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¿ ES POSIBLE DEMOCRATIZAR LA GRAN EMPRESA MEDIÁTICA ?

Martes, 12 de enero de 2010

Autor :Alberto Maldonado
Quito-ECUADOR.

He oído y he leído –con alguna insistencia y como si fuera la piedra filosofal de la comunicación- que la ley de comunicación que discute el parlamento ecuatoriano “debe procurar la democratización de los medios de comunicación” Y ya. Que ese es el problema de fondo y que “todo lo demás” vendría por añadidura. Tal vez por arte de magia.

Y como soy escéptico de tales pronunciamientos –especialmente si vienen de los sectores retardatarios del país y del exterior- me pregunto y les pregunto: ¿Es posible tal democratización? ¿Qué comprendería esa democratización?

Respecto de la primera interrogante, recuerdo que alguien preguntaba: ¿Es posible que pretendamos que el tigre se haga vegetariano? O el argumento que exhibe el cantautor Facundo Cabral, en una de sus canciones. “Coman hierba. Millones de vacas no pueden equivocarse”.

Si nosotros recordamos la trayectoria que han seguido los grandes medios de comunicación, en nuestros países, descubriremos que han ido “de más a menos”; que habiendo sido, algunos de ellos, pluralistas, abiertos, éticos, democráticos; sin embargo, conforme ha avanzado la tecnología de comunicación, han ido constituyéndose en empresas periodísticas, ha ido imponiéndose la sociedad de consumo y la publicidad comercial, estos grandes medios han tomado posiciones fundamentalistas (al servicio, desde luego, del sistema imperante) posiciones antipopulares, posiciones no solo anticomunistas (que prevalecieron contra la ex Unión Soviética, contra Cuba, contra Allende) sino contrarios a todo cambio o transformación social.

Este fue y sigue siendo un proceso irreversible; un proceso que fue profundizándose a través de décadas; y que ha determinado que esas empresas comunicacionales sean absolutamente dependientes del sistema imperante. Frente al desmoronamiento de los llamados partidos tradicionales, los medios sipianos, además, han tenido que asumir la vanguardia y la retaguardia del neoliberalismo, el sistema que tantos “beneficios” les ha traído; que tanto poder les ha dado. Mas, el sistema les ha creado para si, total dependencia, al extremo que una tímida independencia les significaría su liquidación. Es decir, el sistema imperante, según Ignacio Ramonet, tiene en la gran prensa (impresos, radio, televisión) “un arma más peligrosa que una bomba atómica” pero, a su vez, muy dependiente del sistema que la alimenta, agregaríamos nosotros.

Cabe preguntarse, por lo tanto, si en un esquema semejante, “es posible una democratización de los medios empresariales” entendida esta como un mínimo esfuerzo porque tales medios se abran a informaciones y opiniones de amplios sectores económicos, políticos, sociales que tengan intereses y puntos de vista divergentes o que piensen lo contrario de sus propietarios y patrocinadores; o, peor, que planteen cambios o reformas estructurales o que les obliguen a pagar impuestos, como a cualquier ciudadano. Tengo la seguridad de que esta alternativa, si no es imposible, por lo menos es de muchas dificultades. Por ello, vemos que los medios sipianos, sin decirlo, se han alineado en posiciones fundamentalistas; y si aceptan algunos cambios “es para que no cambie nada”

En el Ecuador, por ejemplo, solo hay que revisar todos los días, lo que publica El Comercio, de Quito, para advertir que todo el esquema mediático responde a una matriz, que viene de la SIP-Miami o del Grupo de Diarios de América (GDA) o de sectores ultristas de Venezuela o de consignas de las oligarquías locales o de estrategias que han nacido de conciliábulos que se dan desde los círculos “intelectuales y empresariales” que se reúnen periódicamente en cualquier capital latinoamericana y que están inspiradas por personajes tan “independientes” como el franquista José María Aznar, el otrora escritor decente Mario Vargas Llosa y su hijo, o el “coca cola” de Vicente Fox entre otros. Podemos asegurar que en cada uno de nuestros países hay más de uno de este tipo de personajes.

