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Carta de Evo Morales

Carta Escrita el día 28 de Noviembre del 2,008; por Evo Morales Presidente de Bolivia


SALVEMOS AL PLANETA DEL CAPITALISMO


Hermanas y hermanos:

Hoy, nuestra Madre Tierra está enferma. Desde el principio del Siglo XXI hemos vivido los años más calientes de los últimos mil años.

El calentamiento global está provocando cambios bruscos en el clima: el retroceso de los glaciares y la disminución de los casquetes polares; el aumento del nivel del mar y la inundación de territorios costeros en cuyas cercanías vive el 60% de la población mundial; el incremento de los procesos de desertificación y la disminución de fuentes de agua dulce; una mayor frecuencia de desastres naturales que sufren las comunidades del planeta [1]; la extinción de especies animales y vegetales; y la propagación de enfermedades en zonas que antes estaban libres de las mismas.

Una de las consecuencias más trágicas del cambio climático es que algunas naciones y territorios están condenadas a desaparecer por la elevación del nivel del mar.

Todo empezó con la revolución industrial de 1750 que dio inicio al sistema capitalista. En dos siglos y medio, los países llamados “desarrollados” han consumido gran parte de los combustibles fósiles creados en cinco millones de siglos.

La competencia y la sed de ganancia sin límites del sistema capitalista están destrozando el planeta. Para el capitalismo no somos seres humanos sino consumidores. Para el capitalismo no existe la madre tierra sino las materias primas. El capitalismo es la fuente de las asimetrías y desequilibrios en el mundo. Genera lujo, ostentación y derroche para unos pocos mientras millones mueren de hambre en el mundo. En manos del capitalismo todo se convierte en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la justicia, la ética, la muerte… la vida misma. Todo, absolutamente todo, se vende y se compra en el capitalismo. Y hasta el propio “cambio climático” se ha convertido en un negocio.

El “cambio climático” ha colocado a toda la humanidad frente a una gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida.

En el Protocolo de Kyoto de 1997, los países desarrollados y de economías en transición se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero por lo menos en un 5% por debajo de los niveles de 1990, con la implementación de diferentes instrumentos entre los cuales predominan los mecanismos de mercado.

Hasta el 2006 los gases de efecto invernadero, lejos de reducirse, se han incrementado en un 9.1% en relación a los niveles de 1990, evidenciándose también de esta manera el incumplimiento de los compromisos de los países desarrollados.

Los mecanismos de mercado aplicados en los países en desarrollo [2] no han logrado una disminución significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Así como el mercado es incapaz de regular el sistema financiero y productivo del mundo, el mercado tampoco es capaz de regular las emisiones de gases de efecto invernadero y sólo generará un gran negocio para los agentes financieros y las grandes corporaciones.

El planeta es mucho más importante que las bolsas de Wall Street y del mundo. Mientras Estados Unidos y la Unión Europea destinan 4.100 billones de dólares para salvar a los banqueros de una crisis financiera que ellos mismos provocaron, a los programas vinculados al cambio climático les destinan 313 veces menos, es decir, sólo 13 billones de dólares.

Los recursos para el cambio climático están mal distribuidos. Se destinan más recursos para reducir las emisiones (mitigación) y menos para contrarrestar los efectos del cambio climático que sufrimos todos los países (adaptación) [3]. La gran mayoría de los recursos fluyen a los países que más han contaminado y no a los países que más hemos preservado el medio ambiente. El 80% de los proyectos del Mecanismo de Desarrollo Limpio se han concentrado en sólo cuatro países emergentes.

La lógica capitalista promueve la paradoja de que los sectores que más contribuyeron a deteriorar el medio ambiente son los que más se benefician de los programas vinculados al cambio climático.

Asimismo, la transferencia de tecnología y financiamiento para un desarrollo limpio y sostenible de los países del sur se ha quedado en los discursos.

La próxima cumbre sobre el Cambio Climático en Copenhagen debe permitirnos dar un salto si queremos salvar a la madre tierra y a la humanidad. Para ello planteamos las siguientes propuestas para el proceso que va de Poznan a Copenhagen:

Atacar las causas estructurales del cambio climático

1) Discutir sobre las causas estructurales del cambio climático. Mientras no cambiemos el sistema capitalista por un sistema basado en la complementariedad, la solidaridad y la armonía entre los pueblos y la naturaleza, las medidas que adoptemos serán paliativos que tendrán un carácter limitado y precario. Para nosotros, lo que ha fracasado es el modelo del “vivir mejor”, del desarrollo ilimitado, de la industrialización sin fronteras, de la modernidad que desprecia la historia, de la acumulación creciente a costa del otro y de la naturaleza. Por eso propugnamos el Vivir Bien, en armonía con los otros seres humanos y con nuestra Madre Tierra.

