Por Eduardo Gudynas.- Uno de los cambios más notables que ha tenido lugar en América Latina ha sido la llegada de gobiernos que se definen como progresistas, socialdemócratas o de izquierda. Éste es un conjunto diverso que incluye a las nuevas administraciones en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela. En varios de estos países ha cobrado creciente importancia la temática ambiental, sea por hechos como los sucesivos conflictos sociales alrededor de la gestión de los recursos naturales o por intentos de innovar en política ambiental.
La forma en que estos países incorporan (o no) las cuestiones ambientales es motivo de controversia. Si bien es común sostener que las corrientes de izquierda alentaron la temática ambiental, especialmente desde la oposición, y también se reconoce que muchas organizaciones ambientalistas apoyaban expresiones políticas de izquierda, es evidente que existen tensiones y conflictos.
Entre los nuevos gobiernos de izquierda, el debate ambiental ha sido muy intenso en Ecuador. La reciente aprobación de una nueva Constitución ofrece cambios muy importantes desde el punto de vista de la ecología política, generando un giro sustantivo hacia posturas biocéntricas en América Latina. En efecto, la nueva Constitución presenta el concepto de derechos propios de la Naturaleza, utiliza tanto el término Naturaleza como la palabra Pachamama, y da un paso todavía más novedoso al plantear la restauración ecológica como otro derecho específico. En este artículo se describen estas posturas; enseguida se las analiza desde la ecología política y la ética ambiental (pero no desde el derecho ambiental comparado); se consideran sus implicancias para la gestión ambiental y para el desarrollo sostenible y se las compara con la situación en otros países.