SPAN.firstcap { font-size:250%; font-weight:bold; color:#000000; float:left; line-height:30px; width:0.75em; }

ISRAEL MANTIENE PRESION SOBRE HAMAS Y DESPLIEGA REFUERZOS




Activistas del partido fundamentalista paquistaní Jamaat-i-Islami rezando este lunes por los palestinos.

Lunes,12 de Enero del 2,009
Fuente:hoy.com.ec PRIMER DIARIO EN LÍNEA DE AMÉRICA DEL SUR.
En la red desde 1,994.




Israel movilizó este lunes a nuevos reservistas y postergó la visita de un emisario a Egipto para discutir un alto el fuego en su ofensiva contra el movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza, que según una fuente médica palestina ya dejó más de 900 muertos.
Quince palestinos murieron este lunes por la mañana por nuevo fuego israelí o a consecuencia de sus heridas, elevando a 905 el número de muertos en 17 días de campaña contra Hamas, señaló el jefe de los servicios de urgencias del territorio palestino, Muawiya Hasanein.
Entre los muertos hay 277 niños, 95 mujeres y 92 ancianos, precisó esta fuente.
Además, más de 3.950 palestinos resultaron heridos, añadió.
El ejército israelí anunció que su aviación atacó 12 objetivos la noche del domingo, el número más bajo desde el 27 de diciembre.
La aviación "tomó como blanco a lugares de almacenamiento de armas en casas de activistas del Hamas, túneles de contrabando y elementos armados", precisó un portavoz militar.
No obstante, testigos afirmaron que los bombardeos de la artillería y de los tanques resonaron toda la noche.
El domingo de noche, los medios de comunicación israelíes anunciaron que el ejército comenzó a enviar refuerzos de reservistas para apoyar a las tropas regulares en la Franja de Gaza, una medida interpretada como un preludio al lanzamiento de "una tercera etapa" en la ofensiva, con asaltos en el centro de las ciudades y en los campos de refugiados.
De acuerdo con los medios, el Gobierno dudaba hasta ahora en autorizar esta "tercera etapa", en un momento en que se multiplican los llamamientos a un alto el fuego, entre ellos el del Consejo de Seguridad de la ONU, que exigió el cese de las hostilidades en una resolución adoptada el jueves.
En el plano diplomático, Israel postergó un día la visita a El Cairo un alto funcionario del Ministerio de Defensa israelí, Amos Gilad, para discutir un eventual cese el fuego en Gaza, informó este ministerio.
Egipto, que elaboró en estrecha coordinación con Francia una iniciativa para un alto el fuego, conversó el domingo con una delegación del Hamas (acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámica). Esta organización dijo que rechazaba "ciertos puntos" de ese plan.
Según la radio pública israelí, el aplazamiento de la visita de Amos Gilad fue decidido por las autoridades israelíes para aumentar la presión militar sobre el Hamas, mientras el ejército anunciaba haber asestado duros golpes al brazo armado del movimiento islamista.
Israel sostuvo que su ofensiva estaba destinada a acabar con los disparos de cohetes desde la Franja de Gaza, pero los palestinos han lanzado más de 660 de esos proyectiles contra el sur de Israel desde el 27 de diciembre, matando a cuatro personas.
Este lunes por la mañana se dispararon tres proyectiles más contra territorio israelí sin causar víctimas.
La situación humanitaria sigue siendo trágica en la Franja de Gaza, donde un millón de personas viven sin electricidad, 750.000 carecen de agua y los hospitales funcionan gracias a generadores de socorro, según la ONU.
El ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, defendió este lunes "la urgencia" de un alto el fuego en la Franja de Gaza y expresó la "solidaridad" de Brasil con el pueblo palestino, al reunirse con el primer ministro palestino, Salam Fayad, en Ramala (Cisjordania).
Amorim urgió a "la aplicación" de la resolución aprobada el jueves por el Consejo de Seguridad de la ONU, que llama principalmente a una tregua y a la apertura de los pasos fronterizos para enviar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
Venezuela, cuyo presidente, Hugo Chávez, expulsó al embajador israelí de Caracas para protestar contra la ofensiva israelí, anunció el domingo la partida de un avión con 12,5 toneladas de ayuda médica para la población de Gaza.
Un barco cargado con varias toneladas de ayuda humanitaria que lleva a bordo a militantes pro palestinos, médicos y parlamentarios europeos, parte este lunes de Chipre en dirección a Gaza.
En Washington, el presidente electo estadounidense, Barack Obama, declaró que había creado un equipo para disponer, desde su investidura el 20 de enero, "de las mejores personas posibles que podrán comprometerse inmediatamente en el proceso de paz en Oriente Medio en su conjunto".