2) Los países desarrollados necesitan controlar sus patrones consumistas —de lujo y derroche—, especialmente el consumo excesivo de combustibles fósiles. Los subsidios a los combustibles fósiles, que ascienden a 150-250 billones de dólares, [4] deben ser progresivamente eliminados. Es fundamental desarrollar energías alternativas como la energía solar, la geotérmica, la energía eólica y la hidroeléctrica en pequeña y mediana escala.

3) Los agrocombustibles no son una alternativa porque anteponen la producción de alimentos para el transporte frente a la producción de alimentos para los seres humanos. Los agrocumbustibles amplían la frontera agrícola destruyendo los bosques y la biodiversidad, generan monocultivos, promueven la concentración de la tierra, deterioran los suelos, agotan las fuentes de agua, contribuyen al alza del precio de los alimentos y, en muchos casos, consumen más energía de la que generan.

Compromisos sustanciales de reducción de emisiones que se cumplan

4) Cumplir estrictamente hasta el 2012 el compromiso [5] de los países desarrollados de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por lo menos en un 5% por debajo de los niveles de 1990. No es aceptable que los países que contaminaron históricamente el planeta hablen de reducciones mayores para el futuro incumpliendo sus compromisos presentes.

5) Establecer nuevos compromisos mínimos para los países desarrollados del 40% para el 2020 y del 90% para el 2050 de reducción de gases de efecto invernadero tomando como punto de partida las emisiones de 1990. Estos compromisos mínimos de reducción deben hacerse de manera interna en los países desarrollados y no a través de mecanismos flexibles de mercado que permiten la compra de Certificados de Reducción de Emisiones para seguir contaminando en su propio país. Asimismo, se deben establecer mecanismos de monitoreo, información y verificación transparentes, accesibles al público, para garantizar el cumplimiento de dichos compromisos.

6) Los países en desarrollo que no son responsables de la contaminación histórica deben preservar el espacio necesario para implementar un desarrollo alternativo y sostenible que no repita los errores del proceso de industrialización salvaje que nos ha llevado a la actual situación. Para asegurar este proceso, los países en desarrollo necesitan, como prerrequisito, el financiamiento y transferencia de tecnología.

Un Mecanismo Financiero Integral para atender la deuda ecológica

7) En reconocimiento a la deuda ecológica histórica que tienen con el planeta, los países desarrollados deben crear un Mecanismo Financiero Integral para apoyar a los países en desarrollo en la implementación de sus planes y programas de adaptación y mitigación del cambio climático; en la innovación, desarrollo y transferencia de tecnología; en la conservación y mejoramiento de sus sumideros y depósitos; en las acciones de respuesta a los graves desastres naturales provocados por el cambio climático; y en la ejecución de planes de desarrollo sostenibles y amigables con la naturaleza.

8) Este Mecanismo Financiero Integral, para ser efectivo, debe contar por lo menos con un aporte del 1% del PIB de los países desarrollados [6] y contar con otros ingresos provenientes de impuestos a los hidrocarburos, a las transacciones financieras, al transporte marítimo y aéreo, y a las utilidades de las empresas transnacionales.

9) El financiamiento que aporten los países desarrollados debe ser adicional a la Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA), a la ayuda bilateral y/o canalizada a través de organismos que no sean los de Naciones Unidas. Cualquier financiamiento fuera de la CMNUCC no podrá ser considerado como la aplicación de los compromisos de los países desarrollados bajo la Convención.

10) El financiamiento tiene que ir a los planes o programa nacionales de los Estados y no a proyectos que están bajo la lógica del mercado.

11) El financiamiento no debe concentrarse sólo en algunos países desarrollados sino que tiene que priorizar a los países que menos han contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero, aquellos que preservan la naturaleza y/o que más sufren los impactos del cambio climático.

12) El Mecanismo de Financiamiento Integral debe estar bajo la cobertura de las Naciones Unidas y no del Fondo Global del Medio Ambiente (GEF) y sus intermediarios como el Banco Mundial o los Bancos Regionales; su administración debe ser colectiva, transparente y no burocrática. Sus decisiones deben ser tomadas por todos los países miembros, en especial los países en desarrollo, y no sólo por los donantes o las burocracias administradoras.

