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EL "ACUERDO EXPRÉS" DE OBAMA SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

Sábado,26 de Diciembre de 2,009



Mother Jones

Traducido por Juan Agulló


Barack Obama anunció, a última hora del viernes 18 de diciembre, en la Cumbre sobre el Clima celebrada en Dinamarca, un Acuerdo conseguido tras once horas de negociación con líderes de China, India, Brasil y Sudáfrica. Solo así logró romper el punto muerto en el que habían entrado las negociaciones. Pero después de que el Presidente estadounidense embarcara en el Air Force One (con la esperanza de llegar a Washington antes que una tormenta de nieve que se avecinaba) los negociadores de 193 países se quedaron peleando a cara de perro durante toda la noche sobre el referido Acuerdo.

En plena madrugada, un puñado de países (Venezuela, Bolivia, Sudán y Nicaragua) se negó a firmarlo. Los negociadores estaban agotados, se caían de sueño. Muchos, no estaban dispuestos a firmar. Un delegado venezolano llegó hasta el punto de hacerse un corte en la mano para enfatizar su oposición. Al final no se pudo convencer a la mayoría, por lo que la declaración final de la Cumbre no adoptó el Acuerdo de Copenhague, sino que “tomó nota” del mismo. ¿Para qué sirve entonces este nebuloso Acuerdo y qué es lo siguiente?

La gran desilusión de la Cumbre de Copenhague consistió en el carácter no vinculante del acuerdo final, lo que amenaza seriamente la estrategia mundial orientada a controlar el calentamiento global, definida durante la primera Cumbre de la Tierra, celebrada –en 1992- en Río de Janeiro y que dio lugar, en 1997, al Protocolo de Kyoto.

Obama reventó todo tras una reunión privada con los líderes chino, indio, sudafricano y brasileño y la ausencia de los otros 188 países involucrados. La ONU jamás se pronunció al respecto y en cuanto al Gobierno danés, se comprometió a coordinar la aprobación del Acuerdo durante las próximas semanas. En realidad, da lo mismo: como el documento no se adoptó por unanimidad, su función jurídica es irrelevante hasta el punto de que será papel mojado en el marco de las futuras deliberaciones de las Naciones Unidas.

“Hay que tener claro que se trata de una declaración de buenas intenciones, y no de un documento vinculante”, declaró Yvo de Bóer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). “Por eso ahora el desafío debe consistir en convertir lo acordado políticamente en Copenhague en algo tangible, medible y verificable”.

La conversión de este acuerdo en acciones concretas estará plagada de obstáculos. El documento final, en relación con la expectativa que había levantado, es pobre: resulta vago y deja muchos cabos sueltos. Declara, por ejemplo, que la temperatura media global no debería sobrepasar los 2ºC. El texto no recoge, sin embargo, ninguna medida concreta orientada a la consecución de dicho objetivo (los borradolres del Acuerdo que circularon por Copenhague antes del viernes pasado pedían un recorte del 50% en las emisiones globales hasta 2020, de las que el 80% tendrían que corresponder a los países más desarrollados: dicha petición, sin embargo, desapareció del documento final). Todo esto convierte el objetivo de que la temperatura no sobrepase los 2ºC en un brindis al sol.

Incluso la parte del documento final que supuestamente expone los compromisos a los que se habría llegado durante la Cumbre consiste en una lista en blanco hasta el 1 de febrero de 2010: por eso será incluida en un apéndice. Ni siquiera los compromisos más modestos se formalizaron, lo cual -según un estudio de la CMNUCC filtrado a la prensa la semana pasada- pone al planeta en la senda de un incremento medio de 3ºC en las temperaturas globales. Un subida de las temperaturas de tal magnitud -a la luz de las conclusiones de un estudio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático [GIECC, de la ONU] podría implicar consecuencias catastróficas para muchos países africanos e insulares que correrían serios riesgos con cualquier incremento superior a 1,5ºC.

Tras dos semanas de arduas negociaciones, el único avance real logrado en Copenhague parecía que es el compromiso de financiación –por parte de los países ricos a los pobres- para ayudarles a enfrentar el cambio climático. Los países industrializados prometieron, en principio, unos 10.000 millones de dólares anuales, durante tres años: un esquema de financiación denominado fast-start (arranque rápido), que posteriormente inyectaría progresivamente unos 100.000 millones de dólares hasta 2020. Una vez más, sin embargo, las promesas se esfumaron: el documento no dice en ninguna parte de dónde vendrá el dinero ni cómo se distribuirá. Tampoco explica otra cuestión fundamental: cómo se realizarán las evaluaciones independientes que verifiquen el progreso real de China en términos de disminución de emisiones. De hecho, el lenguaje con el que se aborda en el Acuerdo la reducción global de emisiones, remite más a contorsiones lingüísticas que a un plan de acción real.

