BELEM, Brasil (AFP) — Con lanzas, arcos y flechas, y sus pinturas y gritos tradicionales, los caciques del valle del Javari, en la frontera entre Brasil, Colombia y Perú, irrumpieron este sábado con una protesta en el Foro Social Mundial, a donde muchos pobladores de la selva llevaron sus problemas.
"Estamos sufriendo una epidemia de hepatitis y de malaria y el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva no está haciendo nada", denunció Jorge Marugo. El líder Waki Maiorunda, le secundó en su lengua: "hay mucha gente muriendo y ya no tenemos con quien hablar".
Los indígenas del Javari tardaron diez días en barco para llegar al Foro, donde entregaron a parlamentarios europeos una carta con sus reclamos. "Tenemos problemas en nuestro territorio, donde entran madereros y hacendados", explica a la AFP Paulo Maru.
Cerca de 2.000 indígenas fueron invitados al Foro Social Mundial, el mayor evento planetario de los movimientos sociales, que por primera vez se celebra en la Amazonía. También comparecen numerosas comunidades tradicionales amazónicas, a menudo aisladas y faltas de interlocutores, que aprovechan el foro para hacer escuchar su voz con sus problemas más acuciantes.
"Cuando me llamaron a participar del Foro, pensé que estarían aquí muchas personas pensando un mundo mejor, y prometí a mi comunidad que les hablaría de nuestros problemas", explica en una de las salas de debate la amazónica Ivaneide Bandeira Cardozo, vestida con falda y camiseta, sin zapatos y tradicionales pinturas indígenas.
"El gobierno de Brasil va a construir una hidroeléctrica, en el Rio Madeira, junto a la frontera con Bolivia, que va a destruir a nuestro pueblo, y también el aire que ustedes respiran. Por favor, ayúdennos", completa.
"Respétennos" y "ayúdennos a defender nuestra madre naturaleza, devuélvanosla para que la podamos seguir protegiendo y siga siendo el pulmón del mundo", fue el reclamo, en nombre de todos los aborígenes del Foro, presentado por la dirigente indígena ecuatoriana, Blanca Trancoso, a los cinco presidentes latinoamericanos que comparecieron al evento (Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela).
Sólo en la Amazonía brasileña viven 25 millones de personas. Entre estos, los ancestrales Quilombolas, afrodescendientes cuyos antepasados huyeron de la esclavitud a la selva y fundaron aldeas, como Daniel Souza. "Ni en los mapas aparecemos de lo poco que nos tienen en cuenta", se lamenta Souza.
Los altermundialistas defienden una Amazonía diferente: "Ni la destrucción predatoria en nombre del desarrollo ni el conservacionismo excluyente que no tiene en cuenta a sus millones de habitantes tradicionales", explicó Cándido Grzybowski, un organizador del Foro Social, que reúne a 100.000 activistas de movimientos sociales del mundo en la amazónica ciudad de Belem.
"Estamos sufriendo una epidemia de hepatitis y de malaria y el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva no está haciendo nada", denunció Jorge Marugo. El líder Waki Maiorunda, le secundó en su lengua: "hay mucha gente muriendo y ya no tenemos con quien hablar".
Los indígenas del Javari tardaron diez días en barco para llegar al Foro, donde entregaron a parlamentarios europeos una carta con sus reclamos. "Tenemos problemas en nuestro territorio, donde entran madereros y hacendados", explica a la AFP Paulo Maru.
Cerca de 2.000 indígenas fueron invitados al Foro Social Mundial, el mayor evento planetario de los movimientos sociales, que por primera vez se celebra en la Amazonía. También comparecen numerosas comunidades tradicionales amazónicas, a menudo aisladas y faltas de interlocutores, que aprovechan el foro para hacer escuchar su voz con sus problemas más acuciantes.
"Cuando me llamaron a participar del Foro, pensé que estarían aquí muchas personas pensando un mundo mejor, y prometí a mi comunidad que les hablaría de nuestros problemas", explica en una de las salas de debate la amazónica Ivaneide Bandeira Cardozo, vestida con falda y camiseta, sin zapatos y tradicionales pinturas indígenas.
"El gobierno de Brasil va a construir una hidroeléctrica, en el Rio Madeira, junto a la frontera con Bolivia, que va a destruir a nuestro pueblo, y también el aire que ustedes respiran. Por favor, ayúdennos", completa.
"Respétennos" y "ayúdennos a defender nuestra madre naturaleza, devuélvanosla para que la podamos seguir protegiendo y siga siendo el pulmón del mundo", fue el reclamo, en nombre de todos los aborígenes del Foro, presentado por la dirigente indígena ecuatoriana, Blanca Trancoso, a los cinco presidentes latinoamericanos que comparecieron al evento (Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela).
Sólo en la Amazonía brasileña viven 25 millones de personas. Entre estos, los ancestrales Quilombolas, afrodescendientes cuyos antepasados huyeron de la esclavitud a la selva y fundaron aldeas, como Daniel Souza. "Ni en los mapas aparecemos de lo poco que nos tienen en cuenta", se lamenta Souza.
Los altermundialistas defienden una Amazonía diferente: "Ni la destrucción predatoria en nombre del desarrollo ni el conservacionismo excluyente que no tiene en cuenta a sus millones de habitantes tradicionales", explicó Cándido Grzybowski, un organizador del Foro Social, que reúne a 100.000 activistas de movimientos sociales del mundo en la amazónica ciudad de Belem.