Por: Héctor E. Guerrero Risco
Las protestas regionales y la metáfora de la soga al cuello.Yehude Simon y Mariátegui. La plata no lo resuelve todo.Los reyes de España en el valle del Moche"Con frecuencia se detecta la mano negra de organizaciones fantasmas, como ciertos frentes regionales y zonales, que emergen de un momento a otro, protagonizan disturbios sin que se pueda identificar a los cabecillas y luego desaparecen sin casi dejar huella"Tal la observación del Editorial de un diario de la Capital.26-X-08)Estas movilizaciones no se realizan por placer, sino que son el producto de una situación política crítica, que los pueblos periféricos no soportan y rechazan.Se dice que son unos ingratos, que las "obras públicas" a todos los beneficiarían y no obstante protestan airadamente.Cuando a un hombre se le somete a esclavitud, después de haber vivido libre, aunque la jaula sea de oro, añorará su pasado y maldecirá su presente y a su cautivador. Hasta en el reino animal, algunas especies se niegan a comer lo que más les gusta, si están cautivos. Un héroe quiteño, Pinta, se dejó morir de hambre antes de aceptar la comida del dominación inca.Si aparecen protestas por aquí por allá, es que algo funciona mal. No son por puro prurito y ganas de fastidiar; aparecen obedeciendo a un impulso liberador, cada vez más explícito, a medida que el mundo de hoy, es capaz de recomponerse, en base a la prerrogativa más valiosa de todo ser vivo: el uso de su libertad.
No importa cuál sea el aliento liberador que aduzcan, a falta de otro mejor conocido o más genuino, al alcance de su mano, para alcanzar la libertad perdida. El que está a punto de ahogarse no escoge sino coge el objeto flotante que se le acerque, con mayor razón si es único. Si no nos gusta cuál éste sea, adoptemos la actitud de todo buen cristiano y buen demócrata, la actitud de esclarecer y de propiciar la alternativa de salvarle la vida, pero en libertad; no salvarle la vida a secas, con "obras" generosas del gobierno central.
Salvarles la vida en libertad es reconocerles las prerrogativas a que todo ser humano tiene derecho: Reconocer sus derechos fundamentales a organizarse, una a una, por zonas o regiones en entidades propias y de autonomía constitutiva, con plena capacidad de decidir, sin paternalismos de fuera o de arriba, todo asunto que toque a sus intereses propios en los cuales se cifre su presente y su futuro.
Nadie, que no sean los pobladores mismos de cada región, tiene el derecho a determinar y decidir, por ellos, qué es lo que les conviene y qué lo que les perjudica.Cuanto más entendamos esto, tanto más nos aproximaremos a construir una real democracia, objetiva, verdadera, en nuestros países andinos de la rivera del Pacífico Suramericano.
Cuanto más nos esforcemos en mantener ese injusto statu quo heredado del período caudillista de nuestra historia, tanto más estaremos arañando el suelo para nuestro propio mal.
La recomposición por regiones de nuestras repúblicas andinas es un destino irrefragable, al que los pueblos cada vez están más adscritos y empeñados.
Los movimientos autonomistas de Bolivia, son una réplica democrática a la pretensión centralizadora unipersonal del caudillo "etno-socialista" Evo Morales. La rueda autonomista federativa se ha echado a rodar y con Evo o sin él seguirá su curso.
También en Colombia, después de soportar la rigidez de un gobierno, afirmado por el respaldo negativo de las FARC; los pueblos campesinos, "indígenas", reclaman la vigencia de sus propias prerrogativas, que no resisten sean suplantadas por un poder central que no los tome en cuenta tal cual ellos son. Todo centralismo es autoritarismo, sea éste de derecha o de izquierda, y resulta abominable para la democracia, que sólo es posible cuando se engendra con la unión libre de los pueblos, cada uno en su propio espacio, reagrupándose en organizaciones mayores, según convenga a su fortaleza, para encarar retos de superior envergadura. Pronto estos movimientos, la "mano negra" que motiva estas líneas, se extenderán a Ecuador y Chile, haciéndose no sólo más frecuentes sino mejor organizados y más revolucionarios frente a estructuras políticas de élite y privilegio como las que rigen en los centralismos nunca de veras democráticos.