Europa evalúa el impacto de la crisis del gas


Un gasoducto en la frontera de Rusia y Ucrania


BRUSELAS (AFP) — Los gobiernos de la Unión Europea (UE) evalúan el lunes en Bruselas las desastrosas consecuencias de seis días de corte total del gas ruso que les llega a través de Ucrania, una crisis que seguramente los llevará a adoptar una estrategia energética más ofensiva.
La UE "no puede aceptar nuevos atrasos o excusas" en la entrega del suministro de gas ruso hacia Europa a través de Ucrania, declaró el lunes el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
"Rusia ya no tiene ningún motivo para no restablecer inmediatamente sus entregas de gas", insistió por su parte el lunes al llegar a Bruselas el ministro checo de Energía, Martin Riman, cuyo país ostenta actualmente la presidencia rotativa de la UE.
Al firmar nuevamente el lunes un acuerdo sobre la vigilancia del tránsito del gas por su territorio, Ucrania terminó teóricamente con el principal obstáculo restante.
Sin embargo, el lunes fueron surgiendo problemas que han ido demorando el inicio del flujo del gas ruso a las industrias y los hogares europeos.
Finalmente, Rusia prometió reanudar las entregas el martes a las 08H00 GMT, informó a la AFP un portavoz de la presidencia checa de la Unión Europea (UE).
Los ministros europeos responsables de la Energía, convocados el lunes por la tarde en Bruselas para una reunión extraordinaria, deberán examinar de cerca la situación precaria de los países más dependientes del gas ruso.
Bulgaria, que tuvo que inmovilizar grandes sectores de su industria y técnicamente no podía recibir las reservas de gas prometidas por Ucrania, podría dar la alarma.
Su ministro encargado de la Energía tenía previsto reunirse el lunes con el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs.
"Bulgaria es el único país de Europa que no está conectado a la red de gas de ninguno de sus vecinos", explicó el domingo el ministro de Relaciones Exteriores, Ivailo Kalfin. Este país tiene intenciones de pedir ayuda el lunes a sus socios para conectar su red de transporte de gas con las de Rumania y Grecia.
Eslovaquia, otro país que depende considerablemente del gas ruso, decidió unilateralmente el domingo reactivar un reactor nuclear, a pesar de que el mismo es considerado obsoleto por Bruselas.
Durante esta primera reunión ministerial organizada en Bruselas bajo la presidencia checa, se espera que los 27 países miembros de la UE reiteren su voluntad de dotarse de una política de "seguridad energética".
Esta podría pasar por "un plan de emergencia definido previamente a nivel regional o europeo" en caso de una nueva ruptura de las importaciones de gas, una forma de responder a la imprevisibilidad de las relaciones ruso-ucranianas en la materia.
"La existencia de mecanismos de solidaridad no debería dar excusas a los Estados miembros para no invertir en su propia seguridad de aprovisionamiento", consideró la Comisión.
Es evidente que el Telón de acero sigue dividiendo en dos a la Europa energética. En este sentido, la UE afirma que quiere empalmar mejor las redes de transporte de oeste a este.
La estrategia europea a largo plazo destaca la necesidad de invertir en terminales de gas natural licuado y en capacidades subterráneas de almacenamiento.
También preconiza la diversificación de las fuentes de aprovisionamiento y continuar trabajando en proyectos de infraestructuras prioritarias, evitando a menudo a Rusia.
Bruselas apoya particularmente al proyecto europeo Nabucco, un gasoducto de 3.300 km que debe pasar por Turquía y llegar a Austria, pero cuyo aprovisionamiento por otras fuentes que no sean la rusa no ha sido garantizado.

Trabajadores y docentes reclaman más de ocho millones de soles a Región Piura


Piura, 12/01/2009
(CNR)
--
Un total de ocho millones 560 mil nuevos soles es el monto que adeudaría el Gobierno Regional de Piura a sus trabajadores de la Dirección Regional de Educación (DRE) y a más de cinco mil docentes contratados en el 2004.
La mayor deuda, de ocho millones, es reclamada por los profesores afiliados al Sindicato Unitario de Trabajadores Administrativos de Centros Educativos e Institutos Superiores (SUTACE), quienes acatan una huelga indefinida desde fines del año pasado.
Esta paralización afecta a toda la Unidad de Gestión Educativa de Local (UGEL) Piura, que comprende Canchaque, Huarmaca, Tambogrande, Las Lomas, Sechura, La Unión, Catacaos, El Tallán, La Arena, el Medio Piura, Castilla y Piura.
De otro lado, los trabajadores de la Dirección Regional de Educación (DRE) se reunirán en las próximas horas en asamblea general para decidir si mantienen su huelga indefinida o si la levantan.
Necder Delgado, representante de los empleados, demandó al Gobierno Regional de Piura que cumpla con el pago de 560 mil nuevos soles adeudados por concepto de productividad desde el 2004.
Luis Lozada - Radio Cutivalú

Gobierno provoca a comuneros

Envía proyecto para modificar actual ley forestal, pero organizaciones y sociedad civil exigen su derogatoria



Congresista Róger Nájar anuncia que comunidades indígenas se enfrentarán al gobierno.

El presidente de la Comisión de Medio Ambiente, Róger Nájar, consideró ayer una provocación del gobierno central enviar al Congreso un proyecto con carácter de urgente para modificar el decreto legislativo 1090 a sabiendas que en su grupo de trabajo hay un dictamen para su derogatoria consensuado con representantes políticos y de la sociedad civil interesados y afectados por el tema.
“El gobierno no mide el resultado de su provocación, porque comuneros, pobladores, pueblos aborígenes van a protestar y realizar acciones de lucha por este motivo”, afirmó Nájar.
Dijo que desde setiembre del año pasado trabaja en la comisión que preside una nueva ley forestal, porque el decreto legislativo 1090 sólo va a promover la deforestación de la Amazonía para implantar monocultivos para la producción de etanol, afectando la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.
“Este proyecto del Ejecutivo firmado por el presidente Alan García y su premier Yehude Simon va a causar que 45 millones de hectáreas de bosques de producción permanente peligren.
“Todo el trabajo realizado por la comisión con 3 audiencias públicas (en Iquitos, Ayacucho y Lima), reuniones con el capítulo de ingenieros forestales y otros sectores de la sociedad civil interesados en el tema va a ser echado al tacho, porque el gobierno así lo dispone”, lamentó.
Anunció que en el pleno del Congreso del día martes va a presentar una cuestión previa para discutir tanto el proyecto del Ejecutivo como el dictamen evacuado de la Comisión de Medio Ambiente, que desde la quincena de diciembre espera ser agendado por la junta de portavoces para la asamblea parlamentaria.
Susana Grados Díaz
Redacción

Mercurio sigue matando en Choropampa



Werner Cabrera.

