Por: Juan Camborda
¿Cuáles eran los mecanismos que utilizaba Sendero Luminoso para imponer su terror sobre las comunidades campesinas y las pequeñas y medianas ciudades serranas donde logró imponer su voluntad? Los que vivieron bajo el sometimiento directo o indirecto de los seguidores de Abimael Guzmán recuerdan aun con escalofrío a los “mil ojos y mil oídos del partido”, los “juicios populares” y finalmente la “sentencia revolucionaria”. En resumen el acoso, humillación, degradación antes de darle muerte al condenado, sea este un humilde alcalde, un desconocido gobernador o un pequeño comerciante aldeano.
En esas condiciones nadie podía hablar libremente. Incluso en ciudades como Ayacucho, Huancavelica, Huancayo o Huánuco la gente tenía miedo de que alguien lo esté vigilando, escuchando lo que hablaba. Porque eso serviría después para que se “justifique” el asesinato y se ponga en el pecho de la víctima ese infame letrero: “así mueren los soplones”.
¿Tiene esto algo que ver con Magaly Medina? Si, y mucho. El método de la Medina es el mismo de las huestes de Guzmán: el seguimiento y el acoso de la víctima, hasta en la intimidad de la cama, para luego mostrarlo en la televisión y someterlo al “juicio popular” y entregarlo a la turba sedienta de sangre para que “haga justicia revolucionaria”, es decir, la liquiden. No es una liquidación física, sino la liquidación moral: destruírlo si es futbolista, hasta que no quede de él sino un guiñapo donde se meen los hinchas. Y si se trata de una vedette, demostrar que es una prostituta para vergüenza de padres e hijos.
Erigida por decisión propia en guardiana de las fidelidades matrimoniales, Magaly con sus urracos persiguió a los “jugadorasos” para enrostrarles, no a ellos, sino a los maridos burlados o a las esposas engañadas, que eran unos pobres “cornudos” o “cornudas”. Lo hacía para que los televidentes se refocilen de su desgracias y sean motivo de burla en el trabajo, en el barrio, y que sus hijos sean blanco del escarnio en las aulas y calles. Y eso, daba raiting porque “eso es lo que le gusta a la gente”.
¿Acaso Guzmán no ocupaba igualmente las primeras páginas cuando asesinaban a los alcaldes y gobernadores? ¿No había todo un despliegue periodístico, primeras páginas cuando Guzmán decidía colocar un coche bomba, ahí, donde los mil ojos y mil oídos del partido le indicaban que estaba el meollo de sus enemigos de clase? Guzmán sabía que el valor de sus atentados aumentaba cuando el periodismo se hacia eco de los mismos para tener mayor tiraje y lectoría. En el caso de la televisión, “mayor raiting”.
¿Quién era la Adaro? Una vedette de las muchas que se gana la vida haciendo lo poco que sabe. Pero Magaly tenía que liquidarla, ponerla como ejemplo del mal. Burlarse de ella, humillarla con nombre y apellido incluído, para satisfacer el morbo de las masas sedientas de sexo y sangre. Y para ello, violentó la intimidad de la persona, bajo el argumento de que se trataba de personajes públicos.
¿Alguien recuerda a Waldir Saénz? Los morenos de la Victoria que han leído las proezas jaraneras y amatorias de Manguera Villanueva, saben que ambos eran jugadores excepcionales. Pero Waldir tuvo la mala suerte de nacer 50 años después de Villanueva y por tanto tuvo que sortear el acoso diario de las cámaras de televisión de “los mil ojos y mil oídos” de Magaly. Si Manguera Villanueva hubiera vivido el infierno que le tocó soportar a Waldir, posiblemente el estadio de Matute no llevaría su nombre. Es que sólo mencionar a Magaly, paraliza a los directivos, porque al igual que Guzmán en los años oscuros del conflicto interno, tiene poder sobre la vida de las personas: ella decide quien vive y quien muere, en su programa de TV, se entiende.
Y escribo esta nota, hoy 31 de diciembre, que se anuncia que Magaly sale de la cárcel de Chorrillos a las 6 y 30 de la tarde. Que Dios nos coja confesados, porque el raiting de los programas de Magaly será de tal magnitud que su poder se multiplicará varias veces y ese poder, en sus manos, sería equivalente al que le darían a Guzmán, si lo sueltan proclamando que es inocente.