¿Cómo actúan estos “mass media” en contra del enemigo? La estrategia es variada y depende de contra quién o contra qué. Algún analista del “discurso mediático” ha logrado especificar algunos puntos o prácticas: El blanqueamiento del “enemigo”: nunca hace nada bueno; todas son segundas intenciones. La minimización del “enemigo” y su equipo. Si no pueden evitar alguna noticia positiva, pues hay que relegarla a espacios o tiempos secundarios y siempre hay que deslizar en el texto alguna duda, alguna contradicción. La maximación de errores y desaciertos. La mentira, la tergiversación, el rumor no confirmado, la especulación, la manipulación y un largo etc.

¿Puede pensarse siquiera que tales prácticas y tales elementos pueden democratizarse? Y lo anecdótico resulta que sus periodistas estrella y sus analistas sesudos nos hablan de que hablan a nombre de la “democracia y la libertad”

Si es imposible tal democratización la respuesta a la segunda interrogante (cómo podría darse tal proceso) es también muy poco probable. En el caso ecuatoriano estamos viendo cómo los medios han desatado una campaña sin cuartel contra la ley; y si tienen que aceptarla, pues esta ley “debe ser” lo más “blanda” posible, inofensiva. Por lo tanto, tampoco la “mediocracia” puede protagonizar ninguna democratización.

¿Qué hacer, entonces? Una respuesta posible debe darse fuera de la gran empresa comunicacional. No puede ser de un día para otro. Tampoco es cuestión de soplar y hacer botellas.

Gentes que han estudiado este panorama y nosotros mismos, por experiencia profesional, podemos decir que una posibilidad cierta está en los medios públicos y en la comunicación comunitaria.

La experiencia de una comunicación pública al servicio de los grandes temas del país, en el Ecuador, es reciente y bastante pobre. El único canal público tiene apenas 2 años de vigencia, opera en UHF y su programación es muy similar a la de los canales comerciales. Algo se diferencia en los informativos. Pero, hasta enero/2010, no había sido capaz de trasladar su señal a uno de los dos canales de señal abierta que quedaron en manos de la AGD ya que eran de propiedad de los banqueros Isaias y, por lo tanto del quebrado Filanbanco, uno de los mayores escándalos financieros de los años 99.

En cuanto a radiodifusión, no llega a un año de haber vuelto al aire la vieja radio nacional del Estado. Está bastante bien, como señal audiovisual, pero le falta mucho en programación diversa para que sea una red competitiva de la telaraña comercial que reina en todo el país, en AM y actualmente en FM. Con mencionar que una radio local (ARUTAM) que opera en un sector del oriente ecuatoriano, donde hay extensas comunidades indígenas, se pretende que sea considerada como “radio comunitaria” cuando en un levantamiento de hace unos cuatro meses, contra el Gobierno, protagonizó una conmoción social con un profesor bilingüe muerto. Por ello esa radio, tiene sentencia de primera instancia de ser clausurada; pero, como hay una apelación, el veredicto no ha sido aplicado. Y a lo mejor no podrá aplicarse por cuanto el sector indígena que domina la COPNAIE (la Confederación de Nacionalidades Indígenas) amenaza con nuevos levantamientos y paros si se llega a la clausura de la radio.

El Colegio de Periodistas de Pichincha ha propuesto dos alternativas: que uno de los canales incautados a la banca quebrada se convierta en un canal ciudadano y de la cultura y sea adquirido mediante depósitos populares de no más de 10 dólares por persona; y que el Estado desarrolle un programa sostenido de “enseñar a los que van a enseñar” como un primer paso para ir a ala comunicación comunitaria. Ninguna de las dos propuestas ha sido acogida por quienes manejan la comunicación estatal, suponemos porque está en manos de “publicistas” que piensan que pagando enormes sumas a los medios comerciales y solo a través de este mecanismo comunicacional, pueden neutralizar la guerra mediática que han desatado los medios comerciales.