Transferencia de tecnología a los países en desarrollo

13) Las innovaciones y tecnologías relacionadas con el cambio climático deben ser de dominio público y no estar bajo un régimen privado de monopolio de patentes que obstaculiza y encarece su transferencia a los países en desarrollo.

14) Los productos que son fruto del financiamiento público para innovación y desarrollo de tecnologías deben ser colocados bajo el dominio público y no bajo un régimen privado de patentes [7] de forma tal que sean de libre acceso para los países en desarrollo.

15) Incentivar y mejorar el sistema de licencias voluntarias y obligatorias para que todos los países puedan acceder a los productos ya patentados en forma rápida y libres de costo. Los países desarrollados no pueden tratar las patentes o derechos de propiedad intelectual como si fueran algo “sagrado” que tiene que ser mantenido a cualquier costo. El régimen de flexibilidad que existe para los derechos de propiedad intelectual, cuando se trata de graves problemas a la salud pública, debe ser adaptado y ampliado sustancialmente para curar a la Madre Tierra.

16) Recoger y promover las prácticas de armonía con la naturaleza de los pueblos indígenas que a lo largo de los siglos se han demostrado sostenibles.

Adaptación y mitigación con la participación de todo el pueblo

17) Impulsar acciones, programas y planes de mitigación y adaptación con la participación de las comunidades locales y pueblos indígenas en el marco del pleno respeto e implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. El mejor instrumento para enfrentar el reto del cambio climático no son los mecanismos de mercado, sino los seres humanos organizados, conscientes, movilizados y dotados de identidad.

18) La reducción de las emisiones de la deforestación y degradación de bosques REDD, debe estar basada en un mecanismo de compensación directa de países desarrollados a países en desarrollo, a través de una implementación soberana que asegure una participación amplia de comunidades locales y pueblos indígenas, y un mecanismo de monitoreo, reporte y verificación transparentes y públicos.

Una ONU del Medio Ambiente y el Cambio Climático

19) Necesitamos una Organización Mundial del Medio Ambiente y el Cambio Climático a la cual se subordinen las organizaciones comerciales y financieras multilaterales para que promueva un modelo distinto de desarrollo amigable con la naturaleza y que resuelva los graves problemas de la pobreza. Esta organización tiene que contar con mecanismos efectivos de seguimiento, verificación y sanción para hacer cumplir los presentes y futuros acuerdos.

20) Es fundamental transformar estructuralmente la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el sistema económico internacional en su conjunto, a fin de garantizar un comercio justo y complementario, un financiamiento sin condicionamientos para un desarrollo sostenible que no derroche los recursos naturales y los combustibles fósiles en los procesos de producción, comercio y transporte de productos.

En este proceso de negociaciones hacia Copenhagen es fundamental garantizar instancias activas de participación a nivel nacional, regional y mundial de todos nuestros pueblos, en particular de los sectores más afectados como los pueblos indígenas que siempre impulsaron la defensa de la Madre Tierra.

La humanidad es capaz de salvar al planeta si recupera los principios de la solidaridad, la complementariedad y la armonía con la naturaleza, en contraposición al imperio de la competencia, la ganancia y el consumismo de los recursos naturales.

Noviembre 28 del 2008


Evo Morales Ayma

Presidente de Bolivia

HILDEBRANDT le responde a La Razón


César Hildebrandt


El presidente de la Asociación Judía del Perú me llama antisemita. Lo hace en el periódico de los evasores de impuestos más impunes de la comunicación: la familia ­Agois.

Espero que los judíos del Perú no se sientan representados por la ordinariez de Herman Blanc. Espero que mis amigos y amigas de esa colonia no acepten a Blanc como portavoz. Se merecen otra cosa.

Todo empezó cuando el director de “La Razón”, el señor Uri Ben Schmuel, escribió el 3 de abril una columna en la que justificaba los crímenes del grupo Colina, santificaba los ­asesinatos selectivos (“no son violaciones a los derechos humanos”), minimizaba “los daños colaterales”, difamaba a las víctimas de La Cantuta y Barrios Altos acusándolas en bloque de senderistas –y bien sabía que una de esas víctimas ­era un niño de ocho años ba­leado en la cabeza–, reclamaba la suciedad de todas las guerras (“la guerra demanda lo que sea necesario para ganarla”) y, por último, en el extremo de la náusea editorial, solicitaba que Martin Rivas fuese condecorado (“Si fuéramos un país agradecido, Santiago Martin Rivas (y, para el caso, también Fujimori) tendría que ser condecorado…”)