Cuando los pueblos de este lado del continente concierten sus objetivos comunes, en un recio proceso evolutivo imparable, cambiarán el rostro político de nuestras repúblicas históricas y culminarán en una sólida unión de pueblos democráticamente confederados del Oeste Suramericano.Una vez asentada esta súper confederación democrática, después de derrotar, en las urnas, una a una a todas las oligarquías tanto a las económicas como a las políticas, que se les opongan; nadie pensará siquiera en esas utopías autárquicas que sirven de sebo para untar los cañones de la reacción adversa a la democracia y sofrenar y abatir las expresiones de protesta que se suscitan por doquier; como pataletas de niños escaldados, sin que nadie atienda a la causa verdadera del mal que los aquejan.
Después de obtenida así su plena libertad ¿Quién hará huelga a quién?. ¿Se harán paros y protestas a sí mismos?. ¡Lo dudo!Desesperados.Desesperados, por las reiteradas y más crecientes protestas populares, los gobernantes, partidarios del centralismo político a ultranza, no atinan a comprender el fenómeno y se admiran que esos pueblos enardecidos no se satisfagan con la "distribución" de millones de soles a favor de sus "regiones".Se pelean por el "canon", por la ecología, por el agua, por el aire que respiran, en fin por todo lo que sea motivo real o de solo pendón de lucha, de lábaro o emblema de liberación. Porque cada uno de estos asuntos los resolverían mejor, con plena autonomía, que recibidos como "regalo" del Gobierno Central.Los centralistas, que no cesan de reclamarse demócratas, protestan a su vez de que esas movilizaciones populares contengan un ingrediente, una motivación "política", dicen y, de este modo, creen estar lanzando un anatema, una suerte de bíblica maldición, para desautorizarlos totalmente y tener así la "razón" que necesitan para "políticamente" arremeter, a su vez, contra ellos, volcando todo el aparato del Estado para someterlos. De este modo sólo se acentúa, se profundiza y se justifica la rebelión de las regiones en busca de democrática independencia.
Infortunadamente para estos luchadores sociales, por la descentralización y más asuntos si no crean su propio espacio político, sus luchas se desperdiciarán en el vacío, pues todos los agentes políticos del espectro nacional actual, se hallan carcomidos por el gusano centralista que, glotonamente, aspira a devorar la fruta entera, completa.
Veamos si no al actual Presidente del Consejo de Ministros, el Señor Yehude Simon Munaro, Como persona, un excelente ciudadano, con gran sensibilidad social, con aspiración política para incorporar a los numerosos marginados a la participación política y social del Perú.
Al ser invitado y aceptar el encargo formulado por el Presidente Alan García Pérez de Gobernar al Perú desde el Poder Ejecutivo; con un mal disimulado rictus de ironía, dijo que se trataba, en todo caso, de un encuentro entre Haya de la Torre (el fundador del APRA), el partido de García Pérez y Mariátegui (el fundador del partido Comunista de Perú), paradigma de Simon Munaro Simon Munaro retomó la paradoja política que invocó Alejandro Toledo más de una vez y la que asumió el candidato Ollanta Humala, cuando fue a rendir "homenaje" a Haya de la Torre, en su propia tumba de la ciudad de Trujillo.