Y esa actitud está a la vista de todos. El propio Presidente Rafael Correa, todos los sábados, tiene que desmentir, aclarar, denunciar la actitud de medios privados, de sus periodistas y “analistas” en contra de su gobierno y del proyecto de “revolución ciudadana” Pero, en cerca de tres años de este gobierno, los medios comerciales y privados han logrado meterle a buena parte de los perceptores que “es un peligro para la libertad de expresión” (de ellos) ya que ni siquiera le reconocen que está en su derecho a responder semanalmente lo mucho que le dicen a través de sus espacios.



Bolivia: Confirman la nacionalización del sistema ferroviario en 2010

Lunes 11 de enero de 2010

ABI

El gobierno del presidente Evo Morales confirmó el domingo la nacionalización, en 2010, de los ferrocarriles, 14 años después de transferidos a privados, afirmó el ministro de Obras Públicas, Wálter Delgadillo.

"En el sector del transporte terrestre está en paquete de recuperación de los ferrocarriles que se va a ejecutar este año. Vamos a recuperar los ferrocarriles. Para ello se creará la Empresa Boliviana de Ferrocarriles", afirmó en declaraciones a la estatal Radio Patria Nueva.

De acuerdo con Delgadillo, un equipo técnico del Viceministerio de Transporte trabaja el traspaso "de una manera seria" de los ferrocarriles a manos estatales para que funcionen dentro del sistema de carga este a occidente (especialmente hierro) y de traslado de pasajeros.

El gobierno del ex presidente ultraliberal Gonzalo Sánchez de Lozada, vendió las dos redes de ferrocarriles bolivianas por 14 millones de dólares al grupo chileno Cruz Blanca.

La red andina occidental está prácticamente varada, todo lo contrario que la red oriental.

El grupo chileno traspasó la red andina a la estadounidense Genesee Wyoming y la segunda a su entonces socio minoritario Antofagasta Railway.

Ahora, el plan del gobierno de Morales busca unir oriente-occidente y, además, poner en orden toda la ruta occidental abandinada.

"De manera que ésta va a ser una inversión muy fuerte porque estamos hablando de una recuperación de la vieja ruta pero también, de un nuevo corredor ferroviario de Este-Oeste para el traslado esencialmente de hierro. No se tiene el cálculo de cuánto va a costar el traspaso pero sólo la interconexión costará 2 mil millones de dólares con financiamiento estatal y crédito externo", expresó.

¿Es cierto que la Revolución Bolivariana tiene sus días contados?

Lunes 11 de enero de 2010



Marcelo Colussi (especial para ARGENPRESS.info)


En un diario tradicionalmente de derecha como “Ámbito Financiero”, de Buenos Aires, acaba de aparecer una entrevista (1) -al politólogo alemán-mexicano Heinz Dieterich, realizada por la periodista Carolina Barros- donde se vaticina la posible caída de la Revolución Bolivariana en Venezuela. Entre otras cosas, según argumenta el entrevistado, “si el partido de Hugo Chávez (PSUV) [Partido Socialista Unido de Venezuela] pierde las elecciones legislativas de 2010, el proceso bolivariano llega a su fin”.

La alegría del medio que publica la nota no se oculta, así como no la esconden tampoco los numerosos medios de derecha que rápidamente la reprodujeron en internet. La idea que, evidentemente, les resultó simpática a todos ellos, y que sin dudas querrán explotar al máximo, es lo que dice la entrevistadora en la introducción a modo de síntesis de las posteriores declaraciones: “Varias voces en Venezuela empiezan a advertir sobre las grietas de la revolución chavista. Que, de tan profundas, se están haciendo sistémicas”. La expectativa en juego -nada disfrazada, visceral, de corazón- es que pronto termine esta experiencia “anómala” del chavismo, esta “afrenta” a la democracia para volver a la “normalidad”, de la que es un ejemplar modelo la maniobra de Micheletti/Casa Blanca en Honduras.

