LIMA -PERÚ
Lunes, 19 de Diciembre del 2,011
Por: Nino Torres García
Lunes, 19 de Diciembre del 2,011
Por: Nino Torres García
Una de las decisiones peor concebidas de la privatización (mejor dicho amañada), por parte de la COPRI-Petroperú, fue sin duda alguna, la efectuada con la Planta Petroperú -La joya perdida- en el Aeropuerto Lima-Callao, la cual fue transferida a Corpac para su privatización en forma conjunta con las instalaciones del Aeropuerto Jorge Chávez, siendo finalmente la agraciada con el regalo la firma Lima Airport Partners (LAP)*, actual concesionaria del primer aeropuerto del Perú.
Con la transferencia de los activos, equipos y personal de la Planta Petroperú en el Aeropuerto Lima-Callao, luego de más de 30 años de funcionamiento al comité de Privatización de Corpac, Petroperú perdió la planta de abastecimiento más rentable de toda su área de comercialización.
Esta planta realizaba ventas diarias de más de 7,500 barriles por día (315,000 galones) ó 2’737,500 barriles por año (114’975,000 galones), contando con equipos de alta tecnología (refuelers), sistema de tuberías subterráneas en todo el área de estacionamiento de aviones, personal entrenado permanentemente, costos de operación bajísimos (US$ 0.04 ctvs./gln) y, sobre todo el dominio total del mercado al ser un monopolio. Con todas esas ventajas para la empresa, se le transfirió a Corpac, para su privatización, según lo que indica Petroperú textualmente en una consulta hecha al portal de Transparencia que a continuación insertamos”.
Cuando se concesionó el Aeropuerto Lima-Callao, LAP se encuentra con una planta de abastecimiento entregada dentro del paquete de instalaciones del Aeropuerto, aprovechando esta circunstancia y sin meter ¡un sol de inversión!, hizo lo más simple, llamó a un concurso público para concesionar estas instalaciones, resultando como ganador la compañía Exxon Mobil Aviation, especialista en este tipo de servicios a nivel mundial.
Si analizamos con mayor detalle, veremos que tanto LAP como Exxon Mobil, se encontraron con instalaciones, equipos trabajando y lo más importante, el personal debidamente entrenado en este tipo de operaciones (muy especializado), los costos iniciales para Exxon Mobil se limitaron al alquiler de los equipos y el pago del personal.
Entregar un negocio en marcha con todas estas ventajas ha sido perjudicial para Petroperú, quien luego de tener el monopolio en la venta del combustible en el aeropuerto, ha pasado a tener solo un 10% de las ventas de Turbo A-1 en esta planta, con la desventaja de tener que pagar una tarifa establecida por Exxon Mobil de 0.1164 centavos de dólar por galón (incluido IGV).
Privatizar y dar en concesión este tipo de negocios sumamente rentables, es prácticamente regalar las empresas del Estado y lo que se ha buscado para justificar su transferencia, es resaltar que la privatización es lo más conveniente para el país, cuando no es así. Por ello es realmente vergonzoso para los trabajadores y ex trabajadores de Petroperú, verificar que todo el esfuerzo y el sacrificio de tantos años han sido entregados con tanto desparpajo al sector privado. Lo peor de todo es que se han coludido para mermar los ingresos del Estado peruano, bajo leyes o decretos leyes como el que citamos en este artículo.
Transferir o concesionar con decisiones incapaces y sobre todo direccionados a los diferentes grupos de poder, ha sido la tónica del gobierno de Fujimori, la cual ha sido avalada sucesivamente por los gobiernos siguientes de Valentín Paniagua, Alejandro Toledo y el último presidente Alan García Pérez, quienes simplemente no han revisado o no les ha dado la gana de hacerlo, que creo es lo más preciso para expresarlo, contratos de este tipo, que le han causado perjuicios económicos al Estado y lo seguirán haciendo mientras que esto no sean revisados y/o modificados.