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Denuncia. El paro del 16 de agosto es contra la ciudad

Por: Gustavo Guerra-García

Los organizadores del paro del 16 de agosto, dada su escasa capacidad para persuadir a una mayoría de transportistas, han decidido atentar contra la ciudad de la forma más alevosa. En canal N el líder de la protesta ha señalado que quiere una protesta “hombre máquina” orientada a bloquear las vías y arterias principales de la ciudad. El señor Julio Raurau está convocando a los choferes a utilizar a sus familiares como escudos humanos en su intento de bloquear las vías. Como redactor de esta columna solo puedo decir que estoy asombrado de la actitud de los huelguistas y que es la primera vez que un grupo minoritario amenaza de esta forma a la ciudad.
 
Y es importante ir al fondo de lo que está en juego. Los dirigentes de CONET no quieren que los trabajadores estén en planilla y no quieren que los propietarios sean accionistas. Ellos quieren que los trabajadores sigan hasta la eternidad explotados con jornadas diarias de 16 horas. Quieren que siga el caos y quieren que sigan las actuales rutas superpuestas en donde todos los transportistas pierden 11 millones de soles diarios. Cuando el señor Raurau señala que requieren estabilidad jurídica para recién después poner a los trabajadores en planilla, él debería reconocer que su empresa tiene una autorización habilitada por el Gobierno Provincial del Callao con 10 años de concesión. Por tanto, él ya tiene la estabilidad jurídica para poner a los trabajadores en planilla. Por tanto, queda claro que su interés no es avanzar con la formalidad.
 
Este 16 de agosto, los que estemos convencidos que Lima necesita una reforma de transporte tenemos que defenderla. Necesitamos que desde la sociedad se organice la voz de los pasajeros y de los usuarios. En estas semanas se requiere que los líderes de opinión rechacen un paro que lo que busca es mantener la informalidad, los accidentes, la fragmentación, el caos y el maltrato a los usuarios. CONET está llamando a los choferes a irrespetar las normas y quiere que todos seamos condescendientes con los que transportan personas con la puerta abierta, sin SOAT, con pasajeros con medio cuerpo fuera, con acciones en las que ancianas son bajadas en movimiento, con cobradores que vociferan, con conductores ebrios, con choferes sin brevete profesional, etc. Felizmente existe una mayoría de transportistas que sí están de acuerdo con la reforma y que constituyen una variable fundamental para viabilizar la reforma. Necesitamos una gran alianza social para encaminar y defender esta reforma indispensable para Lima y el país. Sí se puede.