Sin dudas la Revolución Bolivariana no está en su mejor momento, y por supuesto que hay numerosos indicios preocupantes. De hecho, recientemente un alto funcionario como es Roy Chaderton, embajador de Venezuela ante la OEA y personaje para nada ligado a la corrupción de la que tanto se habla en el país, manifestó su honda inquietud con relación a que podrían llegar a perderse las elecciones del 2010 (legislativas), y si eso sucediera, casi con seguridad podrían perderse también las presidenciales del 2012, “si no revisamos, rectificamos y reimpulsamos radicalmente” la marcha del proceso ya ahora, con toda la urgencia y energía del caso, según manifestó. De no darse esa reorientación, dijo Chaderton, “entonces perderíamos la patria y el socialismo: solo nos quedaría la muerte”.

En realidad no sólo el diplomático ha hecho estos llamados a la rectificación; por el contrario, dentro de Venezuela son numerosas las voces que, con un acompañamiento crítico de la revolución, hace tiempo vienen denunciando los límites del proceso y su necesaria profundización para comenzar a construir una verdadera propuesta socialista, única manera de asegurar la vigencia de una alternativa popular, su fortalecimiento y, por tanto, el camino hacia su real imposibilidad de reversión.

Según declaraba Dieterich en la entrevista con este medio conservador, “para ganar, el presidente tiene que resolver los problemas de seguridad, ineficiencia, crisis económica -caída del PBI del 4,5% en el tercer trimestre, inflación del 35%, un mercado negro y dólar incontrolable- y la pérdida de credibilidad del discurso oficial, entre otros. Resolver estos problemas presupone la refundación del actual modelo de gobierno. Sólo el estrato conductor del PSUV puede imponer tal refundación. (…) Hay que rediseñar un nuevo modelo de gobierno, eficientizar su ejecución y convencer a la población de su viabilidad, y eso requiere tiempo”.

Todo esto “descalabro” en el escenario venezolano no es nuevo. La crítica constructiva al proceso bolivariano hace mucho que está abierta por parte de distintos sectores desde dentro mismo de la revolución. Lo que ahora expresa el politólogo alemán, influyente personaje ante Hugo Chávez, autor intelectual de las propuestas de socialismo del siglo XXI -pero socialista sui generis que para algunas posiciones de izquierda abre dudas en cuanto a su posición revolucionaria, es necesario aclarar-, lo que produce esta “simpatía” en el discurso de derecha que se hace eco de esas declaraciones, es absolutamente real: la Revolución Bolivariana, en vez de consolidarse, está más cerca de hacer agua.

Los puntos débiles son muchos, tal como los apunta el referido analista político: es cierto que la economía muestra signos de estancamiento, que la inflación carcome, que la inseguridad preocupa a la población; e igualmente cierto es que la corrupción está instalada y que la nueva clase de burocracia de Estado enriquecida a la sombra de la revolución -la “boliburguesía”- es un cáncer que desacredita al proceso bolivariano en su conjunto. De todo esto la derecha hace fiesta -la venezolana o la de cualquier país (“Ámbito Financiero” es argentino, muy lejos del Caribe, pero su agenda está muy cerca de cualquier contrarrevolución, en tanto derecha)-. El asunto de la corrupción es una “caballito de batalla” funcional a cualquier propuesta conservadora con la que se puede atacar a cualquier gobierno, siendo ello siempre políticamente correcto.

Ahora bien: todo esto de lo que la derecha puede regodearse, es verídico, no son “desestabilizadoras maniobras de la CIA”, más allá de que también las haya (incluso: guerras por venir en su sangrienta agenda). Por eso esa alegría, al conocer esta crítica de boca de un socialista como Dieterich, socialista discutible quizá, pero sin dudas emparentado al proceso de Venezuela. Por eso esa alegría, porque el ocaso del proceso bolivariano podría no estar realmente tan lejos. De todos modos, desde posiciones de izquierda revolucionaria, nada de esto sorprende sino que, por el contrario, son esas grietas las que hacen que desde mucho tiempo se venga tratando de incidir para cambiar ese curso que, por supuesto, puede ser tan peligroso para la revolución como los ataques frontales de la derecha -o quizá más-.