El congresista nacionalista Werner Cabrera reveló ayer a LA PRIMERA que los pobladores del centro poblado de Choropampa, de la región Cajamarca, siguen afectados por el derrame de 151 kilogramos de mercurio metálico ocurrido hace 8 años y que hasta el momento el gobierno y la empresa privada incumplen sus compromisos con ellos.
“Han transcurrido 8 años del derrame de mercurio de la minera Yanacocha y el Ejecutivo no ha cumplido con atender a Choropampa.
En junio del 2008 y recomendamos la intervención de un grupo de toxicólogos expertos, pero no cumplen hasta ahora.
Los pueblos de San Juan y Magdalena fueron afectados también por el derrame”, manifestó.
Cabrera anunció que la presidenta del Frente de Defensa del Medio Ambiente de Choropampa, Juana Martínez, junto con un grupo de pobladores afectados por el derrame, acudirá mañana a la Comisión de Pueblos Andinos del Congreso para informar sobre los casos de personas que todavía presentan mercurio y cadmio en la sangre.
En carta abierta del 6 de enero de este año, dirigida al premier Yehude Simon, al ministro de Salud, Óscar Ugarte, y al ministro del Ambiente, Antonio Brack, el Coordinador de la Mesa Regional de Lucha Contra la Pobreza de Cajamarca, el sacerdote Marco Arana, expuso los casos más graves de personas afectadas por el derrame, como el campesino Rosas Álvarez Leiva (29), quien está postrado en cama desde hace 4 años por una parálisis total con severo daño neurológico, causado por el mercurio.
Leonardo Caballero
Redacción

El doble (y poco académico) rasero de los académicos estadounidenses

Neve Gordon · Jeff Halper · · · ·

12/01/09


Ni uno de los cerca de 450 presidentes de las universidades de EEUU que de forma ostentosa denunciaron un esfuerzo de los académicos británicos para boicotear las universidades israelitas en septiembre de 2007 han levantado sus voces contra el bombardeo por parte de Israel de la Universidad Islámica de Gaza la semana pasada
Lee C. Bollinger, presidente de la Universidad de Columbia, que organizó la petición, ha guardado silencio, como han hecho sus cofirmantes de las universidades de Princeton, Northwestern, Cornell y del MIT. Otros muchos que firmaron peticiones similares, como los 11.000 catedráticos de cerca de 1.000 universidades del mundo, se han abstenido también de expresar su indignación ante el ataque israelita a la principal universidad de Gaza. La astutamente llamada Académicos por La Paz en el Oriente Medio, que organizaron el último llamamiento, no han dicho nada sobre el mencionado asalto.
Si bien el alcance de los daños a la Universidad Islámica, que ha sido atacada en seis incursiones aéreas separadas, aún se desconoce, informes recientes indican que al menos los dos edificios más grandes fueron afectados Se trata de un laboratorio científico y del Edificio de las Damas, donde estudiantes mujeres asisten a clase. No hubo víctimas porque la facultad fue evacuada cuando el asalto israelita empezó.
Casi todos los comentaristas están de acuerdo en que la Universidad Islámica fue atacada, en parte, porque es un símbolo cultural de Hamás, el partido gobernante palestino elegido, contra el cual Israel ha dirigido sus continuos ataques en Gaza. De forma misteriosa, apenas ninguna noticia ha enfatizado la especial relevancia de la universidad, que sobrepasa de lejos su simbolismo político o cultural.
Creada en 1978 por el fundador de Hamás, con la aprobación de las autoridades israelitas, la Universidad Islámica es la primera y más importante institución de educación superior en Gaza, con más de 20.000 estudiantes, el 60% de los cuales son mujeres. Está formada por 10 facultades (educación, religión, arte, comercio, ley de la Shariah, ciencia, ingeniería, tecnología de la información, medicina y enfermería) y concede diversas licenciaturas y maestrías.
Teniendo en cuenta que las universidades palestinas han sido regionalizadas porque los estudiantes palestinos de Gaza tienen prohibido por Israel el paso para estudiar tanto en Cisjordania como en el extranjero, la importancia educativa de la Universidad Islámica aparece de forma más evidente.
Estas restricciones llegaron a ser noticias internacionales el pasado verano cuando Israel rechazó dar los permisos de salida a siete estudiantes de Gaza, cuidadosamente seleccionados y escudriñados, que habían sido premiados con las becas Fulbright por el Departamento de Estado para estudiar en EEUU. Después de que altos funcionarios del Departamento de Estado intervinieran, las becas fueron restablecidas aunque Israel permitió solamente salir a cuatro de los siete, incluso después de las llamadas de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice. “Es una victoria bienvenida para los estudiantes”, opinó The New York Times, y “para Israel, que debería querer ver a más gente joven de Gaza seguir un camino de esperanza más que de desesperación y martirio; y para los EEUU, cuya imagen en el Oriente Medio necesita un serio pulido.”
A pesar de la importancia de la Universidad Islámica, Israel ha tratado de justificar el bombardeo. Una portavoz del ejército declaró a The Chronicle que los edificios apuntados eran usados como “un centro de investigación y desarrollo de armamento para Hamás, incluidos los cohetes Qassam… Una de las estructuras atacadas alojaba laboratorios de explosivos que eran una parte inseparable del programa de investigación y desarrollo de Hamás, así como de emplazamientos que servían de complejos de almacenamiento para la organización. El desarrollo de estas armas tenían lugar bajo la supervisión de profesores que eran activistas de Hamás.”
Los responsables de la Universidad Islámica niegan las alegaciones israelitas. Incluso si tienen algún sentido, es de conocimiento común que prácticamente todas las mayores universidades de EEUU e Israel están ligadas en investigación y desarrollo para usos militares y reciben dinero del Pentágono y de las corporaciones militares. El desarrollo armamentístico e incluso su fabricación se han convertido, desgraciadamente, en los proyectos más grandes de las universidades en todo el mundo, un hecho que no justifica bombardearlas.
Al lanzar un ataque sobre Gaza, el gobierno israelita ha elegido una vez más la estrategia de la violencia que es trágicamente afín a la que se condena en Hamás, sólo que las tácticas israelitas son muchísimo más letales. ¿Cómo deberían responder los académicos a este asalto sobre una institución de educación superior? Sin tener en cuenta el apoyo que uno pueda dar al boicot a las universidades israelitas, cualquiera que se preocupe por la libertad académica al poner su nombre en una petición no debería estar menos indignado cuando Israel bombardea una universidad palestina. La cuestión reside entonces en si los catedráticos y presidentes universitarios que firmaron distintas peticiones denunciando los esfuerzos por boicotear a Israel harán oír su voz en contra de la destrucción de la Universidad Islámica.



