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Elecciones históricas en Chile

Por: Araceli Viceconte – Desde Santiago | 13.12.09

Más de ocho millones de chilenos votan hoy en unas elecciones que podrían marcar el inicio de un nuevo ciclo histórico y también el fin del proyecto que encarnó la Concertación, la alianza de partidos de centroizquierda que gobierna el país trasandino desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990. Un multimillonario, un ex presidente y un “enfant terrible” del socialismo pelean voto a voto mientras Michelle Bachelet se prepara para dejar el gobierno con una sonrisa en la cara y la popularidad por las nubes.

Imagen de Elecciones históricas en Chile
Aunque Sebastián Piñera es el favorito de las encuestas, no le alcanzaría para ganar en primera vuelta y disputaría un ballotage con Frei o Enríquez-Ominami - AP

Encabeza todas las encuestas el empresario multimillonario Sebastián Piñera, candidato de la derechista Coalición por el Cambio (RN y UDI). Le sigue el ex presidente Eduardo Frei por la oficialista Concertación; en tercer lugar aparecen el independiente Marco Enríquez Ominami (ex socialista) y en cuarto el candidato de la izquierda, Jorge Arrate.

“La Concertación de la q.e.p.d (descansamos)”, titula la revista de humor político The Clinic, cuyo columnista, Alfredo Jocelyn-Holt, sentencia que “cualquiera sea el resultado, la Concertación está por fin muerta”. “Esta es la elección más decisiva para el curso futuro del país desde el plebiscito de 1988”, asegura.

El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, consideró por su parte que la Concertación es “un proyecto histórico que se agotó”. “Como arreglo histórico de partidos con un proyecto de modernización desapareció”, explicó Peña al canal TVN. El analista destacó además que el eventual fracaso de la Concertación “será fruto de su propio éxito”, ya que perdió votantes a causa de las transformaciones de la sociedad que ella misma provocó, como el aumento del consumo y un nuevo estilo de vida.

Los malos augurios para esta coalición de partidos que tanto éxito tuvo en la administración del Chile post dictadura no tienen sólo que ver con los malos resultados en las encuestas de su candidato Eduardo Frei, sino también con las evidentes divisiones internas y el agotamiento después de veinte años de gestión.

En estas elecciones (las primeras sin Augusto Pinochet, quien falleció hace tres años), surgió además un fenómeno político inesperado encarnado por el joven ex socialista Marco Enríquez Ominami, a quien las encuestas otorgan cerca del 20% de las intenciones de voto con un electorado muy heterogéneo.

Si como indican los sondeos habrá segunda vuelta electoral en enero entre Frei y Piñera, los votantes de Marco Enríquez Ominami serán los más disputados y los únicos que permitirían una victoria del candidato de la Concertación.

Después de una campaña más marcada por los temas de izquierda, aunque fueran de última hora (protección social, derechos humanos, etc), Frei tendrá que moverse al centro para conquistar al electorado del “díscolo” conocido por sus iniciales: MEO.

Al mismo tiempo, Frei respondió ayer positivamente a la propuesta del izquierdista Arrate para unir las fuerzas progresistas en contra de Piñera en segunda vuelta.

“Como él ha sido insistente, a partir del domingo tenemos que tener otra mirada y por eso, quise acoger su planteamiento”, dijo Frei en una entrevista. “Si se revisan las propuestas de más democracia, cambio de constitución, avances importantes en el país, temas de derechos humanos, hay un conjunto de ideas en que nos sentimos bastante cercanos”, agregó.

Por otro lado, el gran desafío de Piñera será convocar al votante de centro o desencantado y, si ganara las elecciones, lograr cohesión en la Coalición por el Cambio para que los sectores liberales hegemonicen la derecha chilena.

“Los rostros que asoman detrás del hombro de Piñera son los mismos de la dictadura”, destacó Carlos Peña, el rector de la Universidad Diego Portales, en el programa Mano a Mano, del canal TVN. “Si Piñera gana será el primer presidente de derecha que llegue al poder por las urnas; tendrá que aprovechar esa oportunidad para modernizar a la derecha y sacrificar a los sectores conservadores”, explicó.

Piñera hizo una campaña en la que acalló a los más conservadores de su alianza electoral, al punto que la semana pasada el dirigente de la pinochetista UDI, Joaquín Lavín, amenazó con retirarse.