Si bien son tremendamente destructivos, los ataques contrarrevolucionarios que sufre cualquier revolución socialista -la historia lo demuestra en innumerables casos- pueden tener el efecto de ayudar a cohesionar el proceso, a obligarlo a cerrar filas y consolidarlo más aún. No siempre es así (en Nicaragua se logró revertirla por ejemplo), pero es bastante común que se cumpla ese escenario. En Venezuela también se da el caso de una contrarrevolución que actúa ininterrumpidamente, usando las más variadas opciones para tumbar el proceso en curso (sin haber llegado a la opción militar de momento, pero quizá no tan imposible en la coyuntura actual). Y sin ningún lugar a dudas, como también ha pasado en otros procesos revolucionarios, ese continuo ataque dificulta mucho la construcción del nuevo proyecto de sociedad. Pero no hay que perder de vista algo muy importante: las causas del retraso, o la posible reversión incluso, en la edificación de ese nuevo modelo social están en buena medida en cómo se está llevando a cabo el proyecto transformador.

La derecha se alegra porque pareciera que el proceso involuciona. Es casi natural que eso suceda: ¿cómo no habría de alegrarse, si para eso es derecha? Por eso, sin dudas, le da voz a una crítica contra la revolución en un medio como “Ámbito Financiero”, lo que puede abonar el clima antichavista anunciando su posible próxima caída. Aunque difícilmente el mismo medio neoliberal le daría la voz a críticas que apuntaran a una profundización de la revolución. Según Dieterich, la corrección de estos problemas pasa por “la refundación del actual modelo de gobierno”. Una propuesta más radical vería en todo caso como salvación del proceso la necesidad de la refundación de un nuevo modelo de sociedad, no sólo un nuevo gobierno “rediseñado” y más “eficiente”. La única manera en que el proceso revolucionario puede salvarse, es profundizándose, estableciendo nuevas relaciones de poder, caminando más hacia la izquierda. No tanto “convenciendo” a la población -eso suena más a estrategia mercadológica- sino confiriéndole poder. Una revolución socialista se puede enderezar con más socialismo; si no, si se “salva” y no cae, no se va más allá de eso en definitiva: un salvamento, una sobrevivencia, pero de socialismo, quizá muy poco. O nada.

¿Y qué pasa con la revolución en lo interno de Venezuela? ¿Dónde está el proceso de revisión, rectificación y reimpulso que se había propuesto el gobierno luego de la derrota de la reforma constitucional en diciembre del 2007? En ese proceso de autocrítica que siempre queda pendiente -en un sentido más aún que los ataques de la derecha- estriba la verdadera “grieta” que puede hacer naufragar el proceso. Se ha dicho insistentemente que Chávez está al tanto de lo que pasa con estos cuadros que retrasan los cambios desde dentro pero poco puede hacer al respecto, con lo que la figura del comandante queda libre de crítica. ¿No será hora de profundizar la crítica a todo el proceso en su conjunto? Crítica no para anunciar la próxima caída sino crítica eminentemente constructiva, para hacer crecer el proceso, para potenciarlo.

La Revolución Bolivariana no nació como revolución socialista; comenzó con unas elecciones presidenciales en el marco de la legitimidad capitalista ganadas por amplia mayoría por un candidato popular, pero sin la movilización revolucionaria que signó otros procesos socialistas en el siglo XX. Aquí no hubo toma del palacio de Invierno del Zar, ni Larga Marcha, ni “barbudos” que bajaron de la Sierra con un pueblo en armas que acompañaba como sujeto del cambio. Aquí llegó el caudillo Chávez con un discurso nacionalista, y su carisma hizo que rápidamente pasara a ser personaje fundamental en la vida política del país. De esa cuenta, y desde un primer momento, la sociedad venezolana quedó dividida en chavistas (60%) y antichavistas (40%), porcentaje que se viene manteniendo desde ya más de una década. Para decirlo sintéticamente: esta es, ante todo, una revolución “chavista”.