Neve Gordon es profesor de la Universidad Ben-Gurion. Su último libro es Israel's Occupation (University of California Press).Jeff Halper es director del Comité israelita contra la demolición de casas. Su último libro es An Israeli in Palestine: Resisting Dispossession, Redeeming Israel (Pluto Press, 2008).

Tres propuestas simples a propósito del martirio de Gaza

Jean Bricmont · Diana Johnstone · · · ·

12/01/09


Debemos ser muchos –millones, seguramente— los que, invisibles los unos para los otros, nos sentimos tan indignados como impotentes ante el espectáculo de la masacre de Gaza y la descripción de la misma, por parte de nuestros medios de comunicación, como "represalia contra el terrorismo" y ejercicio del "derecho de Israel a defenderse". Hemos llegado a un punto en que responder a los argumentos sionistas es, además de inútil, indigno de la humanidad. Mientras no se reconozca que los obuses que caen sobre Ascalón probablemente sean lanzados por descendientes de los habitantes de esa misma región expulsados por los sionistas en 1948, hablar de paz no será sino una cortina de humo destinada a encubrir el repetido asalto de Israel a los supervivientes de aquella gran injusticia.
¿Qué hacer, entonces? ¿Un diálogo entre árabes "moderados" e israelíes "progresistas"? ¿El enésimo "plan de paz" destinado a convertirse en papel mojado? ¿Una declaración solemne de la Unión Europea (UE)?
Gestos y ademanes de los poderes establecidos, meras distracciones de la estrangulación que hoy sufre el pueblo palestino. También otras exigencias más radicales resultan parecidamente inútiles: el llamamiento a la creación de un tribunal internacional para juzgar criminales de guerra israelíes, o a la intervención efectiva de la ONU, o a la implicación de UE; nada se consigue con eso. Los tribunales internacionales realmente existentes reflejan la relación de fuerzas en el mundo, y nunca resolverán contra los aliados más preciados de los EEUU. Es esa misma relación de fuerzas lo que debe cambiar, y eso sólo puede conseguirse de manera gradual. Es cierto que Gaza sufre una situación de emergencia calamitosa, pero también lo es que, hoy por hoy, no puede hacerse nada realmente eficaz para detenerla, precisamente porque el paciente trabajo político que debería haberse hecho hace tiempo está aún por hacer.
En lo que respecta a las tres propuestas que siguen, dos son ideológicas y una es práctica.
1. Librarse de la ilusión de que Israel resulta "útil" para Occidente
Muchas personas, especialmente entre la izquierda, persisten en la creencia de que Israel es solamente el peón de una estrategia capitalista o imperialista para controlar el Oriente Medio. Nada podría estar más lejos de la realidad. Israel no tiene utilidad alguna para nadie ni para nada, como no sea la de satisfacer sus propias fantasías de dominación. No hay petróleo en Israel, ni en Líbano, ni en Golán, ni en Gaza. Las llamadas guerras del petróleo, en 1991 y 2003, fueron libradas por EEUU sin la ayuda de Israel, y en 1991, con la explícita petición de los EEUU de que Israel se mantuviera al margen (porque la participación israelí podría haber socavado la coalición árabe con Washington). Para las petromonarquías prooccidentales y los regímenes árabes "moderados", la ocupación israelí de tierras palestinas es una pesadilla que radicaliza más a sus poblaciones y daña su papel. Fue Israel, con sus políticas absurdas, quien provocó la creación de Hezbolá y de Hamás: Israel es indirectamente responsable de buena parte de los avances recientes del "Islam radical".
Además, lo cierto es que los capitalistas, en conjunto, hacen más dinero en paz que en guerra. Solamente cabe comparar los beneficios obtenidos por los capitalistas occidentales en China o Vietnam desde que hay paz en esos países con los que hacían cuando la "China roja" estaba aislada y los EEUU libraban una guerra contra Vietnam.
A la mayoría de los capitalistas les importa un higo que el "pueblo" deba tener a Jerusalén como su "eterna capital"; de alcanzarse la paz, tendrían las manos libres para explotar en Cisjordania y en Gaza una fuerza de trabajo harto calificada que apenas tiene otras oportunidades.
Finalmente, cualquier ciudadano estadounidense preocupado por la influencia de su país en el mundo puede ver de forma bastante clara que convertir a miles de millones de musulmanes en enemigos con el único fin de satisfacer el capricho criminal israelí de turno dista por mucho de ser una inversión racional de futuro.
Muchos sedicentes marxistas cuentan, los primeros, entre quienes no ven a Israel sino como mera emanación de fenómenos tan generales como el capitalismo o el imperialismo (Marx mismo, huelga decirlo, fue harto más circunspecto en la cuestión de la determinación económica de los fenómenos políticos). Pero no rinde el menor servicio al pueblo palestino el mantenimiento de esas ficticias gedeonadas: en realidad, nos guste o no, el sistema capitalista está muy lejos de ser tan robusto como para jugarse la supervivencia en la ruleta de la ocupación judía de Cisjordania: Y conviene recordar que al capitalismo le ha ido francamente bien en Sudáfrica desde el fin del Apartheid.
2. Permitir a los no judíos dar su opinión sobre Israel
Si el apoyo a Israel no se funda en intereses estratégicos o económicos, ¿por qué la clase política y los medios de comunicación aceptan pasivamente todo lo que Israel hace? Muchas personas pueden sentirse despreocupadas por lo que ocurre en un lejano país. Pero eso no se aplica a los líderes formadores de opinión, que nunca descansan en sus críticas a las pretendidas maldades políticas de Venezuela, Cuba, Sudán, Irán, Hezbolá, Hamás, Siria, Islam, Serbia, Rusia o China. Ni siquiera los más infundados rumores y las más ciclópeas exageraciones se libran de una persistente e insidiosa repetición. Sólo Israel ha de ser tratado con guantes de seda.
Una de las explicaciones ofrecidas para tal trato especial es la del "sentimiento de culpa" occidental por las persecuciones antisemitas del pasado, en particular por los horrores infligidos a los judíos durante la II Guerra Mundial. A veces se observa que los palestinos no son en absoluto responsables de esos horrores y que no deberían pagar el precio de crímenes perpetrados por otros. Y es verdad, pero lo que, siendo obvio, apenas se dice es que la inmensa mayoría de los franceses, de los alemanes o de los curas católicos de nuestros días son tan inocentes de lo que sucedió durante la guerra como los palestinos, por la simple razón de que nacieron después de la guerra o eran niños entonces. La idea de culpa colectiva era muy cuestionable ya en 1945, pero la idea de transmitir intergeneracionalmente la culpa colectiva es un concepto religioso. Aunque se dice que el Holocausto no debería justificar la política israelí, es sorprendente que las poblaciones que supuestamente se sienten culpables de lo sucedido (alemanes, franceses y católicos) sean las más reticentes a tomar la palabra.