Después de la notoria ausencia de Lavín del acto de cierre de Piñera el jueves en el centro de Santiago, el viernes ambos políticos tomaron un café para aclarar las cosas. Acto seguido, ante toda la prensa, se anunció que Lavín será el vocero de la campaña de Piñera para la segunda vuelta. Hasta ahora, el candidato a presidente se negaba a incorporar al dirigente de la UDI tan directamente para que el posible triunfo fuera de él solo.

“Me he reunido con mi amigo Joaquín Lavín, un gran líder de la Coalición por el Cambio. Espero contar con la fuerza de Lavín no sólo en segunda vuelta sino también en el futuro gobierno, porque vamos a necesitar a los mejores y, sin duda, entre ellos está Joaquín Lavín”, dijo Piñera tras la reunión en un café del barrio de Las Condes.

Además de elegir a quien sucederá en los próximos cuatro años a la actual presidenta socialista Michelle Bachelet, los chilenos podrán renovar en estos comicios los 120 escaños de la Cámara de Diputados y la mitad del Senado. En este caso, las encuestas vaticinan que habrá un equilibrio de fuerzas similar al actual.

Chile vislumbra el cambio

La derecha es la favorita por primera vez desde el final de la dictadura

12.12.09


La derecha chilena acaricia por primera vez en más de medio siglo la victoria en las elecciones presidenciales del país. Pese a la elevada popularidad de Michelle Bachelet y las dos décadas de avances sociales liderados por la Concertación de socialistas y democristianos, el empresario multimillonario Sebastián Piñera está a un paso de desalojar del Palacio de La Moneda al conglomerado progresista. Su triunfo en la primera vuelta de los comicios que se celebra hoy supondría no sólo el estreno de la alternancia en el poder desde el final de la dictadura de Pinochet, sino que recompondría el mapa político de América Latina, dominado en los últimos años por gobernantes clara inspiración izquierdista.
Piñera, de la derechista Coalición por el Cambio, es el claro favorito en unos comicios para los que se han inscrito más de ocho millones de chilenos para elegir presidente, renovar completamente la Cámara baja de 120 asientos y la mitad del Senado, integrado por 38 legisladores. Los últimos sondeos adjudican al líder conservador una intención de voto del 44%. Si se cumple ese vaticinio y no logra la mayoría suficiente, Piñera deberá competir el 17 de enero con el segundo candidato más votado que sería, según se presume, Eduardo Frei, senador democristiano de la gobernante Concertación.
Frei, que ya fue presidente de Chile entre 1994 y 2000, tiene el respaldo del 31% de los votantes. Los pronósticos sugieren que incluso en la segunda vuelta Piñera se impondría. Pero la última palabra no está dicha porque la oferta progresista, en estos comicios, está muy dispersa entre distintos candidatos.
En 2005, cuando Piñera perdió ante Bachelet en primera y segunda vuelta, la derecha presentaba dos candidatos. Ahora los papeles se han invertido. Los conservadores tienen un aspirante único con un discurso renovado y los progresistas cuentan otras dos propuestas además de la que representa Frei. Y es que dos candidatos abandonaron este año la Concertación. Uno es el diputado independiente Marco Enríquez Ominami, que cosecha un 17% de adhesiones, y otro es Jorge Arrate, que representa a los comunistas y a la izquierda cristiana y recoge el 7% de los apoyos. Si gana Piñera será la primera vez que un líder derechista triunfa en las elecciones chilenas en más de medio siglo. La última vez fue en 1958 cuando Arturo Alessandri logró la victoria.
La conquista del Gobierno, en primera o segunda vuelta, representaría un cambio de tendencia en la región, dominada por gobiernos de izquierda o centroizquierda. Con excepción de Álvaro Uribe en Colombia, los países suramericanos son gobernados por presidentes progresistas. El desgaste sufrido por la coalición que gobierna Chile desde el final del régimen de Augusto Pinochet (1973-90) sumado a la falta de carisma de Frei -cuya presidencia no dejó muy satisfechos a los chilenos- opacaron los logros de la Concertación en estas dos décadas, sobre todo en materia económica y social.
Crimen presidencial
La Concertación no sólo puede presumir de la modernización del país en los últimos años. Los sucesivos gobiernos del conglomerado progresista plantaron cara al pasado y juzgaron a los militares que participaron en la represión durante la dictadura. Hace una semana, Santiago fue escenario de un multitudinario y tardío funeral al cantante comunista Víctor Jara, asesinado hace 40 años por los hombres de Pinochet. También se conoció esta misma semana el arresto de seis personas por el crimen del padre de Frei, el ex presidente Eduardo Frei Montalva, que gobernó el país antes del derrocado Salvador Allende.
Estos avances, que parecían impensables hace unos años, han sido metabolizados con cierta rapidez por la sociedad, que busca un cambio. Piñera, además, no representa a la derecha más recalcitrante, asociada tradicionalmente con el régimen militar. Al contrario, era la opción más moderada dentro de ese espacio ideológico y tras varios batacazos electorales cambió su discurso. Se distanció de la polarización entre demócratas y pinochetistas y, sobre todo, procuró ganarse el respaldo de las clases populares con un mensaje reformista. El líder de la Coalición por el Cambio promete igualdad de oportunidades, asistencia para los más pobres y un millón de nuevos empleos. Quiere ser «el presidente que dé voz a los sin voz» y hasta planea crear un ministerio de Desarrollo Social.

