La violencia fascista contra el gobierno constitucional de Evo Morales en Bolivia coincide con los planes de golpe de estado y magnicidio en Venezuela.
Esa simultaneidad coincide, en el fondo, con el malestar de la administración Bush frente al creciente rechazo latinoamericano a la política imperialista, rechazo manifestado en una elección tras otra.
Nada agradaría más al presidente de Estados Unidos que la caída de algunos de los gobiernos progresistas de nuestra América. Le daría la oportunidad de anunciar, en vísperas de las elecciones de noviembre en su país, un “triunfo de la libertad” en América, ya que en Irak y Afganistán se ahonda su fracaso.No es la primera vez que el imperialismo norteamericano recurre a la violencia golpista en más de un país, de modo simultáneo y hasta idéntico.
El presidente de Ecuador Jaime Roldós, socialcristiano que iniciaba una acción progresista, murió el 24 de mayo de 1981 en avión del Ejército que estalló en pleno vuelo.
Dos meses después, caía el general Omar Torrijos, militar nacionalista que había introducido una reforma agraria y de la educación, y logrado que la ONU reconociera los derechos de Panamá sobre el Canal. Luego, mediante el Tratado Torrijos-Carter, había consagrado la soberanía panameña en esa vía. Fue asesinado el 31 de julio de 1981, en extraña explosión en avión en vuelo. Hace tres años, el embajador de Panamá, primo hermano del general, me recordó, en entrevista para Caretas, la frase de un panameño: “A Torrijos lo murieron”.
Un peruano me informó que mi entrevista fue reproducida en Panamá y reavivó allá la polémica sobre la extraña muerte del mandatario. En setiembre del 2000, según lo precisa el estadounidense Christopher Hitchens en su libro Juicio a Kissinger, la propia CIA se vio obligada, por disposición legislativa, a informar sobre su actividad en Chile tanto para armar el golpe de Pinochet como para sostener la dictadura sanguinaria, y actuar criminalmente en otros países de América. Ese texto recuerda cuándo se originó el Plan Cóndor. Dice el informe de la CIA citado por Hitchens:“Dentro del año que siguió al golpe (de Pinochet), la CIA y otras agencias del gobierno norteamericano tuvieron conocimiento de la cooperación bilateral entre servicios de inteligencia de la zona para rastrear las actividades y, al menos en unos cuantos casos, matar a adversarios políticos.
Este fue el antecedente del Plan Cóndor, un acuerdo de compartir información secreta concluido en 1975 entre Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay”.
En ese marco histórico se produjeron otros crímenes notables. Por ejemplo, el asesinato en Buenos Aires del general Juan José Torres, ex presidente nacionalista y popular de Bolivia. Pues bien: la CIA sigue existiendo y el imperialismo también.