Es extraño que, al mismo tiempo que la Iglesia católica renunciaba a la noción de que los judíos eran el pueblo que asesinó a Cristo, tomara el relevo la idea de la culpa casi universal por el exterminio de los judíos. El discurso de la universal culpabilidad por el Holocausto presenta analogías con el discurso religioso en general por la manera en que legitima la hipocresía, trasladando la responsabilidad de lo real a lo imaginario (conforme al modelo mismo del "pecado original"). Somos todos supuestamente culpables por los crímenes cometidos en el pasado, un pasado sobre el que, por definición, no podemos hacer nada. Pero necesitamos no sentirnos culpables o responsables por los crímenes que se cometen ante nuestras narices por parte de nuestros aliados israelíes o estadounidenses, sobre quienes sí podemos esperar influir.
Que no seamos todos culpables de los crímenes del Tercer Reich, es un hecho simple y suficientemente obvio, pero es preciso internalizarlo para permitir a los no judíos hablar libremente sobre Palestina. Porque lo cierto es que los no judíos a menudo sienten que deben dejar en manos de los judíos el monopolio del "derecho" a criticar a Israel y de defender a los palestinos. Pero dada la relación de fuerzas entre los judíos críticos de Israel y las influyentes organizaciones sionistas que dicen hablar en nombre del pueblo judío, no hay la menor esperanza de que solamente las voces judías puedan salvar a los palestinos.
Sin embargo, la principal razón del silencio, no ofrece duda, no es el sentimiento de culpa (precisamente, porque es demasiado artificial), sino, más bien, el miedo. Miedo a "qué pensarán", miedo a la difamación, y aun a ser procesado por "antisemitismo". Si duda de eso, haga el experimento: ponga a un periodista, a un político o a un editor en algún lugar donde nadie esté escuchando y no haya micrófono o cámara escondida, y pregúntele a él o a ella si dice en público lo que piensa sobre Israel en privado. ¿Qué, si no? ¿Miedo a dañar los intereses del capitalismo? ¿Miedo a debilitar al imperialismo estadounidense? ¿Miedo a la interrupción del suministro de petróleo? Miedo, mas bien, a las organizaciones sionistas y a sus implacables campañas.
Después de múltiples conversaciones con profesionales en este tipo puestos, nosotros albergamos pocas dudas de eso. La gente no dice lo que piensa sobre el sedicente "Estado judío" por miedo a ser tildada de anti-judía e identificada con los antisemitas del pasado. Este sentimiento es aún más fuerte, en la medida en que la mayoría de personas que están conmocionadas por la política israelí también están genuinamente horrorizadas por los crímenes perpetrados contra los judíos durante la II Guerra Mundial, y sinceramente indignadas por el anti-semitismo. Pensándolo bien, resulta claro que si existieran hoy en día, como antes de 1940, movimientos políticos abiertamente antisemitas, esas personas no se sentirían tan intimidadas. Pero, hoy, ni siquiera el Frente Nacional francés se dice antisemita, y quien critica a Israel, habitualmente comienza por proclamar que no es antisemita. El miedo a ser acusado de antisemita es más profundo que el miedo al lobby sionista: es el miedo a perder la respetabilidad lo que lleva a que la condena del antisemitismo y del Holocausto sea el valor moral contemporáneo más grande.
Es imprescindible liberar a los críticos de Israel del atenazante miedo a ser falsariamente acusados de "antisemitismo". Amagar con esa acusación es una forma insidiosa de un chantaje moral que acaso constituya hoy la sola fuente potencial de un surgimiento generalizado del resentimiento anti-judío.
3. Las iniciativas prácticas se resumen en tres letras: BDS (boicot, desinversión, sanciones)
La exigencia de sanciones ha sido adoptada por la mayoría de organizaciones propalestinas, pero como ese tipo de medidas es prerrogativa de los Estados, es evidente que no se adoptarán en breve. Las medidas de desinversión pueden ser tomadas por los sindicatos y las iglesias a partir de decisiones de sus miembros. Otras empresas que colaboran de cerca con Israel no cambiarán su política, a menos que estén bajo presión pública, esto es: la presión que pueden ejercer los boicots. Esto nos lleva a la controvertida cuestión de los boicots, no solamente de los productos israelíes, sino también de las instituciones culturales y académicas de Israel.
Esta táctica fue usada contra el régimen de apartheid en Suráfrica en una situación muy similar. Tanto el apartheid como la desposesión de los palestinos son herencias tardías del colonialismo europeo, a cuyos practicantes les resulta difícil percatarse de que esas formas de dominación ya no le resultan aceptables al mundo en general, ni siquiera a la opinión pública occidental. Las ideologías racistas subyacentes a ambos proyectos representan un ultraje al grueso de la humanidad, y traen consigo un sinfín de odios y conflictos enconados y duraderos. Se podría hasta decir que Israel es otra Suráfrica, una Suráfrica que explota "el Holocausto" a beneficio de inventario.
Cualquier boicot se arriesga a generar víctimas inocentes. En particular, se argumenta que, boicoteando a las instituciones académicas, podrían resultar injustamente castigados los intelectuales que están por la paz. Quizá sea cierto, pero Israel mismo admite de buena gana que hay víctimas inocentes en Gaza, cuya inocencia no estorba a su asesinato. Nosotros no proponemos asesinar a nadie. Un boicot es un perfecto acto no violento por parte de la ciudadanía. Puede compararse con la desobediencia civil o con la objeción de conciencia ante el poder injusto. Israel desacata abiertamente todas las resoluciones de la ONU, y nuestros propios gobiernos, lejos de tomar medidas para obligar a Israel a cumplirlas, simplemente refuerzan sus lazos con Israel. Tenemos el derecho, como ciudadanos, de exigir de nuestros propios gobiernos el respeto del derecho internacional.
Lo que más importa de las sanciones, especialmente en el plano cultural, es su valor simbólico. Es una forma de decir a nuestros gobiernos que no aceptamos su política de colaboración con un Estado que ha optado por convertirse en un forajido internacional.
Algunos ponen objeciones a un posible boicot por idénticos motivos a los avanzados tanto por algunos israelíes progresistas como por un cierto número de palestinos "moderados" (no por el conjunto de la sociedad civil palestina). Pero lo principal para nosotros no debe ser lo que ellos dicen, sino la política exterior que queremos para nuestros propios países. El conflicto árabe-israelí está lejos de ser un conflicto meramente local, y ha alcanzado relevancia mundial. Se trata de la cuestión básica del respeto al derecho internacional. Un boicot debería ser defendido como un medio de protesta dirigido a nuestros propios gobiernos para forzarles a cambiar de política. Tenemos derecho a querer viajar por el mundo sin necesidad de avergonzarnos. Razón suficiente para fomentar el boicot.