La derecha chilena, favorita para recuperar el poder con Piñera

- Lo más probable es que tenga que ir a una segunda vuelta

- Las encuestas dan al favorito Sebastián Piñera un 44% de los votos, seguido de Eduardo Frei, con un 31% de los votos

- Ya compara a Piñera con Berlusconi, el empresario gobernante, que posee una cadena de televisión y un club deportivo

MARCELA VALENTE.. COLPISA. SANTIAGO
Sábado, 12 de diciembre de 2009

Por primera vez en más de 50 años, la derecha está muy cerca de ganar las elecciones presidenciales en Chile y de desalojar así del Palacio de La Moneda a la Concertación de socialistas y democristianos, a pesar de sus logros en casi 20 años de gestión y a la elevada popularidad de su actual presidenta, Michelle Bachelet.

El empresario multimillonario Sebastián Piñera, de la derechista Coalición por el Cambio, es el favorito en estos comicios, en los que se inscribieron más de ocho millones de chilenos para elegir presidente, renovar de forma completa la Cámara Baja de 120 asientos y la mitad del Senado, integrado por 38 legisladores.

La segunda vuelta

Los últimos sondeos le adjudican una intención de voto de 44%, menos de la mitad más uno de los sufragios. La incógnita radica en si se cumple ese vaticinio, Piñera deberá competir el 17 de enero con el segundo más votado que sería, se presume, el senador democristiano Eduardo Frei, de la Concertación gobernante.

Frei, que ya fue presidente de Chile entre 1994 y 2000, tiene una aprobación de 31% en las más recientes encuestas. Los pronósticos sugieren que aun en un segundo turno, Piñera se impondría. Pero la última palabra no está dicha porque la oferta progresista, en esta oportunidad, está muy dispersa.

En 2005, cuando Piñera perdió ante Bachelet en primera y segunda vuelta, la derecha presentaba dos candidatos. Ahora los papeles se han invertido. La derecha tiene un candidato solo con discurso renovado y el progresismo tiene otras dos propuestas además de la que representa Frei. Y es porque dos postulantes abandonaron este año la Concertación. Uno es el diputado independiente Marco Enriquez Ominami, que cosecha un 17% de adhesiones, y otro es Jorge Arrate, que representa a los comunistas y a la izquierda cristiana y que recoge un 7% de respaldos.

Si gana Piñera será la primera vez que un postulante derechista triunfa en unas elecciones chilenas en más de medio siglo. La última vez fue en 1958 cuando triunfó Arturo Alessandri. La conquista del gobierno, en primera o segunda vuelta, representaría un cambio de tendencia en la región, dominada por gobiernos de izquierda o centroizquierda. Con excepción de Álvaro Uribe en Colombia, los países sudamericanos son gobernados por presidentes más o menos progresistas. El desgaste sufrido por la coalición que gobierna Chile desde el final del régimen de Augusto Pinochet (1973-90) sumado a la falta de carisma de Frei -cuya presidencia no dejó muy satisfechos a los chilenos- oscurecieron los logros de la Concertación en estas dos décadas, sobre todo en materia de progreso económico y social. Con la Concertación, Chile se animó a juzgar a los militares que participaron de la represión durante la dictadura.