Sucede que el señor Uri Ben Schmuel es judío. Sucede que escribe para un diario que es propiedad de una familia judía (los Wolfenson, de tan dilatada labor junto a la banda de Montesinos y Olaya, estos dos últimos notorios gentiles). Y sucede que su argumentación sobre “los asesinatos selectivos” y “los daños colaterales” resulta calcada de los últimos gobiernos de Israel, que han hecho de la matanza teledirigida y a domicilio una de las bellas artes, de igual modo que Thomas de Quincey halló en el asesinato un sombrío magisterio cuyo epicentro era Londres.

Escribí, entonces, un artículo que volvería a escribir letra por letra. Se llamó “Judíos nazis”, no mencionaba ni aludía al tal Herman Blanc, y era una respuesta a la connotación sanguinaria del pronunciamiento de Uri Ben Schmuel. Y como este señor llamaba a Martin Rivas “un soldado que sirvió a la Patria” y demandaba una condecoración para tamaño criminal, me permití sugerir que esa medalla podía llamarse la Orden de Ariel Sharon en el grado de Sabra y Chatila.

¡Y cómo ha ardido en odio Herr Blanc! Es que para gente como él, Sabra y Chatila son dos nombres malditos: corresponden a los de dos aldeas libanesas de refugiados donde, el 16 de septiembre de 1982, los falangistas cristianos maronitas, con la complicidad del general Ariel Sharon, organizaron una matanza multitudinaria de familias palestinas. No menos de mil palestinos desarmados fueron asesinados ante la inacción premeditada de las tropas del Tsahal que habían ocupado la parte oeste de Beirut.

Claro que en Israel no todos son como este aspirante a censor que escribe en “Correo”: tras la masacre, hubo manifestaciones pacifistas en Tel Aviv, la Comisión Kahan aceptó la responsabilidad moral del ejército israelí y recomendó el cese de Sharon como ministro de Defensa, y el gobierno de Menahem Begin empezó a tamba­learse hasta su caída definitiva al año siguiente (1983).

Para tener una idea de cuán ­irracional resulta que se me acuse de “antisemita” –viejo truco que ya no asusta a nadie– transcribiré el último párrafo de la columna que ha merecido la acidez grástica del señor Blanc:

“Y si el director de “La Razón” desprecia a quienes defienden la vigencia de los derechos humanos, esperamos que nunca necesite apelar a ellos para salvarse de una persecución genocida, como aquella de la que fue víctima su pueblo. Porque el señor director de “La Razón” es humano, aunque haga todo lo posible por disimularlo”. ¿Qué parte de este párrafo es el que no entendió, señor Blanc?

Y, claro, sostuve –y sostengo– que las opiniones del señor Uri Ben Schmuel podrían haber sido suscritas por Himmler, Göering y el mismísimo Hitler. ¿No decían también ellos que “la guerra todo lo justificaba”? ¿No hubiesen llamado ellos “derechohumanistas” –como llama burlonamente Uri Ben Schmuel a quienes se preocupan por la vigencia del Estado de Derecho– a quienes los acusaban de carniceros?

Es tan bruto este señor Blanc –una excepción dada la legendaria inteligencia de su pueblo– que afirma que Hamas “ejerce un cruel terrorismo de Estado...”y es tan mentiroso que me acusa de “minimizar la dimensión del Holocausto” cuando no hay en todo ese escrito una sola palabra que pueda citar para sustentar su dicho. Y las palabras que siguen a esa mentira no sé si atribuirlas a un reciente accidente cerebrovascular –en cuyo caso merecerá todas las indulgencias– o a una mala fe que linda con la felonía: ­“Otra muestra de sus prejuicios antisemitas es su minimización de la dimensión del Holocausto, al comparar a personas de religión judía que en su opinión cometieron arbitrariedades con los jerarcas nazis, que no sólo desarrollaron una criminal propaganda antisemita, sino que llevaron a la práctica el asesinato sistemático del pueblo judío por el único hecho de ser judíos”.

¿Alguien puede ayudarme a descifrar este galimatías, esta jerga oscura y vagamente lamentosa que pretende decir lo que sus frases no alcanzan a decir y lo que su puntuación convierte en mensaje idiotón de un cuaderno “Loro” doblado en los bordes?