Jean Bricmont, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es profesor de física en la Universidad de Louvain la Neuve, Bélgica. Es miembro del Tribunal de Bruselas. Su último libro acaba de publicarse en Monthly Review Press: Humanitarian Imperialism (traducción castellana en la Editorial Viejo Topo, Barcelona). Es sobre todo conocido en el mundo hispano por su libro –coescrito con el físico norteamericano Alan Sokal— Imposturas intelectuales (Paidós, 1999), un brillante y demoledor alegato contra la sedicente izquierda académica relativista francesa y norteamericana en boga en los últimos lustros del siglo pasado. Una larga entrevista político-filosófica a Bircmont puede verse en el Número 3 de la Revista SINPERMISO en papel (mayo de 2008). Diana Johnstone es la autora de Fools' Crusade: Yugoslavia, NATO, and Western Delusions [Cruzada de Tontos: Yugoslavia, la OTAN y los engaños occidentales], Monthly Review Press, 2002.

El nuevo consenso capitalista en ciernes

Walden Bello · · · · ·

12/01/09


"El reto es superar los límites puestos a la imaginación política de la izquierda por la combinación de la agresividad del desafío neoliberal en los años 80 con el colapso de los regímenes de socialismo burocrático a comienzos de los 90. La izquierda debería ser capaz, de nuevo, de atreverse a aspirar a modelos de organización social que apuntaran sin reservas a la igualdad y al control democrático-participatorio tanto de la economía nacional como de la economía global, condiciones necesarias para la emancipación individual y colectiva."
Las elites económicas y políticas empiezan a converger en una especie de solución global de tipo socialdemócrata como solución de la presente crisis económica. Pero necesitamos algo más que una gestión social, sostiene Walden Bello: deberíamos aspirar a modelos de organización social que apunten a la igualdad y al control democrático-participatorio de la economía, tanto a escala nacional como a escala planetaria.
No resulta sorprendente que el rápido deterioro de la economía global, combinado con la llegada a la presidencia de los EEUU de un liberal de izquierda afroamericano, haya hecho concebir entre millones de personas la esperanza de que el mundo se halla en el umbral de una nueva era. Es verdad que algunos de los nombramientos recientes de Obama –señaladamente, el del exsecretario del Tesoro, Larry Summers, para dirigir el Consejo Económico Nacional, el de Tim Geithner, jefe del Comité de la Reserva Federal de Nueva York, para desempeñar el cargo de secretario del Tesoro y el del antiguo alcalde de Dallas, Ron Kirk, para Comercio— han despertado cierto escepticismo. Pero la sensación de que las vetustas fórmulas neoliberales están de todo punto desacreditadas ha convencido a muchos de que el nuevo liderazgo demócrata en la economía más grande del planeta romperá con las políticas fundamentalistas de mercado imperantes desde comienzos de los 80.
Ni que decir tiene que una cuestión importante pasa por saber hasta qué punto la ruptura con el neoliberalismo será decisiva y definitiva. Sin embargo, otras cuestiones apuntan al corazón mismo del capitalismo. La propiedad pública, la intervención y el control, ¿se ejercerán simplemente para estabilizar al capitalismo, para luego devolver el control a las elites empresariales? ¿Veremos una segunda ronda de capitalismo keynesiano, en la que el Estado, las elites granempresariales y las organizaciones sindicales colaborarán sobre una base de política industrial, crecimiento y salarios elevados (aunque, esta vez, con una dimensión verde añadida)? ¿O asistiremos al comienzo de una serie de alteraciones fundamentales en la propiedad y el control de la economía en una dirección más popular? El sistema global del capitalismo pone, ciertamente, límites al alcance de las reformas, pero ningún otro momento del pasado medio siglo han sido esos límites más fluidos e inciertos.
El presidente francés Nicolas Sarkozy ya ha hecho su apuesta: tras declarar que "el capitalismo de laissez-faire ha muerto", ha creado un fondo de inversiones estratégicas de 20 mil millones de euros para promover la innovación tecnológica, mantener en manos francesas los sectores industriales avanzados y conservar puestos de trabajo. "El día en que dejemos de construir trenes, aviones, automóviles y barcos, ¿qué quedará de la economía francesa?!, se preguntaba retóricamente hace pocos días. "Recuerdos. Pero yo no quiero que Francia se convierta en una mera reserva turística". Este tipo de política industrial agresiva, pensada para atraerse a la clase obrera blanca tradicional, podría ir de la mano de las políticas antiinmigratorias excluyentes con las que ha solido asociarse al presidente francés.
Socialdemocracia global