Ahí estriba una de las grandes debilidades del proceso: todo se concentra en la figura del líder. ¿Qué pasaría con esta revolución si ahora desapareciera Hugo Chávez? ¿Se mantendría, quedaría muy poco, o quizá no quedaría nada? ¿Por qué esa imperiosa necesidad de mantener la posibilidad de su candidatura presidencial para las próximas elecciones del 2012? ¿No hay allí una debilidad estructural de todo el proceso?

De faltar Chávez, no sería improbable que se repitiera la misma situación del peronismo en Argentina: el “justicialismo” ha dado para todo, para opciones de izquierda y para la más reaccionaria derecha, para presidentes ultraliberales y para propuestas neonazis. La pretensión de un cambio en los marcos de la legalidad del capitalismo y basándose en la figura de una sola persona es un límite peligroso (¿límite absoluto quizá?) para un proceso que se pretende transformador de la realidad social. Es difícil, cuando no imposible, lograr que los cambios en juego puedan asegurarse y profundizarse cuando dependen sólo de la habilidad política de un conductor. En más de una década de desarrollo la Revolución Bolivariana no ha tenido un partido revolucionario que la conduzca. Lo que existió fue, en un primer momento, una maquinaria electoral desideologizada, llena de oportunistas políticos, ecléctica, pero funcional siempre al liderazgo de Hugo Chávez. Y con el actual PSUV, vemos una formación que no llega a ser el partido de masas con visión francamente revolucionaria que la ocasión impone.

Si la permanencia de un proceso genuino de cambios depende sólo de personas concretas con características de algún modo mesiánicas, o depende de juegos políticos en la arena legislativa (que se da absolutamente en el marco del libre mercado sin cuestionar la esencia misma de la estructura capitalista), eso no garantiza la construcción de una verdadera opción de transformación para las grandes masas. Si la política sigue siendo aún el reino de los profesionales de la política -de saco y corbata o de tacón con lujosas joyas-, aunque su práctica se “eficientice”, eso no construye socialismo.

Por supuesto que la Revolución Bolivariana corre serio riesgo. Cada valija irregular cargada de dólares que se descubre en un aeropuerto o cada maniobra no muy santa que termina en un escándalo bancario dan pasto a la crítica de la derecha, por supuesto. Y eso no se soluciona con una lavada de cara a través del alejamiento de un ministro. Todo eso contribuye a la posible caída de la revolución; pero también contribuye una economía mixta donde las grandes empresas se siguen beneficiando de la explotación del trabajo de venezolanos y venezolanas. ¿Cuál de estas cosas es lo que más aleja del socialismo?

La revolución corre peligro, por supuesto. Lo dijo Chaderton y lo han dicho también numerosos dirigentes de base, sindicalistas, líderes comunitarios, revolucionarios de trayectoria. Al respecto son aleccionadoras palabras de Rosa Luxemburgo de 1918 cuando analizaba la Revolución Rusa: “No se puede mantener el “justo medio” en ninguna revolución. La ley de su naturaleza exige una decisión rápida: o la locomotora avanza a todo vapor hasta la cima de la montaña de la historia, o cae arrastrada por su propio peso nuevamente al punto de partida. Y arrollará en su caída a aquellos que quieren, con sus débiles fuerzas, mantenerla a mitad de camino, arrojándolos al abismo”. Dicho en otros términos: o se avanza de verdad hacia el socialismo o, si no, las mismas lacras de una sociedad que no deja de ser capitalista y para la que ningún político, por más “eficiente” que sea, podrá arreglar jamás -crisis económica, inseguridad ciudadana, jerarquías sociales, corrupción y nepotismo, privilegios irritantes- terminarán conduciendo la locomotora hacia el abismo. La historia del peronismo en Argentina es por demás de aleccionadora al respecto.