Vamos, señor Blanc. Usted sabe que no soy antisemita. Y no puedo serlo porque la cultura no me es tan remota –como parece ser su caso– y porque he dedicado toda mi vida a luchar por los derechos democráticos y por los fueros de la libertad. Y el odio que usted finge creer que tengo no me haría libre. Me convertiría en lo que es usted: un esclavo de su nacionalismo rabioso.

El problema del pueblo judío es que mucha gente pueda ­creer, equivocadamente, que el Estado de Israel –usurpador de ­derechos, terrorista de tanto combatir el terror– lo representa. Y no es así. El Estado de ­Israel no representa las grandezas del pueblo judío. El problema no son los judíos –a pesar de que detrás de ese escudo ­tantas veces milenario se escondan sujetos como Blanc–. El problema es Israel y la política que ha ­obligado a avalar a la Casa Blanca.

El problema es un Estado que tiene el arma atómica sin reconocerlo, mata e invade cuando quiere, no reconoce ninguna frontera pero exige la santidad de la suya, desacata cincuenta resoluciones de la ONU, convierte a Hamas en partido heroico matando a sus líderes y ­allegados, desautoriza a la dialogante Autoridad Palestina con su política de represalias en masa en Gaza y la edificación de enclaves cisjordanos que hasta la señora Rice ha condenado y, en suma, se porta como un Estado que no admite otros derechos que no procedan de la fuerza.

El judío Einstein no avalaría lo que hace hoy Israel. El judío Chomsky no aprueba lo que hace hoy Israel. El judío Barenboim se pelea en público con autoridades israelíes por la política de Israel hacia los palestinos. Miles de judíos pacifistas, tan anónimos como valientes, expresan su repudio a lo que Israel perpetra en contra del pueblo con el que debía convivir.

Sí, claro, hubo y hay terrorismo árabe. Y eso es tan condenable como cualquier terrorismo. ¿Pero por qué no admitir, de ­una vez, que no habría habido ni OLP, ni FPLP, ni Yihad, ni Hamas si no hubiese ocurrido “la migración forzosa” de cientos de miles de palestinos en 1948? ¿Por qué no decir que no habría Hizbolá si Israel no hubiese intentado destruir el sur del Líbano en más de una ocasión? ¿Hasta cuándo Israel va a imponer sus puntos de vista a un mundo que aspira a que dos Estados –ambos de origen semítico, para tortura del señor Blanc– coexistan?

Hamas acaba de decir, a través de un vocero importante ­–Khaled Meshal, jefe de su buró político– que estaría dispuesto a aceptar un Estado palestino con las fronteras de 1967. Eso implica reconocer la existencia y el derecho a la paz de Israel. Lo que plantea Hamas como condición puede discutirse: que Jerusalén Este sea su capital y que se permita el retorno de los refugiados que quieran retornar.

¿Cuál es la respuesta de Israel?

Ayer mismo, cuando el señor Blanc publicaba su limítrofe texto, Israel ha bombardeado el campo de refugiados de Al Bureij matando a dieciocho palestinos, todos civiles. “Entre los fallecidos hay mujeres y niños”, reseñaba el diario “El País”. En un ataque a la casa de un dirigente de Hamas, y ante la respuesta de milicianos palestinos, han muerto, de otro lado, tres soldados de Israel. La respuesta de la fuerza aérea israelí ha sido inmediata: tres ataques consecutivos, cuatro militantes de Hamas y uno de la Yihad muertos. Más odio recíproco que vengar. No hay mejor manera de sabotear cualquier posibilidad de paz que arrasando con Gaza y atizando la hoguera.

¿Soy antisemita por escribir esto?

Por supuesto que no.

¿Es antisemita Jimmy Carter, que ayer mismo ha vuelto a sostener que la paz pasa por incluir a Hamas en las conversaciones y que por decir eso ha recibido un portazo en la cara de los gobernantes de Israel y ha sido despojado de la custodia oficial que le debía brindar el Shin Bet?

Por supuesto que no.

Cuando los verdaderos sucesores de Ben Gurion tomen el poder en Israel, la paz será posible. Mientras tanto, los Blanc intentarán callarnos con la más vieja e ­inútil de las extorsiones.

No, señor Blanc: a pesar de judíos como usted, no puedo ser antisemita. Fíjese que ni siquiera Baruch Ivcher me volvió antisemita. Fíjese que ni cuando Nicanor González me dijo que cancelaba mi programa “Testimonio” por la entrevista que le hice en Beirut a Yasser Arafat –y por la presión de gente parecida a usted, por supuesto– me tentó el antisemitismo.

