FECHA: 2009 - 10 - 20
Calentamiento global provoca graves impactos en la salud de las comunidades, que, sin embargo, son excluidas de los programas para enfrentar el cambio climático.
La salud de nuestros pueblos indígenas de la región andina, especialmente aquellos que habitan en los ecosistemas de montaña, se ve afectada a causa de los fenómenos naturales atribuidos al cambio climático, como los friajes, heladas, sequías y precipitaciones.
Se ha identificado que las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAS) son la principal causa de muerte en las zonas alto andinas, especialmente de niños y ancianos, así como las Enfermedades Diarreicas Agudas (EDAS) en las zonas más bajas.
Los EDAS tienen que ver con la cobertura de los servicios sanitarios para las poblaciones rurales en los países andinos. La cobertura del servicio de agua potable en Bolivia y Ecuador sólo alcanza el 37% y 39% respectivamente. Con respecto a la cobertura de saneamiento, el promedio regional para las zonas rurales es de 45%, destacando Colombia, Ecuador y Perú por una cobertura menor al promedio.
La helada es el estado del aire con temperaturas bajo cero y se presenta con mayor frecuencia en la sierra a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar, aunque también en zonas de menor altura, y el friaje es un fenómeno atmosférico producido por vientos helados de hasta 40 kilómetros por hora provenientes de la Antártida, que causan descensos bruscos de la temperatura.
En las zonas altoandinas, al igual que la helada, el friaje que a veces se presenta con nevadas también afecta la agricultura y ganadería, así como la salud de las personas, debido a que aumenta el riesgo de IRAS como bronquitis y neumonías, sobre todo en los ancianos y menores de cinco años. Asimismo, incrementa los casos de ojos irritados y daños en el rostro y cuello por el reflejo de luz solar en la nieve.
En el Perú, la temperatura máxima normal anual (promedio de 30 años) a nivel nacional es de 32 ºC en la costa norte y la selva central. Mientras que la temperatura superior a 28 ºC se registra a lo largo de toda la costa.
En el área andina predomina la temperatura máxima de 24 a 12 ºC. La temperatura mínima para la estación de invierno en la sierra oscila entre 12 y -12 ºC, concentrándose en regiones como Pasco, Junín, Huancavelica, Puno, Cusco, Arequipa, Moquegua y Tacna (sierra centro y sur), lo que causa la presencia de heladas cada vez más intensas y con una duración de casi todo el mes, las que se manifiestan entre los meses de abril y agosto, afectando la salud humana, la agricultura y la ganadería.
En este país la intensidad de las heladas y el friaje se han acentuado en la última década y han afectado las zonas donde se concentran nuestras comunidades indígenas entre el centro y sur andino. En el 2002 el área afectada por las bajas temperaturas comprendía 252 distritos, 57 provincias y 9 departamentos localizados principalmente en los departamentos de Puno, Cusco, Moquegua, Huancavelica, Arequipa, Apurímac, Tacna, Ayacucho y Junín. Sesenta personas fallecieron, 488,350 personas fueron afectadas, 1,074 personas damnificadas y se perdieron 27,320 hectáreas de cultivo, difundió Ecoportal.
Según el Ministerio de Salud, en el año 2004 las heladas ocasionaron a nivel nacional más de dos millones de casos de IRAS no neumónicas en niños menores de cinco años, y más de 31 mil casos de neumonías en este mismo grupo poblacional. En el mismo periodo se reportó la muerte de 410 menores de cinco años a causa de neumonía. En el 2007, las bajas temperaturas afectaron 10 departamentos del centro-sur andino desde abril hasta fines de septiembre.
En Ecuador, las intensas lluvias de enero a marzo de 2008 causaron inundaciones en provincias de la costa (Esmeraldas, Manabí, Guayas, El Oro y Los Ríos) y sierra (Cañar, Chimborazo, Cotopaxi, Bolívar, Azuay), afectando la población (500 mil afectados), la infraestructura (carreteras, puentes y sistema de abastecimiento de agua) y la agricultura (102 mil hectáreas dañadas). Con respecto a la salud, se reporta casos de dengue (clásico y hemorrágico) y hepatitis. Estas lluvias no tendrían relación con el fenómeno de El Niño.
En Bolivia, de enero a marzo de 2007 se registraron inundaciones a nivel nacional. Los departamentos afectados fueron Santa Cruz, Cochabamba, La Paz, Tarija, Potosí, Chuquisaca, Oruro, Beni y Pando.
Las inundaciones, deslaves y crecidas de ríos fueron causados por fuertes precipitaciones registradas desde inicios de año, acompañadas de friajes y granizadas, afectando principalmente las zonas del altiplano y valles. Hubo más de 100 mil familias afectadas, la mitad de ellas indígenas del altiplano, y más de 81 mil hectáreas de cultivos afectados en este periodo.
La situación en el 2006 fue similar, se afectó a 39 mil familias, la extensión de cultivos afectados llegó a 163 mil hectáreas y 2100 kilómetros de carreteras; las pérdidas fueron estimadas en 260 millones de dólares. Y hay una recurrente presencia de enfermedades como el dengue y la hepatitis.
En el Perú, la precipitación anual – periodo normal (setiembre – mayo) en el área andina varía entre 400 y 1400 mm. Las precipitaciones altas se registran en regiones como Junín, Huancavelica, Ayacucho, Cusco y Puno. En la amazonía la precipitación supera los 2800 mm. Durante el fenómeno El Niño 1997/1998 aumentaron las precipitaciones en la costa norte, donde la cantidad de lluvia acumulada fluctuó entre 2,000 y 4,000 mm, versus los 400 mm de lluvias de un período normal.
Entre enero y marzo de 2008, 23 de 25 regiones resultaron afectadas a consecuencia de intensas lluvias y fuertes vientos, que originaron huaycos, inundaciones por crecida de caudal de los ríos y deslizamientos de tierra, afectando y destruyendo viviendas de la población, entidades públicas, privadas, vías de comunicación, puentes, canales de irrigación y áreas de cultivo. La mitad de las regiones afectadas se ubica en el área andina. Por ejemplo, nuestras comunidades indígenas de las partes altas de Cusco (provincia de Espinar) y Apurímac (provincia de Chincheros) han sido afectadas por lluvias y granizadas.
En nuestros pueblos indígenas andinos, el tipo de vivienda y el material de que están construidas también son otro factor de vulnerabilidad. La mayoría de viviendas son de adobe, por lo cual las inundaciones y las lluvias intensas erosionan, humedecen sus bases y finalmente causan el derrumbe de las casas.