de Chávez se basaban en principios democráticos y en
el claro reconocimiento de las graves amenazas que se cernían sobre la
soberanía del país. Consiguió salvaguardar la seguridad nacional y los
derechos democráticos y libertades políticas de sus ciudadanos al mismo
tiempo, una proeza que ha ganado para Venezuela la admiración y la
envidia de abogados constitucionalistas y ciudadanos de Estados Unidos y
la UE.
Por el contrario, el presidente de Estados Unidos,
Barack Obama se ha arrogado el poder de asesinar sobre la base de
informaciones secretas y sin juicio previo, dentro o fuera de EE.UU. Su
administración ha asesinado a ciudadanos norteamericanos "seleccionados"
y a sus hijos, ha encarcelado a otros sin juicio y mantiene "archivos"
secretos de 40 millones de estadounidenses. Chávez nunca se atribuyó
esos poderes, ni asesinó o torturó a un solo venezolano. La docena de
prisioneros convictos de actos violentos de subversión juzgados
públicamente en los tribunales de Venezuela, ofrece un agudo contraste
con las decenas de miles de inmigrantes musulmanes y latinoamericanos
encarcelados y secretamente inculpados en Estados Unidos. Chávez se
opuso al terror de Estado, mientras que Obama cuenta con equipos
especiales para realizar asesinatos sobre el terreno en más de 70
países. Obama respalda el allanamiento policial arbitrario de hogares y
lugares de trabajo "sospechosos", según "pruebas secretas", mientras que
Chávez llegó a tolerar las actividades de conocidos partidos de la
oposición financiados por la CIA. Es decir, Obama utiliza la "seguridad
nacional" para destruir las libertades democráticas mientras que Chávez
hizo respetar las libertades democráticas e impuso límites
constitucionales al aparato de seguridad nacional.
Chávez
procuró una resolución diplomática y pacífica de los conflictos con
vecinos hostiles, como Colombia, que alberga siete bases militares
norteamericanas, potenciales trampolines para una intervención
norteamericana. Por otra parte, Obama está implicado en guerras abiertas
con al menos siete países y ha realizado acciones hostiles encubiertas
contra otros muchos más.
Conclusión
El legado de Chávez posee múltiples facetas. Sus contribuciones son
originales, teóricas y prácticas y de relevancia universal. Demostró en
la práctica cómo un pequeño país puede defenderse contra el
imperialismo, mantener los principios democráticos y a la vez poner en
marcha programas sociales avanzados. Su búsqueda de la integración
regional y su promoción de los valores éticos en el gobierno de la
nación son ejemplos relevantes en un mundo capitalista anegado de
políticos corruptos que rebajan el nivel de vida de sus pueblos mientras
enriquecen a los plutócratas.
El rechazo de Chávez a la doctrina Bush-Obama (que justifica el "terrorismo de Estado para combatir al terror"),
su afirmación de que las raíces de la violencia son la injusticia
social, el saqueo económico y la opresión política y su creencia en que
el camino hacia la paz pasa por la resolución de estos temas fundamentales suponen una guía ética-política para la supervivencia de la humanidad.
Enfrentado a un mundo violento de contrarrevolución imperial y decidido
a estar del lado de los oprimidos del mundo, Hugo Chávez entra a formar
parte de la historia mundial como un dirigente político completo, con la estatura del líder más humano y multifacético de nuestra época: Una figura del renacimiento para el siglo XXI.