Usted, en cambio, al no referirse para nada al artículo del director de “La Razón”, al eludir trabajosamente la cuestión de fondo, al pasar por alto lo escrito por su tácito alumno ­Uri Ben Schmuel, al hacerse el loco, en suma, ha demostrado una de estas dos cosas (elija por favor): o un fujimorismo que pasa por el montesinismo y llega al martinrrivismo, o una trémula incapacidad para condenar a quienes ensuciaron mi país.

“César Hildebrandt es antisemita. Triste y vergonzoso”, escribe Blanc.

Blanc es un calumniador fracasado y un descrédito para los más de cinco mil años de cultura judía, digo yo. Que para la próxima le pase el texto a una persona inteligente en el idioma castellano, añado, con todo respeto. Shalom aleichem.

CRECE OPOSICIÓN CONTRA EMPRESA FUJIMORISTA AGROKASA

Domingo,18 de Octubre de 2,009
ICA PERÚ
Investigación del sociólogo David Bayer.
El pueblo de Mayuríes, en el distrito de Santiago, se encuentra ubicado a cuatro kilómetros de los cuatro pozos de la empresa Agrokasa, en su Fundo Santa Rita, que van a bombear agua al Fundo La Catalina, en la pampa de los Castillos en Pachacutec. Los acueductos recorrerán unos 20 kilómetros entre Santa Rita y La Catalina. La agroexportadora de propiedad del ex Ministro de agricultura en el Fujimorato, José Chlimper no tiene ningún Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para este proyecto,pero sí mucha influencia política.Agrokasa,afectará toda la zona al sur de Santa Rita,siendo el impacto la baja en el nivel freático en todos los pozos, y en muchos casos, secarán los pozos o hacerles descender a un nivel que les hace imposible sacar el agua para regar o tomar como agua potable. Recordemos que todo el acuífero de Ica está en estado de EMERGENCIA declarada por la misma Autoridad Nacional de Agua (ANA) con la Veda del 15 de Junio de 2009 (Resolución No. 0327-2009).
Es muy probable que la población de 200 familias en Mayuries y la población de Cantoral de 130 familias mas, van a quedar sin agua potable por ser impactadas por el proyecto de Agrokasa. El pozo de Mayuríes ha sido defendido por unos 45 años desde cuando fue fundado por la Asociación el 20 de mayo de 1964, con la ayuda de la CRYDI (Corporación para la Reconstrucción y Desarrollo de Ica). Reparte agua para las familias de Mayuríes y Cantoral.


Pobladores m
uestran el único pozo que abastece a Los Mayuries


Desde el 29 de setiembre una carta ha sido dirigida a la ANA pidiendo la anulación y la derogatoria de la Resolución 147 emitida por la ATDR-Ica el 29 de diciembre de 2008 que dio permiso a Agrokasa para implementar el proyecto de acueductos. El pueblo de Mayuries esta incluida en los 288 firmas entregadas a la la ANA. Además la resistencia al proyecto de Agrokasa ha extendido a la mayor parte de toda Ica con el pronunciamiento de los Regantes de la Junta de Río Seco el 30 de septiembre en el Correo; el acuerdo de los agricultores del sur, en la zona de Santiago, que tienen pozos y han mandado una carta a la ANA ; y recién la Directiva de la Junta de Usuarios del Río Ica (JUDRI) en representación de unos 7,000 regantes, también mando una carta a la ANA, pidiendo la anulación de 147.


Aguateros en su labor diaria en Santiago

Los únicos que respaldan el proyecto de Agrokasa son: el Ingeniero José Carlos Falconi, Presidente de la Junta de Regantes de La Achirana-Santiago de Chocorvos, y su Gerente, Ing. Winston Anyarin.Ni la Directiva de la JURLA o su asamblea conoce el proyecto y menos lo respaldan. Es decir tres actores (si incluimos Agrokasa) respaldan el proyecto que "no tiene ni pies o cabeza' porque NO TIENE UN ESTUDIO DEL IMPACTO AMBIENTAL . Es justo que se debe permitir la implementación de un proyecto cuando mas de 7,500 personas están en contra y unos 3 a favor y el proyecto puede terminar con el colapso del acuífero de Ica que esta siendo sobre-explotado en 252 Millones de Metros Cúbicos por año? La respuesta es clara: la ANA tiene que parar el proyecto de Agrokasa con la derogación de la resolución 147.