Detenidos 400 manifestantes en Copenhague por vandalismo

La conferencia de Copenhague

Antes de los incidentes, una marcha pacífica recordó que "no hay un planeta B"


Marcha contra el cambio climático en Copenhague

La multitudinaria marcha contra el cambio climático colapsó las calles de la capital danesa.- REUTERS


CLEMENTE ÁLVAREZ - Copenhague - 13/12/2009


Todo lo que rodea esta Cumbre del Clima tiene grandes cifras. También la manifestación que recorrió ayer las calles de Copenhague para pedir a los negociadores que dejen de postergar las acciones contra el cambio climático. E incluso el número de detenidos, cerca de 400. "Hay mucha gente, en mi país no se ven cosas así", comentaba Muzi, una joven activista de Pekín, que sujetaba una pancarta en chino en mitad de un gentío que avanzaba entre consignas como "No hay un planeta B".

"Ya llegará algo así a España", decía el representante de Greenpeace

"¿Qué queremos?", tronaban los altavoces. "Acción climática", gritaban las decenas de miles de personas en la plaza del Parlamento de Dinamarca. "¿Cuándo lo queremos?". "Ahora", chillaba una muchedumbre que, según los organizadores, superó las 100.000 personas.

Cuando comienza la semana decisiva de esta conferencia, los grupos sociales desplegaron su arsenal de protesta y marcharon hasta el centro de conferencias, el Bella Center. Formaban una rara amalgama: desde organizaciones ecologistas o indígenas, a grupos anticapitalistas o militantes comunistas con banderas rojas.

A a pesar del alto número de detenidos, entre 350 y 400 jóvenes, que, según la policía danesa, "tiraron piedras y rompieron ventanas", la mayor parte de la marcha transcurrió en un ambiente festivo. Los disturbios se produjeron entre grupos rezagados, sin que la gran mayoría de los manifestantes llegasen a enterarse.

Eran pocos los policías que se veían entre los disfraces de osos polares, salvavidas, globos o tronadores tambores. Estaban concentrados en las puertas de un restaurante McDonald's y otro de Kentucky Fried Chicken.

"Nosotros somos campeones en hacer manifestaciones", contaba Dionisio Cabrera, un boliviano de La Paz con un cartel a la espalda en defensa de los derechos de los indígenas. "Esta está muy bien y espero que sirva de algo, pues las negociaciones no van bien", afirmaba. Juan López de Uralde, director de Greenpeace España, también se mostraba entusiasmado: "Ha sido increíble, hacía muchos años que no estaba en una manifestación así. No tardará el día que veamos algo así en España. Ya llegará, ya llegará".

La derecha chilena busca rehabilitarse

Elecciones en Chile

El centro-izquierda afronta la derrota en las urnas por primera vez en 20 años - El conservador Piñera encabeza los sondeos con un mensaje de cambio

MANUEL DÉLANO - Santiago - 13/12/2009


Cierre de campaña de Sebastián Piñera

Sebastián Piñera, en el cierre de campaña en Santiago.- REUTERS


La coalición de democristianos y socialistas que gobierna Chile desde 1990, la Concertación, enfrenta hoy por primera vez en su historia una elección presidencial a la que no llega como favorita y corre el riesgo de ser desalojada de La Moneda por la derecha, cerrando un ciclo de cuatro gobiernos consecutivos después de la dictadura de Pinochet, según los sondeos que sitúan en primer lugar y con apreciable ventaja al candidato opositor, el empresario Sebastián Piñera, aunque sin respaldo suficiente para evitar la segunda vuelta. Las encuestas indican que la contienda para competir con Piñera en enero se librará entre el candidato oficialista, el senador democristiano y ex presidente Eduardo Frei, y el diputado independiente Marco Enríquez-Ominami.

    Chile

    Chile

    A FONDO

    Capital: Santiago de Chile.
    Gobierno: República.
    Población:16,454,143 (est. 2008)


El respaldo de Bachelet no ha logrado impulsar la campaña de Frei

La derecha presenta a un candidato capaz de captar el voto del centro

Los comicios, en los que además se renuevan la totalidad de la Cámara baja y la mitad del Senado, han estado precedidos por una campaña de guante blanco, salvo incidentes menores entre activistas de candidatos al Parlamento, escasa en ideas y abundante en debates entre los cuatro candidatos presidenciales -el cuarto en liza es el ex ministro Jorge Arrate, por el pacto Juntos Podemos Más, que encabeza el Partido Comunista-, aunque sólo Enríquez-Ominami sacó ventaja y trepó en las encuestas hasta poner en riesgo a Frei.