Nota:

Fuente foto: KAOS EN LA RED

LLAUTA Y HUANCASANCOS EXPULSAN A MINERO OBRADOVICH

AQUIJE INFORMA,Lunes 11 de enero de 2,009
HUAMANGA-AYACUCHO-PERÚ.
MINISTERIO DE ENERGÍA Y MINAS SE REINVINDICA Y DISPONE PARALIZAR LAS ACTIVIDADES DE EXTRACCIÓN DE HIERRO DE MINA " EL FIERRAZO"

En declaraciones a este blog, la congresista Juana Huancahuari confirmó la suspensión de la minera El Fierrazo, perteneciente a Ammeco, que operaba en Huancasancos- Ayacucho ante la mala práctica de la inversión privada que busca obtener ganancias a costa de contaminar el medio ambiente, sin adoptar medidas de seguridad y no respetar los derechos de las comunidades.

El 7 de diciembre pasado, la Dirección Regional de Energía y Minas de Ayacucho remitió el oficio Nº1075-2009 a Roberto Obradovich Rivera, director gerente de Ammeco, mediante el cual le notifican la decisión de suspender las actividades de operación minera hasta que se superen los problemas presentados, entre ellos, el conflicto con los comuneros de Huancasancos.

“Es necesario que los gobiernos locales elaboren un Plan de Acondicionamiento Territorial, que asigne una Zonificación Económica y Ecológica a su territorio que permita ordenar y zonificar el desarrollo de los pueblos y evitar estos conflictos socioambientales”, resaltó la parlamentaria.

“Esto no es ser antimineros, es sencillamente buscar el desarrollo con responsabilidad social y ambiental, no es posible que no cumpla siquiera su propia Declaración de Impacto Ambiental (DIA)”, dijo.

RECLAMO DE POBLACION ERA JUSTIFICADO.
En octubre de 2009, las poblaciones de Llauta y Huancasancos expresaron a la congresista Huancahuari su malestar por la presencia de volquetes de alto tonelaje que transportaban mineral hacia Ica, perjudicando la carretera y levantando nubes de polvo. Asimismo, los campesinos de Huancasancos denunciaban que la minera incumplía los acuerdos del convenio con la comunidad.

En consecuencia, los pobladores de Llauta decidieron bloquear la carretera, mientras Huancasancos acordó en asamblea suspender el convenio y paralizar la operación. Ante los reclamos, Energía y Minas realizó una inspección ocular la cual concluye que la mina estaría generando impactos negativos al ambiente, en las vías de acceso y que, además, no cumple los diferentes componentes señalados en la Declaración de Impacto Ambiental.

El Informe 023-DREMA concluye que la mina no posee comedor, almacén, taller, dormitorio, oficina administrativa, campamento, sistema de comunicación, almacén de combustible, tanque de agua, pozo séptico, señalización, etc.

Por el contrario, los inspectores verificaron el derrame de combustible, exposición a gases por el personal y propensión a incendio.

Estados Unidos duplicará arsenales militares en Israel

Lunes 11 de Enero de 2010

LOS TITULARES DE HOY


EL RESTO DE LA HORA DE DEMOCRACY NOW!

  • Poder Blanco USA: el auge de las milicias de la derecha en Estados Unidos

    White-power-2

    Desde la elección del presidente Obama se ha dado un aumento en el número de crímenes racistas, asesinatos políticos y amenazas de muerte en el país. Las milicias de derecha están en alza en varios estados, y las altas tasas de desempleo han intensificado la animosidad hacia las minorías raciales y los nuevos inmigrantes. Los cineastas independientes Rick Rowley y Jacquie Soohen entran al movimiento nacionalista blanco para presentarnos un informe en exclusiva.

    Escuche/Vea/Lea (en inglés)
  • Un año después del asalto israelí sobre Gaza, los sobrevivientes de la familia Samouni recuerdan la tragedia que acabó con 29 de ellos

    Samouni-democracynow

    Un año después del asalto israelí sobre Gaza, recordamos un ataque mortal que tuvo lugar en un barrio de Gaza. La familia Samouni, que vive en una zona agrícola en Zaytoun, ciudad de Gaza, perdió a veintinueve miembros en un ataque. Anjali Kamat y Jacquie Soohen visitaron en marzo a los miembros de la familia que han sobrevivido.

    Escuche/Vea/Lea (en inglés)