Teniendo en cuenta las numerosas omisiones del Acuerdo, ninguno de los participantes está feliz con el resultado de la Cumbre. Muchos actores importantes lo apoyaron de mala gana, sólo para que la reunión no terminara en fiasco total (por ejemplo, para que parte del desembolso previsto de los 10.000 millones de dólares –que dependía de que el Acuerdo fuese firmado- pudiera ser desbloqueado). Incluso Lars LØkke Rasmussen, Primer Ministro danés y anfitrión del encuentro, se mostró tibio en su valoración: “Estoy satisfecho. Hemos conseguido un resultado”.

José Manuel Barroso, Presidente de la Comisión Europea, subrayó por su parte que no escondía su “desilusión con respecto al carácter no vinculante del futuro acuerdo. A ese nivel, el acuerdo se queda corto”. Previamente, los funcionarios de la Unión Europea (UE) se habían mostrado dispuestos a recortar sus emisiones en un 30% para llegar a 2020 por debajo de los niveles de emisión de 1990. La ausencia de acuerdos hizo que al final la UE terminara optando por una reducción del 20%.

Los requiebros al estudio de la CMNUCC indignaron a muchos países en vías de desarrollo, que perciben este tipo de foros como, prácticamente, el único lugar en el que pueden ser escuchados. “Simplemente, los países pobres y vulnerables se han excluido. Les han sometido a una presión extraordinaria para que firmaran el Acuerdo de Obama”, expresó Kate Horner, analista política de Friends of the Earth y asesora de la delegación boliviana.

Algunos grupos ambientalistas de Estados Unidos sostienen que, a pesar de todo, un aspecto positivo de la ambigua fase final de la Cumbre de Copenhague es que sus resultados políticos pueden contribuir a que se produzca un cambio de tendencia en el Senado estadounidense. El logro de Obama consistió en comprometer la cooperación de China e India, dos de las mayores economías emergentes. Como, al mismo tiempo, el Acuerdo no es vinculante, seguramente plantea la necesidad de una legislación nacional específica. “Todo esto deja la concreción de los términos de compromiso en manos del Senado, que es lo que ellos querían” -manifestó Fred Krupp, dirigente del Environmental Defense Fund.

Muchos sugieren que la clave del problema está en que las perspectivas reales de una resolución multilateral del problema del cambio climático son complejas. Aunque el viernes pasado Obama se declaró comprometido con el desarrollo de un nuevo acuerdo legalmente vinculante y aludió al hecho de que otros líderes también lo estarían, no hay ni una hoja de ruta, ni un objetivo concreto ni, obviamente, ningún acuerdo para alcanzar dicho objetivo. No en vano el Acuerdo de Copenhague también desechó la hoja de ruta destinada a sustituir al Protocolo de Kyoto, adoptada por la comunidad internacional durante una cumbre celebrada en Bali en 2007. Por si eso fuera poco, las negociaciones para alcanzar un acuerdo en el seno de la CMNUCC han sido aplazadas hasta el próximo 31 de mayo en Bonn, Alemania. La siguiente cumbre de alto nivel tendrá lugar en México DF, a finales de noviembre de 2010.

Carl Pope, director ejecutivo del Club Sierra declaró al Mother Jones que, en su opinión “la relación entre Estados Unidos y el resto del mundo está rota y ello, tendrá consecuencias. Muchos estadounidenses realmente creyeron que Barack Obama sería diferente y mitigaría las consecuencias de la presidencia que le precedió, pero no lo hizo”. El director de campañas y política de Oxfam, Phil Bloomer, por su parte, lamentó, en una rueda de prensa celebrada el viernes por la noche, que la mayor parte de los países enfrenten el problema del cambio climático no como un desafío extremo que les afectará antes o después, sino como una cuestión enfocada a partir de intereses nacionales cuando no de mezquinas preocupaciones domésticas. “Parece evidente que la dinámica negociadora actual no funciona”, concluyó.

Kate Sheppard cubre las noticias de energía y política ambiental en Washington DC.