Como en Chile el voto es obligatorio para los inscritos en el padrón electoral, y quien no ejerce el derecho puede ser multado, en las comisarías de policía dispusieron de atención especial en todo el país para recibir las excusas de quienes no acudirán a las urnas.

En las primeras elecciones presidenciales sin la presencia física del ex dictador Augusto Pinochet, fallecido en 2006, su ausencia ha sido, paradójicamente, un factor importante. Democristianos y socialistas, que dejaron de lado sus diferencias en los años ochenta para lograr el retorno a la democracia y durante la transición perdieron el miedo a una involución autoritaria, hoy carecen de este cemento unificador de sus filas.

El desgaste de 20 años consecutivos de gobierno, las escisiones hacia la derecha e izquierda que llevaron al Gobierno a perder la mayoría en ambas cámaras, casos de corrupción, el cansancio por la reiteración de rostros y la estrategia de la derecha de negar el pan y la sal a la presidenta, debilitaron a la coalición gobernante, que mostró signos de fatiga. Afloraron las pugnas intestinas latentes desde la década pasada, entre los más satisfechos con la obra modernizadora de la Concertación, llamados "autocomplacientes", y los que ponen el acento en los déficit, en especial en materia de igualdad, los "autoflagelantes".

Para las dos almas que conviven en la Concertación, e incluso dentro de cada partido, fue complejo llegar a acuerdos para la designación de candidatos a la presidencia. Predominó la idea de que era el turno de la democracia cristiana y que no convenía llevar dos candidatos. Finalmente, Frei ganó la primaria oficialista, pero en la papeleta de votación figurarán dos candidatos, Enríquez-Ominami y Arrate, que hace un año eran socialistas, del sector más crítico con la gestión de gobierno. Ambos debieron renunciar, el primero para presentarse como independiente, después de que su partido no le permitiera competir en las primarias, y el segundo para presentarse encabezando a los comunistas.

Esta división y el hecho de que no se haya traspasado la popularidad de la presidenta Michelle Bachelet a Frei, a pesar de todos sus esfuerzos, que incluyeron la visita de ministros y de su madre a la sede del candidato oficialista, explica que la campaña de Frei no haya levantado vuelo.

Desde septiembre de 2008, junto con el inicio de la crisis económica mundial, la adhesión a Bachelet comenzó a subir en forma meteórica hasta llegar a un récord cercano al 80%. El factor que impulsó este ascenso en los sondeos fue el aumento del gasto social que hizo sin desequilibrar las cuentas fiscales y el liderazgo que mostró para mitigar los efectos de la recesión.

El panorama es complejo para la Concertación, cuya meta en estos comicios es poco ambiciosa: pasar a segunda vuelta, para rearmar las fuerzas progresistas. Si bien las encuestas indican que Frei tiene ventaja sobre Enríquez-Ominami, dos presidentes de los partidos oficialistas han señalado que si este último llega a segunda vuelta, lo apoyarán para impedir el triunfo de la derecha.

La derecha, que a diferencia de la elección de 2005 se presenta unida con un candidato, eligió a aquel con las mejores condiciones para capturar votos del centro, Piñera, que compartió con la Concertación el rechazo a Pinochet. Con el aura de empresario exitoso, Piñera es capaz de reconocer los avances del centro-izquierda en 20 años, entre ellos la derrota de la pobreza, asegura que mantendrá el sistema de protección social creado por Bachelet, y ha centrado su campaña en pedir una oportunidad para el cambio.

Pero las encuestas muestran estancado a Piñera en torno al 40%, la votación histórica de la derecha, a pesar del despliegue publicitario superior a las otras tres candidaturas en conjunto. La coalición de la derecha ha sido derrotada en las dos ocasiones anteriores en que hubo segunda vuelta por su falta de capacidad para atraer nuevos votantes.

Los pronósticos para la elección parlamentaria coinciden en que se mantendrá la distribución de fuerzas. El padrón electoral ha envejecido y se mantiene casi sin cambios desde la dictadura. Cerca de un tercio de la población en edad de votar, la mayoría jóvenes, no está inscrita para ejercer este derecho.

La novedad podría ser el reingreso de los comunistas en el parlamento, poniendo fin a la exclusión de hecho que han sufrido desde el reinicio de la democracia. El pacto que encabezan se presenta unido con la Concertación en los distritos donde tienen mayores posibilidades de romper con el sistema electoral binominal.