¡No a la autonomía golpista!
Por: Santiago Sologuren Paz
Tiempos difíciles nos toca vivir. En parte, era de esperarlo. Atacan los que fueron expulsados y desplazados del poder; atacan quienes décadas atrás, gracias al favor político, se convirtieron en grandes empresarios, agroindustriales y terratenientes. Ambos grupos representan dos pilares fundamentales de la oposición al gobierno actual, y aglutinan en derredor suyo a sectores empresariales y comerciales, a algunos comités cívicos y prefecturas, así como a sectores de la clase media que nunca tuvieron una visión profunda de lo que Bolivia es. Dichos grupos ven con repulsa a un gobierno cuyo proyecto político reivindica a las culturas nativas e intenta darles el lugar que corresponde en el país.Evo Morales Ayma llegó al gobierno con una mayoría sin precedentes en nuestra historia (54%). Es probable que esta cifra hubiese sido mayor debido al alto porcentaje de ciudadanos “depurados” por la Corte Nacional Electoral de entonces. El pueblo boliviano dio al nuevo Presidente la autoridad necesaria para dirigir al país por un rumbo diferente. El gobierno debe evitar nuevos etnocentrismos que impidan una Bolivia unida en la diversidad.La oposición estaba anonadada por el triunfo demoledor del binomio Morales-García Linera. Sin embargo, rápidamente reaccionó: magnificando cualquier error del gobierno y en lo posible trabando sus proyectos; fabricando eslogans que desacrediten al gobierno, aún falseando la verdad (tales como “Evo odia a Santa Cruz”); contribuyendo al aumento de la inflación; o induciendo al pueblo a pensar que cuando el gobierno apoya a los “indios” está discriminando contra los “mestizos” y los “blancos”.La espuria elección de los prefectos, concertada por Carlos Mesa, fue decisiva para fortalecer a la oposición contra el gobierno que se veía venir. Pero elegir a los prefectos por sufragio universal violó y sigue violando la Constitución Política del Estado. Entonces, el Movimiento Cívico Patria y Soberanía, con la voluntad de interceptar aquella flecha venenosa, interpuso ante el Tribunal Constitucional un recurso de inconstitucionalidad contra la elección de los prefectos, por medio de la valiente diputada Paredes. Pero el Tribunal Constitucional no juzgaba con la Constitución en la mano, sino por el contrario, obraba con mano política, y viabilizó la elección de prefectos, asegurando de este modo enormes turbulencias en el próximo gobierno.La oposición, gracias a sus medios de comunicación (TV, radio y prensa), articuló una sañuda lucha contra el gobierno. Su consigna fue “Bajar al Indio” y a su filosa espada llamó “Autonomía”. Desde el año 2004 la Autonomía Departamental fue concebida por sus ideólogos como el instrumento para descoyuntar al gobierno de Evo Morales. Antes, cuando en el gobierno de Sánchez de Lozada alguna aislada voz en Santa Cruz levantaba el nombre de “Autonomía”, bastaba que aquel Presidente frunza el ceño…, y no pasaba nada.Ciertamente, al menos en teoría, se le puede dar un contenido integrador a la Autonomía Departamental, pero el que le dieron en Santa Cruz avasalla entre otras normas a la Ley INRA y está hecho a la medida de los grandes terratenientes de ese Departamento, protegiendo así a quienes tienen decenas de miles de hectáreas de tierras (toda la ciudad de Santa Cruz tiene 6000 hectáreas). La oligarquía terrateniente de Santa Cruz quiere, con la Autonomía Departamental, decidir sobre el reagrupamiento, distribución y redistribución de tierras en su Departamento. ¿Podríamos confiar en que aquellos terratenientes administren la tierra equitativamente y con justicia social? ¿No sería como darle al ratón un queso para que lo cuide?Hay un elemento, ahora externo, que también respalda a las Autonomías Departamentales: ciertas empresas del sector de los hidrocarburos. Algunas de ellas, con sutileza, contribuyen a desarticular al gobierno. Quisieran una Autonomía que las cobije.Finalmente, hay un otro factor externo que debemos mencionar. Llama la atención que el gobierno del país más poderoso del mundo apoye las Autonomías Departamentales; y lo ha hecho desde el año 2004 por medio de su agencia de ayuda a Bolivia (USAID). Dicha agencia auspició la publicación de folletos a color, sumamente didácticos, en favor de dicha autonomía. El año 2004 G. W. Bush ya era presidente de los Estados Unidos. Cosas del destino.Existe un plan maestro para desestabilizar al gobierno de Evo Morales. Ya el año 2004 analistas extranjeros sabían que él sería un próximo presidente de Bolivia. Desde entonces se proyectó la Autonomía Departamental con las características desintegradoras que ahora se manifiestan en varios lugares del país. El Movimiento Cívico Patria y Soberanía siempre rechazó ese tipo de autonomía.Hacemos un llamado a la ciudadanía del país entero, en particular a la clase media, para que se informe, para que cuestione todo con un corazón sano y sin rencores. Afirmamos con vehemencia que una buena parte del discurso de la oposición no tiene vuelo espiritual y que en el tiempo pasará. No permitamos que el pueblo boliviano vierta ni una sola gota de sangre por defender a la autonomía desintegradora.