Título original del artículo:

SIGNIFICADO DEL " ACUERDO EXPRÉS" DE OBAMA SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO...Ver http://motherjones.com/politics/2009/12/copenhagen-decoded


El Sur en Copenhague: “¡No existe un Planeta B!”

25-12-2009


Rel-UITA

Frente al fracaso irresponsable y bien planeado: Foro alternativo, semilla de esperanza

caso irresponsable y bien planeado.

ro alternativo: semilla de esperanza

A pocos días del fracaso de Copenhague todavía cuesta entender la actitud insensata de un puñado de naciones responsables del desastre ambiental y climático en que se encuentra el planeta. Para analizar qué ocurrió en la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático (COP15) y cuáles son las perspectivas futuras, Sirel conversó con Joan Buades, investigador y activista del Grupo de Investigación en Sostenibilidad y Territorio (GIST) y miembro de ALBA SUD, presente en Copenhague donde realizó una amplia cobertura de la Conferencia.

-¿Cuál es tu análisis de lo que ocurrió durante la COP 15?

-Era una Conferencia muy importante porque después de la Cumbre en Río de Janeiro en 1992 y Kyoto en 1997, venía a confirmar la urgencia de actuar como Naciones Unidas sobre el tema del cambio climático. No obstante, el resultado ha sido un fiasco absoluto. Una simple declaración no vinculante y sin ninguna validez jurídica, formulada esencialmente por algunos países importantes como Estados Unidos y China, y una ayuda económica totalmente insignificante para los países más pobres. En este sentido, estamos frente a un total fracaso del sistema de Naciones Unidas, y casi seguramente a la imposibilidad de una nueva convocatoria con un alto nivel de representación, como lo que hubo en Copenhague.

-¿Cuáles han sido los aportes de los diferentes bloques de países presentes en la Conferencia?

-El bloque que he denominado Chinamérica, conformado por Estados Unidos y China, que son responsables por la emisión del 40 por ciento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), ha trabajado unido para bloquear cualquier posibilidad de acuerdo real, y eso pese a la aparente confrontación que han mostrado a lo largo de toda la Conferencia.

Por otro lado, hemos visto una Unión Europea que se ha inhibido. Lo que se esperaba era que trabajara de mediadora entre ese bloque poderoso y el resto de los países, sin embargo no ha hecho nada y su participación ha sido otro gran fracaso.

Finalmente, hay que analizar el papel emergente de los países del Sur. Aunque con intereses a veces distintos, hay que mencionar la capacidad de los países de África de juntarse, hablar con una sola voz, adquiriendo un rol muy fuerte. También el papel que han jugado países como Bolivia y Ecuador, que han planteado temas muy importantes como el concepto de deuda y justicia climática, y el proyecto Yasuní-ITT –basado en la protección de la selva y la no explotación de reservas de crudos a cambio de una corresponsabilidad internacional–.

Lamentablemente tenemos también que destacar la falta de capacidad de América Latina de presentarse como una sola voz ante un Norte responsable del 70 por ciento de las emisiones de GEI, y la total ausencia de una propuesta conjunta de Centroamérica y el Caribe, dos de las regiones más vulnerables a los efectos dramáticos del cambio climático.

Con respecto a Brasil, el presidente Lula tuvo una posición muy beligerante al tratar de solicitar compromisos serios a Estados Unidos y China, sin embargo decidió firmar el documento final. Es decir: lanzó la piedra pero no fue capaz de mantener el pulso y se quedó a medio camino.

-¿Cuáles van a ser las repercusiones concretas de este fracaso en Copenhague?

-El verdadero problema es que la declaración que salió de la Conferencia deja prácticamente inalterado el contenido y las medidas adoptadas en el Protocolo de Kyoto, como por ejemplo que el cambio climático tiene que atacarse a través de mecanismos neoliberales como el “Mercado de Carbono” o la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD).

De manera muy concreta, este fracaso implica que hay regiones del planeta donde el aumento de la temperatura promedio superior a 1,5 grados centígrados hará desaparecer a varios Estados insulares en el 2050. Es por eso que todos los países de África, una parte de Asia y América Latina pretenden que haya una reducción sustancial de las emisiones de GEI antes de 2020, porque las consecuencias van a ser desastrosas y los costos altísimos.

Si por un lado en muchas zonas aumentará la desertificación, por el otro habrá grandes inundaciones y esto provocará un fuerte fenómeno migratorio. Para 2050 se prevé la presencia de unos mil millones de personas refugiadas ambientales, sobre todo en el Sudeste asiático, Centroamérica y el Caribe . En Copenhague no se quiso hablar de ese problema.

