Nacido el 25 de febrero de 1950, Néstor Carlos Kirchner Ostoic se convirtió en uno de los personajes más importantes de la historia política argentina de los últimos tiempos. De profesión abogado, perteneció al Partido Justicialista y al Frente para la Victoria, partido con el que se convirtió en el 54º presidente de Argentina, desempeñándose desde el 25 de mayo de 2003 hasta el 10 de diciembre de 2007.
De carácter irascible e implacable con sus adversarios,
Kirchner construyó su poder a fuerza de un estilo personalista que a nivel nacional intentó superar con un llamado a la ''transversalidad'' política (alianzas con otras fuerzas) que no se llegó a plasmar en los hechos.
Kirchner deja dos hijos, Máximo de 32 años y Florencia de 19, fruto de su matrimonio con
Cristina Fernández de Kirchner, a quien conoció mientras ambos estudiaban Derecho en la Universidad de La Plata y compartían la militancia en la Juventud Peronista en los tumultuosos años 70.
Al llegar a la presidencia,
Kirchner sucedió porque aquel entonces a Eduardo Duhalde, quien debía completar el mandato inconcluso de Fernando De la Rúa pero renunció antes de tiempo, por lo que Kirchner ejerció su mandato en los cuatro años correspondientes además de los pocos meses restantes del mandato inconcluso del ex presidente radical.
Antes de llegar a la Casa Rosada,
Kirchner fue intendente de Río Gallegos (1987-1991) y gobernador de la provincia de Santa Cruz (1991-2003). Luego de cumplir su mandato como primer mandatario, cargo en el que fue sucedido por su esposa,
Cristina Fernández, en 2009 fue elegido diputado por la Provincia de Buenos Aires. En tanto, eesde el 4 de mayo de 2010 se desempeñó como secretario general de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas).
En medio de diversas polémicas, también se desempeñó como presidente del Partido Justicialista, cargo al que renunció el 29 de junio de 2009 y volvió a ocupar el 11 de noviembre de 2009, asumiendo oficialmente el 10 de marzo de 2010.
Confrontativo, polémico,
Kirchner era político de raza. Su figura ganó peso y trascendencia luego de haber quedado como el gran responsable de la recuperación económica y política de Argentina tras la gran crisis de 2002. Pese a ganar las elecciones presidenciales con apenas el 22% de los votos, supo agrandar ese escaso caudal político hasta convertirse en el hombre más poderoso de Argentina.
Durante su mandato mantuvo una relación muy tirante con el FMI, al tiempo que reactivó la política para promover los Derechos Humanos, impulsando el juicio a los responsables del Proceso de Reorganización Nacional.
Su figura también estuvo emparentada con algunos hechos polémicos, como la confrontación diplomática con Uruguay a raíz de la instalación de unas plantas de celulosa sobre el Río Uruguay o el escándalo político con funcionarios de su gobierno involucrados en el Caso Skanska, una serie de actos delictivos que involucraron a la empresa sueca Skanska y otras empresas privadas.
A pesar de su gran apoyo popular en las encuestas durante buena parte de su mandato,
Kirchner fue criticado por comentaristas acusándolo de concentrar demasiado el poder en el ejecutivo y en el uso excesivo de decretos. La revista The Economist lo acusó de "populista".
Kirchner era uno de los políticos más influyentes del país y un potencial presidenciable para las elecciones de octubre del año próximo, aunque el oficialismo aún no había definido su candidato.