¿Cuáles eran los mecanismos que utilizaba Sendero Luminoso para imponer su terror sobre las comunidades campesinas y las pequeñas y medianas ciudades serranas donde logró imponer su voluntad? Los que vivieron bajo el sometimiento directo o indirecto de los seguidores de Abimael Guzmán recuerdan aun con escalofrío a los “mil ojos y mil oídos del partido”, los “juicios populares” y finalmente la “sentencia revolucionaria”. En resumen el acoso, humillación, degradación antes de darle muerte al condenado, sea este un humilde alcalde, un desconocido gobernador o un pequeño comerciante aldeano.
En esas condiciones nadie podía hablar libremente. Incluso en ciudades como Ayacucho, Huancavelica, Huancayo o Huánuco la gente tenía miedo de que alguien lo esté vigilando, escuchando lo que hablaba. Porque eso serviría después para que se “justifique” el asesinato y se ponga en el pecho de la víctima ese infame letrero: “así mueren los soplones”.
¿Tiene esto algo que ver con Magaly Medina? Si, y mucho. El método de la Medina es el mismo de las huestes de Guzmán: el seguimiento y el acoso de la víctima, hasta en la intimidad de la cama, para luego mostrarlo en la televisión y someterlo al “juicio popular” y entregarlo a la turba sedienta de sangre para que “haga justicia revolucionaria”, es decir, la liquiden. No es una liquidación física, sino la liquidación moral: destruírlo si es futbolista, hasta que no quede de él sino un guiñapo donde se meen los hinchas. Y si se trata de una vedette, demostrar que es una prostituta para vergüenza de padres e hijos.
Erigida por decisión propia en guardiana de las fidelidades matrimoniales, Magaly con sus urracos persiguió a los “jugadorasos” para enrostrarles, no a ellos, sino a los maridos burlados o a las esposas engañadas, que eran unos pobres “cornudos” o “cornudas”. Lo hacía para que los televidentes se refocilen de su desgracias y sean motivo de burla en el trabajo, en el barrio, y que sus hijos sean blanco del escarnio en las aulas y calles. Y eso, daba raiting porque “eso es lo que le gusta a la gente”.
¿Acaso Guzmán no ocupaba igualmente las primeras páginas cuando asesinaban a los alcaldes y gobernadores? ¿No había todo un despliegue periodístico, primeras páginas cuando Guzmán decidía colocar un coche bomba, ahí, donde los mil ojos y mil oídos del partido le indicaban que estaba el meollo de sus enemigos de clase? Guzmán sabía que el valor de sus atentados aumentaba cuando el periodismo se hacia eco de los mismos para tener mayor tiraje y lectoría. En el caso de la televisión, “mayor raiting”.
¿Quién era la Adaro? Una vedette de las muchas que se gana la vida haciendo lo poco que sabe. Pero Magaly tenía que liquidarla, ponerla como ejemplo del mal. Burlarse de ella, humillarla con nombre y apellido incluído, para satisfacer el morbo de las masas sedientas de sexo y sangre. Y para ello, violentó la intimidad de la persona, bajo el argumento de que se trataba de personajes públicos.
¿Alguien recuerda a Waldir Saénz? Los morenos de la Victoria que han leído las proezas jaraneras y amatorias de Manguera Villanueva, saben que ambos eran jugadores excepcionales. Pero Waldir tuvo la mala suerte de nacer 50 años después de Villanueva y por tanto tuvo que sortear el acoso diario de las cámaras de televisión de “los mil ojos y mil oídos” de Magaly. Si Manguera Villanueva hubiera vivido el infierno que le tocó soportar a Waldir, posiblemente el estadio de Matute no llevaría su nombre. Es que sólo mencionar a Magaly, paraliza a los directivos, porque al igual que Guzmán en los años oscuros del conflicto interno, tiene poder sobre la vida de las personas: ella decide quien vive y quien muere, en su programa de TV, se entiende.
Y escribo esta nota, hoy 31 de diciembre, que se anuncia que Magaly sale de la cárcel de Chorrillos a las 6 y 30 de la tarde. Que Dios nos coja confesados, porque el raiting de los programas de Magaly será de tal magnitud que su poder se multiplicará varias veces y ese poder, en sus manos, sería equivalente al que le darían a Guzmán, si lo sueltan proclamando que es inocente.