-¿Cómo te explicas que ante este impresionante fenómeno migratorio por motivos climáticos, los países del Norte sigan con una actitud tan irresponsable?

-Aunque no lo digan públicamente están trabajando una nueva estrategia. Como no les están funcionando los muros, ni las leyes represivas, países como Estados Unidos y la Unión Europea e incluso la parte más industrial de China, van a fortificarse militarmente, van a bloquear cualquier tipo de acuerdo internacional sobre cambio climático y a blindar sus regiones ante la llegada de una marea humana de refugiados.

Por otro lado, no van a implementar la transición energética necesaria para proteger el clima de todos. El resultado final será una situación mucho más inestable y con altos riesgos sociales, a la que seguirán enfrentándose con una posición antihumanitaria de puro mercado y militarismo.

-Un tema que pasó desapercibido fue el de la deforestación y del transporte internacional como elementos que afectan el clima...

-En Kyoto no se quisieron poner en el tapete el tema de la deforestación, que causa el 20 por ciento de los GEI, ni el del transporte aéreo y marítimo internacional relacionado con el turismo y el transporte de alimentos y ropas, que corresponde a un 14 por ciento de la emisiones letales totales.

Se esperaba que en Copenhague se incluyeran estos dos sectores como objetos de reducción de emisiones, sin embargo no se hizo nada y las grandes compañías aéreas y turisticas están contentísimas, porque el lobby turístico ha conseguido que los vuelos internacionales sigan bonificados por los acuerdos climáticos.

-¿Cómo evalúa el papel desarrollado por la administración Obama en esta Conferencia?

-Había mucha expectativa y esperanza de que el discurso del presidente Obama trajera algo positivo, sin embargo fue una total desilusión, con contenidos muy similares a lo que hubiese podido decir el ex presidente George W. Bush.

Una posición puramente patriotera, menospreciando o ignorando la consecuencias globales del cambio climático, sin importarle el destino de muchas realidades del Sur, incuyendo a Centroamérica y el Caribe.

-¿Estás de acuerdo con quienes dicen que el poder de acción del presidente Obama está limitado por el poder de las transnacionales y el aparato dejado por Bush?

-El sistema estadounidense es presidencialista y el margen de maniobra del Presidente es enorme. Por ejemplo, Bush hijo inició dos guerras sin siquiera pedir el apoyo del Congreso y del Senado. En este caso, Obama no ha utilizado este margen de maniobra para hacer un cambio de política ambiental, ni de paz internacional. Cada vez que está frente al reto de hacer cambios importantes en política internacional, Obama se inclina hacia posiciones nacionalistas en plan imperial. Es una clara falta de coraje e incapacidad para traducir sus bellísimos discursos en hechos.

-¿Qué propuestas salieron del foro alternativo (Klimaforum)?

-El Klimaforum fue un gran éxito y hubo un gran nivel de propuestas resumidas en una declaración final1. Uno de los elementos más importantes es que no se involucraron solamente las organizaciones sociales y los activistas, sino una gran cantidad de gobiernos africanos y sudamericanos que trabajaron codo a codo para buscar propuestas comunes, definiendo objetivos y metodologías para frenar el cambio climático en beneficio de la humanidad y no sólo de los países ricos. Seguramente es una vía nueva que hay que cultivar para el futuro.

Graban Historia de Gente Común

Viernes 25 de Diciembre de 2009

LOS TITULARES DE HOY

EL RESTO DE LA HORA DE DEMOCRACY NOW!

  • StoryCorps: Proyecto de historia social nacional graba a gente común y corriente contando sus historias

    Storycorps2

    Escuchamos las voces de personas, ciudadanos y no-ciudadanos, ancianos y jóvenes al contar sus historias unos a otros. Una abuela le cuenta a su nieto sobre su propia niñez. Un joven le propone matrimonio a su novia. Un soldado habla sobre su experiencia en la guerra. Un padre recuerda a un ser querido que murió … Todas estas historias son contadas por estadounidenses comunes y corrientes. Ahora, miles de ellas serán conservadas para siempre—en audio.

    Hace tres años, el galardonado productor de radio Dave Isay creó un proyecto de historia social nacional llamado StoryCorps. Ahora tiene el potencial de ser uno de los proyectos de documentación de historias orales más grandes jamás donado a la Biblioteca del Congreso.

    Escuche/Vea/Lea (en inglés)