Sin embargo, un nuevo keynesianismo nacional conforme a las líneas de Sarkozy no es la única alternative de que disponen las elites. Dada la necesidad de legitimación global para promover sus intereses en un mundo cuyo equilibrio de poder se está desplazando hacia el Sur, a las elites occidentales podría resultarles más atractivo un vástago de la socialdemocracia europea y del liberalismo New Deal que podríamos llamar "Socialdemocracia Global", o SDG.
Antes incluso de que se desarrollara por completo la actual crisis financiera, los partidarios de la SDG ya habían empezado a adelantarla como una alternativa a la globalización neoliberal, respondiendo a las cuitas y a las tensiones provocadas por esta última. Una personalidad vinculada a la SDG es el actual primer ministro británico, Gordon Brown, quien encabezó la respuesta europea al desplome financiero abogando por la nacionalización parcial de los bancos. Considerado por mucha gente el padrino de la campaña "Convirtamos la pobreza en historia" en el Reino Unido, Brown, siendo todavía el canciller de finanzas británico, propuso lo que llamó una "capitalismo fundado en la alianza" entre el mercado y las instituciones estatales, capaz de reproducir a escala global lo que, según él, habría hecho Franklin Delano Roosevelt a escala económica nacional, a saber: "garantizar los beneficios generados por el mercado y, a la par, domar los excesos de éste". Se trataría, según Brown, de un sistema que "incorporaría todos los beneficios de los mercados y de los flujos de capitales globales, minimizaría los riesgos de crisis y desplomes, maximizaría las oportunidades de todos y sostendría a los más vulnerables. Significaría, en una palabra, restaurar, a escala económica mundial, el empeño y los elevados ideales públicos".
En la articulación de un discurso socialdemócrata global se ha unido a Brown un heterogéneo grupo formado, entre otros, por el economist Jeffrey Sachs, George Soros, el antiguo secretario general de la ONU Kofi Annan, el sociólogo David Held, el Premio Novel Josph Stiglitzy hasta Bill Gates. Hay entre ellos, huelga decirlo, diferencias de matiz, pero la dirección de sus perspectivas es la misma: traer un orden social reformado y lograr la revitalización del consenso en torno al capitalismo global.
Entre las posiciones clave avanzadas por los partidarios de la SDG están las que siguen:
La globalización es esencialmente beneficiosa para el mundo; los neoliberales simplemente han arruinado la gestión de la misma y la tarea de venderla a la opinión pública.
Es urgente salvar rescatar la globalización, arrancádola ed las manos neoliberales: porque la globalización es reversible, y lo cierto es que podría haber empezado ya el proceso de su reversión.
El crecimiento y la equidad pueden entrar e conflicto, en cuyo caso hay que dar primacía a la equidad.
Es posible que el libre comercio no sea beneficioso a largo plazo, y es posible que mantenga en la pobreza a la mayoría; por eso es importante que los acuerdos comerciales estén sujetos a condiciones sociales y medioambientales.
Hay que evitar el unilateralismo y, al propio tiempo, hay que emprender reformas fundamentales de las instituciones y de los acuerdos multilaterales, un proceso que podría entrañar la liquidación o la neutralización de varios de ellos, como el Acuerdo Comercial para los Derechos de Propiedad Intelectual (TRIP, por sus siglas en inglés) establecido en el marco de la Organización Mundial de Comercio.
La integración social global, o la reducción de las desigualdades dentro de las naciones y entre las naciones, debe ir de la mano de la integración del mercado global.
La deuda global de los países en vías de desarrollo ha de ser cancelada, o al menos, drásticamente reducida, a fin de que los ahorros puedan usarse para estimular a la economía local, contribuyendo así a la reflación global.
La pobreza y la degradación medioambiental son tan graves, que hay que poner por obra una programa masivo, una especie de "Plan Marshall" del Norte para las naciones del Sur en el marco de los "Objetivos de Desarrollo del Milenio".
Hay que lanzar una "Segunda Revolución Verde", particularmente en África, a través de la generalizada adopción de las semillas genéticamente modificadas.
Hay que dedicar grandes inversiones para poner a la economía global en una senda medioambientalmente más sostenible, y los gobiernos deben encabezar esos programas ("keynesianismo verde" o "capitalismo verde").
Las acciones militares para resolver problemas deben preterirse a favor más bien de la diplomacia y del "poder blando", pero deben mantenerse las intervenciones militares humanitarias en situaciones de genocidio.
Los límites de la Socialdemocracia Global
La Socialdemocracia Global no ha merecido hasta ahora demasiada discusión crítica, tal vez porque el grueso de los progresistas siguen empeñados en la última guerra, esto es, la guerra contra el neoliberalismo. Pero hacer su crítica es urgente, y no solo porque la SDG es el más candidato más probable como sucesor del neoliberalismo. Más importante aún es el hecho de que, aun cuando la SDG tiene algunos elementos positivos, tiene también, como su antecesor, el paradigma socialdemócrata de impronta keynesiana, bastantes rasgos problemáticos.