Ambos trataron de engendrar una emulsión con agua y aceite. El efecto fue que uno y otro, sólo generaron menosprecio por los seguidores de ambos fundadores y de todos, por la ignorancia que cada uno exhibió en sus incoherentes pretensiones.Si bien el liberal Haya de la Torre no podía "comulgar" con el totalitario Mariátegui y viceversa; en una cosa parece que coinciden plenamente: en mantener el centralismo político histórico; en uno y otro caso, sometido a la dictadura de partidos fundamentalistas, definidos así: SEASAP uno, y "dictadura del proletariado" el otro.La democracia no es agua ni es aceite, porque con ella no se trata de hacer una sopa. La democracia es la voluntad libremente expresada por los pueblos para erigir y dirigir su vida política. Ni el fusil, ni la dinamita son agentes de democracia, porque la verdadera liberación, como en la India de Gandhi, sólo se logra con trabajo, paciencia, talento y sacrificio. La democracia es constitutiva y federativa, ese es el proceso; por ello repudia a todo centralismo político como fruto que es de la imposición.Aunque Haya de la Torre, que yo sepa, no se ha pronunciado contra el federalismo político; como liberal que era, debió asumir la postura de los liberales fundadores de la República, que desearon este sistema para el Perú.
Pero en cuanto a Mariátegui, sí sé que es rotundamente antifederalista; como prosélito comunista, debió degustar la idea de ser un Dictador del Proletariado del Perú.Yehude Simon Munaro ¿encontrará eco político entre los mariateguistas peruanos: desde Sandro, el hijo del Amauta y Ministro pro capitalista del Presidente Belaunde Terry, hasta el exaltado fundamentalista que pidió a los suyos seguir por el Sendero luminoso de Mariátegui? Dadas las circunstancias anotadas, no creo que las artes de Yehude Simon sean mayores que las de San Martín de Porres.Con la soga al cuello. Me gustaría saber cuál fue el necio que, para exhibirse ante los reyes de España, invitados a conocer las ruinas pre incas del valle de Moche, tuvo la deplorable idea de reproducir "en vivo" alguna escena pictográfica de algún vaso mochica en que un mandón con atuendo de oligarca, tira de una soga en que hala a otros tres hombres uncidos por el cuello a cierta distancia uno detrás de otro (por poco no reproduce el falo gigante de uno de esos ceramios)Como espectáculo resultó macabro y espeluznante, que zahiere a todo principio cristiano y de derechos humanos, por cuyos motivos, así como el del solo buen gusto, que nunca debe ser relegado en un evento llamado a ser público, merece nuestra más decidida reprobación. El principal invitado, el Rey, para no contaminar su espíritu, con lo que tenía a la vista, volteó la cara a otro lado, en busca del oxígeno vital del arte, al que había sido invitado a admirar. Ostensiblemente la escena le resultó repulsiva.Este despropósito, supuestamente "arqueológico", sí nos puedevaler como metáfora, para significar la organización política del Perú y de las vecinas repúblicas, en cuanto reproducen los efectos de las antiguas dominaciones centrales pre democráticas: la Wari, la Inca, la virreinal y la conservadora, del statu quo, republicana.Las provincias, las regiones, las nacionalidades originarias, continúan con la soga atada al cuello, haladas por el centralismo "democrático" que, para acallar sus protestas, se muestra paternal conciliador, cuando no, como un Illapa (Júpiter) tonante, amenazador, represor, dominante.Obviamente los pueblos periféricos no quieren seguir siendo periféricos, sino soberanos de sus propias periferias, no quieren seguir en el papel de mendigos a los que se les distribuyen, desde un poder, que no es el suyo, los productos de su propio suelo.Porque esto es así, la descentralización no puede limitarse a cánones y otras especificidades. La descentralización tiene que ser básica y fundamentalmente política o no es nada. De ahí que llamarse a escándalo cuando las protestas, cuyo origen y causa es política, se quiera al mismo tiempo que no lo sea; resulta o deliberadamente ciego o miope o lo que es peor, cínico y desvergonzado.
Lean esto los que no quieren ver, tal vez así se les caigan de los ojos esas escamas de los intereses menguados, como a Saulo de Tarso se le cayeron las escamas del fanatismo al que estaba adscrito, antes de ver el esplendor de la luz cristiana.Quienes tienen nobles sentimientos de justicia y fraternidad social con los menos favorecidos por insensibilidad social; tienen la obligación también de actualizarse intelectualmente, para no defraudarlos, y dejar de arañar, como la gallina ciega, donde sólo hay viejos escombros de ilusiones perdidas, proposiciones de dudosa consistencia política, fracasadas y sin futuro.