Comencemos por resaltar los problemas que presentan cuatro elementos centrales de la perspectiva SDG.
Primero: la SDG comparte con el neoliberalismo el sesgo favorable a la globalización, diferenciándose sólo por su promesa de promover una globalización mejor que la de los neoliberales. Eso, sin embargo, monta tanto como decir que basta añadir la dimensión de la "integración social global" para que un proceso que es intrínsecamente destructor y desbaratador, tanto social como ecológicamente, resulte digerible y aceptable. La SDG parte del supuesto de que las gentes quieren realmente formar parte de una economía global funcionalmente integrada en la que desaparezcan las barreras entre lo nacional y lo internacional. Sin embargo, ¿acaso no preferirían formar parte de economías sometidas a control local? ¿No es más cierto que preferían poner coto a los caprichos y extravagancias de la economía internacional? En realidad, la actual trayectoria descendente de las economías interconectadas confirma la validez de una de las críticas básicas al proceso de globalización por parte del movimiento antiglobalización.
Segundo: la SDG comparte con el neoliberalismo la preferencia por el mercado como mecanismo principal de producción, distribución y consumo, diferenciándose fundamentalmente por su insistencia en el papel del Estado a la hora de corregir los fallos del mercado. El tipo de globalización que el mundo necesita, según Jeffery Sachs en su libro The End of Poverty [El final de la pobreza], pasaría por "represar… la formidable energía del comercio y la inversión, reconociendo y corrigiendo las limitaciones mediante una acción colectiva compensatoria". Eso es harto distinto de sostener que la ciudadanía y la sociedad civil deben tomar las decisiones económicas clave, limitándose el mercado y la burocracia estatal a no ser sino mecanismos de ejecución de la toma democrática de decisiones.
Tercero: la SDG es un proyecto tecnocrático, con expertos excogitando y llevando a término reformas sociales desde arriba, no un proyecto participativo en el que las iniciativas discurren de abajo arriba.
Y cuarto: la SDG, aun si crítica con el neoliberalismo, acepta el marco del capitalismo monopolista, que descansa, básicamente, en el beneficio dimanante de la extracción explotadora de plusvalía procedente del trabajo, que va de crisis en crisis por sus inherentes tendencias a la sobreproducción y que, con su búsqueda de rentabilidad, tiende a chocar con los límites medioambientales. Lo mismo que el keynesianismo tradicional a escala nacional, la SDG busca, a escala global, un Nuevo compromiso de clase que vaya de la mano de nuevos métodos para contener o minimizar la tendencia a las crisis consubstancial al capitalismo. Así como la vieja socialdemocracia y el New Deal trajeron estabilidad al capitalismo a escala nacional, la función histórica de la SDG es mitigar las contradicciones del capitalismo global contemporáneo y relegitimar al mismo tras la crisis y el caos dejados por el neoliberalismo. En su misma raíz, la SDG tiene que ver con un problema de gestión social.
Obama tiene el talento de tender puentes entre discursos políticos diferentes. Es, asimismo, una tabula rasa en lo tocante a economía. Como Roosevelt en su día, no está atado a fórmulas del ancien régime. Es un pragmático, cuyo criterio clave es el éxito en la gestión social. Como tal, se halla en una posición única para encabezar esa ambiciosa empresa reformista.
La izquierda debe despertar
Mientras la izquierda estaba embarcada en una Guerra sin cuartel al neoliberalismo, el pensamiento reformista iba calando entre círculos reformistas del establishment. Y ese pensamiento está ahora a pique de convertirse en política: la izquierda debe redoblar sus esfuerzos para estar a la altura. No es sólo cosa de pasar de las críticas a las propuestas constructivas. El reto es superar los límites puestos a la imaginación política de la izquierda por la combinación de la agresividad del desafío neoliberal en los años 80 con el colapso de los regímenes de socialismo burocrático a comienzos de los 90. La izquierda debería ser capaz, de nuevo, de atreverse a aspirar a modelos de organización social que apuntaran sin reservas a la igualdad y al control democrático-participatorio tanto de la economía nacional como de la economía global, condiciones necesarias para la emancipación individual y colectiva.
Lo mismo que el viejo régimen keynesiano de posguerra, la SDG tiene que ver con la gestión social. En cambio, la perspectiva de la izquierda es la liberación social.

Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.